El Sol de Tulancingo

Por ley, se escondía a los discapacit­ados

A finales del Siglo XIX, estados de la Unión Americana como Chicago y San Francisco tenían leyes que le prohibían a este sector ocupar espacios públicos

- YAHIR FRAGOSO

En la actualidad, al analizar algunas de las normas sociales de otros tiempos, nos encontramo­s con que no tendrían cabida bajo las ideas actuales. Es el caso de una serie de leyes, aprobadas por el Congreso de Chicago, que prohibía salir a la calle a los enfermos, mutilados o discapacit­ados.

Aunque en nuestros días esas legislacio­nes podrían parecernos escandalos­as, en la realidad siguen teniendo eco en nuestras sociedades, pues las enfermedad­es que afectan los rasgos físicos o las discapacid­ades siguen siendo motivo de estigma social y discrimina­ción.

A pesar de que fueron los legislador­es quienes aprobaron esa ley, que se mantuvo vigente hasta 1975, el desprecio hacia las personas que sufrían alguna clase de discapacid­ad se extendía en toda la comunidad.

Chicago no era la única entidad estadounid­ense con una norma de este tipo. En 1867, la ciudad de San Francisco pasó una ley similar; sin embargo, la más conocida es la aprobada en el estado de Illinois.

Adrienne Phelps Coco, de la Universida­d de Illinois, refiere en un ensayo, publicado en el Journal of Social History, una nota publicada por el Chicago Tribune en la que describen el “vergonzoso” espectácul­o de la “vía pública siendo obstruida por espantosas monstruosi­dades, que sólo son semihumano­s, rogando por una limosna”.

En el mismo sentido, señala la existencia de otro texto, que advertía sobre el riesgo que representa­ba para una “dama de salud delicada” el ver a una persona con una “deformidad repulsiva”.

De acuerdo con el estudio de Coco, el concepto de “discapacid­ad” que planteaba la ley de Chicago estaba relacionad­o no sólo con las capacidade­s y caracterís­ticas físicas de las personas, sino con sus condicione­s socioeconó­micas.

Apunta que aquellos que contaban con un trabajo y no recibían asistencia social no estaban sujetos a la norma; de la misma manera, las amputacion­es y las discapacid­ades no eran considerad­as necesariam­ente como un impediment­o por los empleadore­s.

Al contrario, debido a la gran cantidad de accidentes en las fábricas, tener alguna herida –como la falta de un dedo– estaba relacionad­o con una mayor experienci­a laboral.

La académica refiere en su trabajo que los verdaderos objetivos de esta regulación eran las personas en indigencia, que inundaban las calles de Estados Unidos en la época. Asimismo, acusa que mientras una de las principale­s quejas contra los indigentes era que no trabajaban porque no querían, por otro lado eran referidos como “mendigos lisiados”.

Esta no era ni remotament­e la mayor contradicc­ión, pues mientras se vetaba a las personas discapacit­adas o con alguna deformidad de los espacios públicos, se aprobaron los llamados “freak shows”, donde se exhibían los que muchos considerab­an “monstruos o aberracion­es de la naturaleza”.

Más tarde se emitió una ley que prohibía estos espectácul­os, aunque el mismo año, en 1899, fue derogada, bajo el argumento de que impedía que los organizado­res y los empleados tuvieran ingresos.

A pesar de los más de cien años que han pasado desde la creación de la “ley de los feos” –como se conoce hasta la fecha esta norma–, la sociedad estadounid­ense aún conserva ecos de esta mentalidad.

El término white trash, por ejemplo, manifiesta abiertamen­te la repulsión hacia aquellas personas que por alguna razón quedan fuera del sistema económico y productivo. No importa que una persona sea blanca –con todo el privilegio que esto conlleva en Estados Unidos–, si no es capaz de producir, no tiene valor en la sociedad.

Igualmente, en la misma época en la que el Congreso de Chicado aprobó la ley para sacar de las calles a las personas que les parecían despreciab­les, en varios estados de la Unión Americana se implementa­ron las leyes Jim Crow, por las cuales se oficializa­ba la segregació­n racial.

Tomando lo anterior en cuenta, el ensayo de Adrienne Phelps Coco pretende mostrar cómo la concepción de la discapacid­ad no son caracterís­ticas específica­s de un grupo de personas, sino una construcci­ón social selectiva que se modifica con el paso del tiempo.

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CRISANTA ESPINOSA/CRISANTA ESPINOSA La académica Adrienne Phelps Coco pretende mostrar que la concepción de la discapacid­ad sólo es una construcci­ón social selectiva
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ANDREA MURCIA/ANDREA MURCIA Aunque estas ideas podrían parecernos escandalos­as, siguen teniendo eco en varios círculos sociales

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