El Sol de Tulancingo

Sorrentino confronta su tragedia personal

El realizador italiano presenta a concurso en La Mostra su película más íntima, Fue la mano de Dios

- MAGDALENA TSANIS/EFE

Si hace 20 años llegó a Venecia de la mano de Toni Servillo en el arranque de su carrera, esta ocasión espera "que sea un nuevo principio"

VENECIA. Despojado de su habitual estilo barroco, Paolo Sorrentino repartió emoción y ternura con Fue la mano de Dios, una película autobiográ­fica en la que confronta la tragedia que marcó su vida siendo adolescent­e, la muerte accidental de sus padres por una fuga de gas.

El título es un homenaje a Maradona, ídolo futbolísti­co del director y protagonis­ta involuntar­io del suceso, ya que los padres de Sorrentino (Nápoles, 1970) murieron durante una escapada de esquí a la que él prefirió no acudir para no perderse el partido del Nápoles en el que jugaba el astro argentino.

"Fue una época muy dolorosa", admitió en rueda de prensa el director. Sólo ahora, añadió, recién cumplidos los 50 años, encontró la madurez y la distancia adecuadas para poder contarlo de la mejor manera que sabe.

"Soy muy miedoso en la vida pero valiente en mis películas, supongo que es una forma de coraje diferente", señaló flanqueado por sus actores, Filippo Scotti, que encarna a su alter ego juvenil, su intérprete fetiche Toni Servillo, aquí convertido en su padre y Teresa Saponangel­o, que hace de madre.

Aunque estilístic­amente es su trabajo más sencillo, Fue la mano de Dios explica también la manera de entender el cine de Sorrentino y el origen de su vocación. "No me gusta la realidad, por eso quiero hacer cine", dice en el filme el protagonis­ta.

Entre las referencia­s que sí son verdad destaca la aparición de otro cineasta napolitano, Antonio Capuano de quien aprendió lo esencial del oficio: "La idea de que no hay película sin un conflicto que conduzca a la pacificaci­ón, de eso se trata el cine y eso me lo enseñó él".

Toni Servillo, protagonis­ta de algunas de las películas de Sorrentino, como La gran belleza, Il divo o Silvio y los otros, recordó la primera vez que acudieron juntos al festival, hace 20 años, para presentar su primer largometra­je, El hombre de más. "Ya entonces me dijo que esperaba encontrar algún día la distancia adecuada para hacer esta película y cuando me dijo que quería que yo hiciera de su padre fue realmente emocionant­e", subrayó.

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CLAUDIO ONORATI/EFE El realizador acudió acompañado de su actor fetiche, quien encarna a su padre

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