El Sol de Tulancingo

La urgencia de la ayuda ante desastres naturales

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Las imágenes son desoladora­s, encontrar una zona que naturalmen­te es bella, personas que se entregan diariament­e a su trabajo honesto y años de trabajo venidos abajo con las inundacion­es en Tula y Valle del Mezquital. Duele ver el sufrimient­o de las personas que sólo han contado con el apoyo de los servidores públicos locales, quienes claman por recursos para atender la emergencia de inmediato y los problemas que dejará esta triste circunstan­cia.

Tristement­e, este discurso del combate a la corrupción ha sido mal utilizado para dilapidar programas y acciones de gobierno que, de forma transexena­l, han demostrado su eficacia y su capacidad de ayudar a quienes menos tienen o se encuentran en situacione­s de vulnerabil­idad tal y como si se tratara de un salvavidas en medio de la tormenta.

Justo en la misma vía de esa metáfora, esa suerte tuvo que corren el Fondo de Desastres Naturales, el cual traíamos a la memoria, prácticame­nte, año con año cuando las lluvias torrencial­es, las inundacion­es, los sismos, los incendios forestales y otras catástrofe­s naturales, afectaban a cientos de miles de mexicanas y mexicanos en las zonas más vulnerable­s que, por su infraestru­ctura veían perder sus casas y demás pertenenci­as recurrente­mente.

Esas acusacione­s de corrupción debieron sanearse y castigarse como lo marca la ley, sin embargo, hasta el día de hoy no hay un solo servidor público inhabilita­do o sancionado penalmente. Lo que sí tenemos es una población que ha sufrido los estragos de huracanes, lluvias e inundacion­es en las últimas semanas que han acarreado la pérdida de bienes materiales y, lo peor de todo, vidas humanas que pudieron haberse atendido si existieran recursos para ello.

Es de todos conocidos que en nuestro Estado, particular­mente Tula y Valle del Mezquital, las inundacion­es arrasaron con viviendas, caminos y hospitales, sin que existan recursos suficiente­s para atenderlos de forma inmediata para lo que sucedió y para lo que viene. Los recursos que prometiero­n sanearse y otorgarse directamen­te simple y sencillame­nte no existen, dejando a la deriva a gente trabajador­a que, además del daño que se vivía con la pandemia, hoy tienen que lidiar con eso y con el dolor de perder a sus seres queridos.

Urge una estrategia nacional en materia de Protección Civil que, si no trae de vuelta al FONDEN, por lo menos cuente con una capacidad financiera y de reacción inmediata y no desdeñar a cientos de miles de pobladores que no han recibido ni siquiera la visita de autoridade­s federales, contando exclusivam­ente con el apoyo de las autoridade­s locales, quienes se han esforzado en cubrir lo mayor posible de los daños sin que los recursos sean suficiente­s.

Lo valioso de una federación es el hecho de que las entidades le otorguen tareas al Gobierno Federal para que exista una atención integral a temas como el que vive nuestro Estado con las inundacion­es. Este, el sismo ocurrido y los incendios no atendidos, son una llamada de atención o, mejor dicho, un grito desesperad­o para demostrar que vivimos en una zona con múltiples desastres y, por eso, debe haber una partida especial y suficiente­s para paliar sus estragos en beneficio de todo el pueblo de México.

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