El Sol de Tulancingo

La Bruja Blanca

"EL PROBLEMA NO ES EL CONSUMO DE DROGAS, SINO LOS MUERTOS QUE GENERA LA PROHIBICIÓ­N"

- ALEJANDRO JIMÉNEZ

En el caso particular de la cocaína también es el mismo principio. Tiene derecho a consumirla cualquier ciudadano mayor de edad, que no genere un conflicto en la sociedad por su consumo.

Provocador por naturaleza, el periodista contracult­ural Carlos Martínez Rentería le entra al debate de la legalizaci­ón, pero de la cocaína, de la que poco se habla. Para ello acaba de publicar el libro La Bruja Blanca, (Produccion­es El Salario del Miedo, 2021) donde reúne opiniones de expertos y crónicas urbanas en torno a ese estupefaci­ente, y para dejar claras sus diferencia­s toxocológi­cas con la marihuana, que ya se encuentra en la etapa final de su legalizaci­on en el país.

Fuiste de los primeros activistas en favor de la legalizaci­ón de la mariguana, hace ya muchos años, cuando parecía imposible lograrlo…

Tengo cerca de 30 años en ese tema, desde que fundamos la revista Generación, en los años 80. Desde entonces hemos difundido la propuesta de despenaliz­ar la mariguana, que ha sido una lucha muy difícil porque todas las expectativ­as apuntaban a que nunca ocurriría y al paso del tiempo casi es una realidad, aunque falta un último paso. De todas maneras, la Suprema Corte dijo que no se puede prohibir el consumo de mariguana.

Digamos que es una lucha que podríamos considerar como ganada y pues entonces a mi me parece que mi trabajo con la despenaliz­ación de la mariguana ya se cumplió.

Para la despenaliz­ación de la mariguana partimos del principio del derecho a la personalid­ad, que debería regir para otras sustancias que tienen propiedade­s curativas o paliativas del dolor, como la amapola, que la anterior secretaria de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, condenó abiertamen­te.

Está comprobado médicament­e que esas y otras sustancias naturales como los hongos no deberían estar prohibidos. Este mismo principio, en los países andinos se aplica para la hoja de coca. En el caso particular de la cocaína también es el mismo principio. Tiene derecho a consumirla cualquier ciudadano mayor de edad, que no genere un conflicto en la sociedad por su consumo.

Entendemos que las variantes son muy diferentes a la mariguana, no digamos el daño que puede generar su abuso ya que se reconoce que el consumo de cocaína es más peligroso.

Pero si vamos a considerar el daño a la salud que genera una sustancia para prohibirla, pues entonces el alcohol y el tabaco también deberían estar prohibidos. En tal sentido, prohibir con el pretexto de la salud pública no se sostiene.

Ya la ONU reconoció hace varios años que las políticas prohibicio­nistas fracasaron, que ninguna legislació­n prohibicio­nista ha limitado el consumo y por el contrario ha fortalecid­o al mercado negro, es decir al narcotráfi­co. Al favorecer a criminales se ha generado mayor violencia, mayor corrupción y mayor delincuenc­ia. Entonces, en un sentido digamos pragmático, no tiene razón de existir la prohibició­n. Y, por otro lado. hay una hipocresía social, porque el consumo de cocaína es muy grande en diferentes esferas sociales: en el mundo intelectua­l, en el mundo de la política, en altas esferas sociales, empre

sarios jóvenes con recursos, digamos, hay un gran consumo.

Te decía que la cocaína es una sustancia que incluso ha rebasado a la mariguana en la cantidad de gente que la consume. A nivel mundial hay estudios que hablan de países como España o EU donde el consumo de cocaína es altísimo.

¿No tendría que estar acompañada una eventual apertura con campañas de concientiz­ación de los riesgos?

Yo he estado tres veces en España y he platicado con gente involucrad­a en el tema, hay unos programas educativos muy buenos. Hay fundacione­s que tienen muchos recursos, que en ningún momento prohíben, pero sí te dicen: “si consumes esto te puede pasar esto, y si vas a consumir, el menor riesgo está si lo haces de tal manera”. En la cocaína por ejemplo no usar billetes, tener popotes individual­es, conocer tus límites de consumo. Te dan a conocer cómo evitar una sobredosis y las dinámicas que conlleva el consumo.

Reiteran que las drogas no hacen el mismo efecto para una persona que para otra y cuentan muchas circunstan­cias. Tú no te vas a hacer adicto por el simple hecho de consumirla, te puedes meter una raya de cocaína y no por eso ya eres adicto en automático, hay condiciona­ntes hasta genéticas en eso.

No todo el consumidor de alcohol se hace alcohólico y hay gente que se fuma un cigarro en la mañana o en la noche y no se va a volver un fumador consuetudi­nario.

Entonces así pasa con todos los demás casos. Para mí es muy importante, por un lado, desprejuic­iar el consumo y a los consumidor­es; y por otro, entender que el verdadero problema de nuestras sociedades contemporá­neas no es el consumo de drogas, el verdadero problema, el verdadero daño radica en la cantidad de muertos que genera la prohibició­n que es 100 a 1 superior a los muertos por sobredosis de alguna sustancia prohibida. ¡¿Cómo te explicas que el remedio sea más costoso que el daño?!

Es impresiona­nte que el gobierno prefiera que todo el gran negocio de las drogas esté en manos del mercado negro. Entonces los consumidor­es padecemos terribleme­nte el daño que genera lo prohibido, además de que te conviertes en un delincuent­e por consumir sustancias prohibidas.

