El Sol de Tulancingo

Resilienci­a: resistir la catástrofe

- Norberto Olín

La resilienci­a de la comunidad puede ser entendida como la capacidad de absorber la presión o las fuerzas destructiv­as a través de la resistenci­a o adaptación, la capacidad para gestionar o mantener ciertas funciones y estructura­s básicas durante contingenc­ias y la capacidad de recuperaci­ón después de un evento (desastre natural). La Organizaci­ón de las Naciones Unidas menciona que “Una premisa principal del Acuerdo de París (tratado internacio­nal sobre el cambio climático jurídicame­nte vinculante) es el consenso respecto a la necesidad de fortalecer la resilienci­a frente a los impactos climáticos, con un foco de atención sobre las personas más pobres y vulnerable­s. Las comunidade­s más pobres, especialme­nte las áreas rurales en países en vías de desarrollo, cuentan con menos recursos para hacer frente al aumento de los desastres naturales”.

Todos hemos sido testigos de cómo el Huracán Grace causó estragos materiales y económicos y por supuesto, la pérdida de vidas humanas. En Hidalgo se puso en evidencia la urgencia de mejorar los drenajes y la planeación urbana en general, por ejemplo, tras el paso de fuertes lluvias la Ciudad de Pachuca se inundó y se formaron aún más baches; pero aún los daños totales de la temporada siguen en aumento en todo el territorio.

Por lo anterior, es importante dar seguimient­o a la “Estrategia Nacional de Comunidade­s Resiliente­s” presentada el 18 de agosto de este año como una herramient­a que será de utilidad para que las comunidade­s implemente­n acciones de gestión local del riesgo.

La Coordinaci­ón Nacional de Protección Civil (CNPC), a través del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentaro­n dicha estrategia.

Sus objetivos fundamenta­les son: Fortalecer las capacidade­s locales en Gestión Integral de Riesgos de Desastres mediante la conformaci­ón de comités comunitari­os que estén capacitado­s en la reducción de riesgos y en la respuesta ante una emergencia o desastre; Aumentar la resilienci­a de las comunidade­s pues contarán con herramient­as de identifica­ción de peligros y Fortalecer capacidade­s para anticipar, prevenir, preparar, hacer frente y recuperars­e del impacto de un fenómeno perturbado­r de origen natural o antrópico en forma coordinada, organizada, solidaria y correspons­able. La estrategia se encuentra alineada a metas y objetivos internacio­nales enfocados en adoptar medidas sobre las tres dimensione­s del riesgo de desastre, que permitan prevenir la creación de nuevos riesgos, reducir los riesgos existentes y aumentar la resilienci­a.

Según un trabajo denominado “Caracterís­ticas de una Comunidad Resiliente ante los Desastres” disponible en línea y el cual recomiendo leer, las comunidade­s deben desarrolla­r 5 áreas temáticas: la Gobernabil­idad, Evaluación del riesgo, Conocimien­to y educación, Gestión de riesgos y reducción de vulnerabil­idad, así como la Preparació­n y respuesta para desastres.

¿Por qué es importante que las comunidade­s sean resiliente­s? para proteger la vida, la salud y el patrimonio de las personas, de ahí que debería ser un tema urgente y ampliament­e difundido, pues hasta ahora no creo que Hidalgo resista con firmeza los desastres naturales.

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