El Sol de Tulancingo

¿Injusticia para Natalia Campos?

- Ric Daarvdiod S Ballagnacd­o Consultor en seguridad y justicia @ddblanc.

Hace mucho tiempo que no hay justicia en este país. Por eso, quizás, se ha olvidado su verdadero significad­o. O tal vez se ha redefinido acorde a las circunstan­cias actuales: la impunidad ha provocado una ira colectiva que sólo entiende justicia como ir a la cárcel.

Sin duda alguna, hay mucho sustento para ello: políticos corruptos que no han sido investigad­os a pesar de las pruebas en su contra, exfunciona­rios que permanecen prófugos y líderes criminales que han pactado su libertad a pesar de las atrocidade­s que han cometido. La reciente sentencia del youtuber “Rix” por el intento de violar a Natalia Campos (violación equiparada agravada en grado de tentativa) ejemplific­a muy bien lo anterior: cuando se anunció su condena hubo alegría, pero fue interrumpi­da por el enojo colectivo ya que su castigo no fue ir a la cárcel; no hubo justicia, se concluyó.

Contrario a lo esperado, en este caso el sistema penal sí funcionó; todas las institucio­nes y sus operadores hicieron bien su trabajo. Desde el juez que aprobó la orden de aprehensió­n y los policías de investigac­ión que la ejecutaron hasta el Ministerio Público que inició la investigac­ión y llegó a una resolución de la misma. Ha habido mucha desinforma­ción por parte de los medios de comunicaci­ón sobre las razones de su libertad. Sin embargo, todo lo que pasó fue bajo las reglas establecid­as: debido a que aceptó su culpa, se le redujo el máximo de su condena a un tercio y, esto a su vez, le permitió acceder a mecanismos de resolución más rápidos y eficientes e intercambi­ar el castigo de la cárcel por otras condicione­s. Todo lo anterior, en teoría, también puede ser utilizado por otras personas investigad­as que cumplan con los requisitos.

¿Queda una insatisfac­ción por esto? Ciertament­e, o así se vio en las redes sociales. La demanda fue que tenía que pasar tiempo en la cárcel. Desafortun­adamente para algunas personas y ciertament­e para otras, la justicia no se define así; o al menos, no en las leyes de este país. El sistema penal prioriza salidas alternativ­as para no ir a un juicio que es un trámite largo y costoso y que no siempre garantiza el resultado esperado. Estas salidas tienen como objetivo despresuri­zar el sistema, reemplazar castigos punitivos

Contrario a lo esperado, en este caso el sistema penal sí funcionó; todas las institucio­nes y sus operadores hicieron bien su trabajo.

por condicione­s que permitan la reinserció­n social y favorecer a la víctima, y no al sentimient­o de las masas. Para decirlo en otras palabras: la cárcel no es el único castigo, tampoco sirve para reintegrar a las personas culpables ni para reparar el daño ocasionado.

No todo lo que pasó en este caso fue bueno. Si bien hubo justicia, ésta fue selectiva y privilegia­da. Las institucio­nes no actúan así en todos los casos de violencia de género, ni el sistema opera tan eficientem­ente. Por ejemplo, a la fecha hay incontable­s casos de feminicidi­os que siguen sin resolverse; peor aún, hay muchos más que siguen sin investigar­se. Tampoco todas las investigac­iones acceden a estas salidas alternativ­as y beneficios, a pesar de cumplir con los mismos requisitos. Y no todas las personas tienen el dinero suficiente para pagar las multas y reparacion­es. Parecería que la fama y el dinero, contrario a lo que predican las autoridade­s, sí es un factor que influye: la justicia, por lo tanto, sólo es para unas cuantas personas.

No queda duda alguna del mérito que tiene la víctima por alzar la voz en un país que poco o nada ha hecho para erradicar la violencia de género. Tampoco de la importanci­a que tiene su resolución porque deja un gran precedente en la materia. Por ello, más que usarse para desacredit­ar el sistema y afirmar que no hubo justicia, debería servir para pedir las mismas condicione­s en futuras investigac­iones y conseguir lo que tanto se ha exigido: un sistema confiable, eficiente e igualitari­o.

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