(3) LEONA VICARIO, NO SÓLO POR AMOR
A diferencia de Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario sí fue reconocida en la historia oficial, sin embargo, tampoco se libró de la descalificación de su ideología y convicciones para participar en el movimiento independentista.
De acuerdo con Oliva Solís Hernández, investigadora y docente de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), aunque a Vicario sí se le reconoció prontamente, también afrontó críticas respecto de las razones o motivos por los cuales había apoyado el movimiento independentista, “a pesar de que era una mujer muy culta e ilustrada, se dijo que había participado porque tenía una relación amorosa con don Andrés Quintana Roo”.
Para la investigadora, es indispensable y posible recuperar la forma y participación de Leona Vicario en la guerra de Independencia, puesto que “la historia no se escribe de una vez y para siempre, sino que es un campo en disputa, permanentemente se está reescribiendo a la luz de nuevos documentos, de nuevas fuentes, teorías, interpretaciones y nuevas preguntas”.
Existe, afirma, vasta evidencia del pensamiento político de Leona Vicario, puesto que creció en un hogar que pertenecía a la clase acomodada de la Ciudad de México, y sus padres la educaron a pesar de que no era propio de la época el que las mujeres tuvieran acceso al conocimiento.
“La propia Leona Vicario defendió su causa, cuando le acusaron de que su participación estaba guiada por el amor, ella escribió una contestación que le dirigió a Lucas Alamán, uno de los grandes historiadores del Siglo XIX, (…) él fue protagonista y actor que cuestionó sus motivos y ella le contestó”.
En dicha carta, Vicario reclama que no sólo el amor mueve a las mujeres puesto que “ellas son capaces de todos los entusiasmos, y que los sentimientos de la gloria y la libertad no le son unos sentimientos extraños [...] Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas, y en este punto he obrado siempre con total independencia”.
Para la también docente de la UAQ, este texto es una prueba fehaciente de que no solamente tenía una ideología política, sino también motivaciones patrióticas, así como también “la parte más interesante es cuando le dice, este asunto tiene que ver con la educación y está poniendo en el centro de la discusión un tema que es fundamental: ¿por qué las mujeres no han podido sobresalir? No porque no tengan las mismas capacidades que los varones, sino porque no han tenido las mismas oportunidades”.
“La carta la escribió en 1831, eso que está diciendo ahí doña Leona es un pensamiento feminista (…) no es nada más su defensa, sino la de las mujeres”.
Solís Hernández afirma que uno de los retos pendientes para los ámbitos académicos y de divulgación de la historia no sólo es reescribir la historia, sino también difundirla a través de los canales que le corresponden al Estado.
“La gran mayoría de los libros de texto que circulan a nivel primaria, secundaria, a pesar de que en ellos participan algunas mujeres, no abonan a construir las nuevas versiones de la historia”.
La especialista reclama que las niñas y las mujeres continúan necesitando figuras de referencia que históricamente se han ignorado, “es necesario recuperar a las mujeres políticas, científicas que estamos haciendo cosas, a veces con mucho trabajo. Necesitamos modelos que nos impulsen a la acción”.