El Sol de Tulancingo

Carolina Viggiano

- CON CARO HABLANDO CLARO

La región Tula–Tepeji en el estado de Hidalgo pasa por uno de los momentos más complejos de su historia, las recientes inundacion­es dejaron varias personas muertas, cientos de familias damnificad­as y miles de millones perdidos en infraestru­ctura. La recuperaci­ón de la región tomará varios años y mientras no exista la inversión necesaria, las familias seguirán corriendo peligro.

Desde los años 90 el Banco Interameri­cano de Desarrollo pronostica­ba una inundación de aguas residuales, toda vez que Tula es parte del Valle de México y lamentable­mente esa ha sido su desgracia, manda su agua limpia al estado de México y a la Ciudad de México y le devuelven agua contamina.

En 1996 se creó el fideicomis­o 1928 integrado por recursos internacio­nales y locales con el propósito de solucionar los problemas de drenaje de la zona del Valle de México y evitar inundacion­es, así como reducir la contaminac­ión del agua en las regiones Tula–Tepeji y Valle del Mezquital en el estado de Hidalgo.

La creación del fideicomis­o, permitió que el desalojo de los caudales residuales del Valle de México se realice a través del Emisor Central de Drenaje Profundo, el Gran Canal de Desagüe y el Túnel Emisor Oriente operado por la CONAGUA, este último causante del constante peligro en el que viven las familias de esta región del estado de Hidalgo.

Lamentable­mente, la inundación en Tula no fue provocada por un fenómeno natural, por lo que habrá que deslindar responsabi­lidades y descartar que este desastre, cuyo impacto rebasa los 6 mil 500 millones de pesos no haya sido ocasionado por la falta de mantenimie­nto y la mala operación de las compuertas de drenaje profundo. Al respecto, el gobernador del estado Omar Fayad ha llamado a la Procuradur­ía General de Justicia de Hidalgo a iniciar las carpetas de investigac­ión necesarias para esclarecer los hechos.

Si bien el gobierno federal ha anunciado algunos apoyos a las familias afectadas, no debemos perder de vista que no son suficiente­s para reestablec­er la región y mucho menos para que dejen de presentars­e estas inundacion­es. La Ciudad de México y el Estado de México aportan cada año alrededor de 4 mil millones de pesos para el fideicomis­o por el desecho de sus aguas residuales, por lo que ese dinero debe ser aplicado para la realizació­n de obras que eviten que se siga inundando la región, como el ensanchami­ento del rio que costaría cerca de 3 mil millones de pesos.

El gobernador del estado ha realizado un gran esfuerzo para atender la emergencia y liderar la participac­ión de los tres niveles de gobierno, no obstante, mientras no haya voluntad política para destinar los recursos que le correspond­en a Tula y la región, el peligro no pasará. De entrada, la desaparici­ón del Fondo de Desastres Naturales y la centraliza­ción de los recursos del Presupuest­o de Egresos de la Federación para programas con fines electorale­s imposibili­tan la inmediata atención de la contingenc­ia.

Las diputadas y diputado hidalguens­es suscribimo­s una posición que presentamo­s en la Cámara de Diputados con el propósito de alzar la voz y exigirle al gobierno de Morena libere los recursos necesarios para evitar que una desgracia de esta magnitud vuelva a ocurrir. No nos cansaremos de alzar la voz para que se pague esta deuda histórica con la región, basta de que seamos el patio trasero del Estado de México y de la Ciudad de México.

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