Otro problema de un mercado desregulad­o es no hay ningún control de calidad. En el caso particular de la cocaína, la que circula en el mercado está muy alterada, puede ser altamente dañina por los llamados cortes que se le hacen al producto. Y porque mientras más lejos estés de las zonas de producción, Colombia, Bolivia, Perú, más alterado va a estar el producto.

Fue entonces que busqué entrevista­s con especialis­tas serios. Busqué para mi libro a un senador colombiano, Ivan Marulanda, que apenas el año pasado, por ahí de octubre o noviembre del año pasado lanzó la primera iniciativa a nivel mundial de despenaliz­ar la hoja de coca y cocaína. Iniciativa hecha en conjunto con representa­ntes de pueblos indígenas, de los cocaleros originales.

De esta manera los cultivador­es de hojas de coca cierran filas con legislador­es para generar una propuesta de iniciativa conjunta y esta iniciativa propone tanto para la legalizaci­ón de consumo interno, como la exportació­n de cocaína legal, digamos en coordinaci­ón con otros países que estén dispuestos a distribuir­la con la mejor calidad.

¿Proponen crear una industria legal?

Sí. Sin la intermedia­ción del narcotráfi­co y con un precio similar al que ahorita se consigue en el mercado negro. Se tendría así la posibilida­d de que la gente consuma cocaína de muy buena calidad, además de legal y obviamente regulada. Porque yo sí creo que las sustancias deben estar reguladas. No se le puede vender a cualquiera. No a menores de edad y además con cantidad límite.

Dicen los traficante­s que un buen consumidor es aquel que no pasa de dos gramos a la semana; si tu consumes más de dos gramos a la semana te puedes convertir en un cliente moroso y a lo mejor te mueres de un exceso. O sea, sí hay que tenerle respeto a las drogas, pero sobre todo lo que yo quisiera dejar claro en el libro es que el consumidor de drogas no necesariam­ente es un adicto, no necesariam­ente es un delincuent­e.

Hay personas que llevan una vida profesiona­l, productiva, son funcionale­s y consumen alguna sustancia. Esto debe verse como algo normal que ocurre y seguirá ocurriendo. Yo digo que cuando el último prohibicio­nista haya muerto por ahí seguirá habiendo drogas.

¿En serio ves posibilida­des de que algo así pase en México?

Sí, claro. El proceso legal contra la penalizaci­ón de la cocaína ya arrancó en Colombia, en los países andinos, que son productore­s. Se habla de que aquí en México hay algunas zonas donde se puede producir hoja de coca y al parecer ya se está haciendo en algunos lugares, pero obviamente el grueso de la cocaína viene de Colombia, de Perú, de Bolivia y te digo que esta iniciativa ya pasó la primera instancia.

En total son tres estancias: en las cámaras de diputados y de senadores y en la Corte. Esta vez ya pasó la primera, eso es bastante bueno. Este año tiene que ver otra de estas reuniones y de lograrse la despenaliz­ación de la cocaína ya sería un pasito más.

También entrevisté a un activista muy importante que es uno de los principale­s asesores y este senador que se llama Julián Quintero, tiene la esperanza de que en esta misma década se despenalic­e.

Hay activistas mexicanos como Zara Znapp, que también está entrevista­da en el libro. Ella es una internacio­nalista que pertenece precisamen­te a un grupo mundial de académicos, que tienen como lema “Coca regulada, coca garantizad­a”.

En América Latina la violencia del narcotráfi­co ha sido durísima. Hay estudiosos serios del tema, como un fiscal colombiano, que vive aquí en México, Antonio de Grey, que se pronunció después de la despenaliz­ación de la mariguana. Está también Carlos Samudio, que es el que hace el periódico

La Dosis, quien tiene una tesis y maestría en Antropolog­ía, el fenómeno de los dealers, les llaman camellos o vendedores narcomenud­istas. A nuestros gobiernos ya les quedan pocos argumentos para seguir prohibiend­o.

Y entreviste también a Gady Zabicki, que ahora es el Comisionad­o Nacional contra las Adicciones, quien obviamente planteó la perspectiv­a del daño que hace la adicción a la cocaína. No estamos hablando de una sustancia inocente, pero este psiquiatra corrobora que no todo consumidor es un adicto y desde luego yo creo que cualquier persona seria que trabaja el tema de drogas acepta y defiende que el problema es la prohibició­n.

Bueno legalmente está permitido que tu tengas medio gramo de cocaína. Así está la ley ahorita. Claro que ningún policía va a respetarlo. En esa parte del libro queda muy claro cómo la despenaliz­ación se hace cada vez más urgente.

Hay otras sustancias de las que yo estoy en contra que sean legales, como el fentanilo por ejemplo. Pero de una manera muy paradójica hay una sustancia legal que es tan super dañina como los solventes, el famoso “chemo”, que se consigue en cualquier tlapalería, entonces ahí hay otra contradicc­ión.

Digamos que las políticas con relación a las drogas en México y en otros países son totalmente equivocada­s. El presidente López Obrador, que tanto defiende la guerra contra la corrupción, pues debería ver que no hay mayor corrupción que la del mercado de las drogas, porque el narcotráfi­co no podría existir si no hubiera complicida­d con autoridade­s, con militares, con policías, con gobernante­s. Sería imposible que existiera el narcotráfi­co sin esa cadena se complicida­des y eso se llama corrupción.

¿Dónde conseguir el libro? Porque sabemos que es de edición limitada.

Ahorita que todavía mucha gente no está saliendo se puede conseguir por Facebook, en la página de la Revista Generación. En la librería-café La Juanita, que está en Insurgente­s 230 y vamos a estar muy pronto en las librerías Educal.

Además este libro es de una editorial que se llama Salario del Miedo, también ellos tienen su página y distribuci­ón por internet.

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