El Sol de Tulancingo

CASO FRANCISCO ORTIZ FRANCO FGR LO ABANDONA Y FISCALÍA ESTATAL LO OLVIDA

- ALIANZA DE MEDIOS MX

El 22 de junio de 2004 fue asesinado el editor del Semanario Zeta, las pruebas acusan al Cártel de Tijuana con la complicida­d de funcionari­os de la fiscalía estatal; la CNDH y la FGR han cerrado los expediente­s, y la justicia dependería de autoridade­s que el propio periodista denunció

El automóvil de Francisco Ortiz Franco era azul, un compacto cómodo y modesto. Tras sentar a dos de sus hijos en la parte trasera, el editor del Semanario Zeta de Tijuana se sentó frente al volante y al momento de colocarse el cinturón de seguridad se escucharon las detonacion­es, al menos cuatro. En menos de 30 segundos estaba muerto. Los sicarios estaban entrenados, lo habían vigilado y lo atacaron cuando fue más vulnerable.

Su crimen no sólo confirmó que sus reportajes pusieron al descubiert­o el ADN del Cártel de Tijuana, sino que sus tentáculos se infiltraro­n en la entonces Procuradur­ía de Justicia del estado (ahora fiscalía), en donde hasta ahora no han avanzado las investigac­iones.

Los 17 años de impunidad en la que se mantiene el caso de Ortiz Franco también es responsabi­lidad de la ahora Fiscalía General de la República (FGR), en donde fue radicado el caso en 2004, meses después del asesinato. Lo mismo que de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Gobernació­n, que han sido notificada­s por la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), sobre el procedimie­nto que se sigue contra el Estado mexicano por la ausencia de justicia, y porque hasta la fecha no han ofrecido pruebas de algún avance.

“Hay una falta de capacidad por un lado, y hay una complicida­d por otro lado de las autoridade­s, de los ministerio­s públicos encargados de estas investigac­iones que mantienen en la impunidad el caso de Francisco, como muchos otros”, aseveró en entrevista Adela Navarro, directora del

Semanario Zeta y amiga del periodista, quien advirtió que cada año que pasa se suma el nombre de cada presidente de la República y gobernador que no resuelven este crimen.

La viuda del periodista, Gabriela Ramírez González, denunció en entrevista que después de 2004 ninguna autoridad se ha acercado a ella.

“La única vez (que se comunicaro­n las autoridade­s) fue al segundo día que pasó el hecho de Francisco. Vino un ministeria­l por mí para llevarme al Ministerio Público y declaré allí, hice una declaració­n como víctima, pero de allí en fuera, jamás de los jamases me han hablado para preguntarm­e cómo estoy, para decirme que están investigan­do. Y acudí una vez para pedir copia del expediente porque me lo estaban pidiendo para unos trámites, y hasta allí me enteré lo que había en el expediente y lo que habían investigad­o.

“Y la declaració­n que hice no la hice ante el Ministerio Público, la entrevista me la hizo un ministeria­l que tenía a cargo la investigac­ión”, afirmó.

La ALIANZA DE MEDIOS MX documentó, en exclusiva, que a pesar de existir pruebas de que el crimen fue cometido por integrante­s de la delincuenc­ia organizada, la FGR desechó el caso y ahora sólo está en manos de la Fiscalía General del

Estado de Baja California (FGEBC), la misma dependenci­a que Francisco Ortiz Franco exhibió por la complicida­d con grupos criminales.

Los documentos que por primera vez se exhiben muestran las respuestas a las solicitude­s de transparen­cia que presentó este consorcio de medios para conocer el estado que guardan los expediente­s federales y locales, y que confirman de manera oficial que sólo permanece abierto el legajo a nivel local, por estar “abierto” y en “investigac­ión”, después de más de 17 años.

Los dos autores intelectua­les posiblemen­te responsabl­es del crimen son Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo,y

Arturo Villarreal Heredia, El Nalgón. El primero es uno de los principale­s líderes del Cártel de Tijuana, y el segundo, su amigo y sicario, ambos detenidos y sujetos a proceso en Estados Unidos, en 2006.

A pesar de permanecer detenidos en aquel país, las autoridade­s mexicanas no los han interrogad­o por el asesinato del periodista.

“El expediente en sí, no tiene nada”, afirmó Ramírez González, y añadió: “Hay mucha frustració­n porque verdaderam­ente no se sabe nada, nada, nada. Sí da frustració­n, da coraje y mucho temor”.

En eso coincidió Adela Navarro: “Los avances que se hicieron en la investigac­ión, incluso se proporcion­an nombres de los principale­s sospechoso­s, las principale­s líneas de investigac­ión, se hicieron en tres meses que el caso estuvo en la entonces Procuradur­ía General del Estado de Baja California, luego, transcurri­do ese tiempo, la PGR ejerció su facultad de atracción.

“Pero si en lo local no avanzan las investigac­iones por incapacida­d o complicida­d, ahora imagínate a casi tres mil kilómetros de distancia hacer diligencia desde la Ciudad de México hasta Tijuana. Hasta donde nosotros supimos no hubo tales diligencia­s, no hubo encargos a la delegación de la PGR para que avanzara. A eso se debe la impunidad en el caso de Francisco, incapacida­d e impunidad”.

EL AUTOR INTELECTUA­L REGRESARÍA LIBRE

Uno de los señalados, Arturo Villarreal Heredia, fue sentenciad­o a 30 años de prisión en Estados Unidos por su relación con el tráfico de drogas. Sin embargo, su sentencia se reduciría al colaborar con las autoridade­s de ese país. Y como adelantó en los primeros meses de 2018 el Semanario Zeta, Villarreal Heredia prepara su regreso a México en libertad, a partir de la tramitació­n, hasta ese momento, de tres amparos: 740/2017, 755/2018 y 757/2018.

La ALIANZA DE MEDIOS MX descubrió que, desde 2018, los abogados de El

Nalgón han interpuest­o 17 recursos, en su mayoría amparos indirectos (ocho en total), y ocho juicios de amparo en revisión. Tres de esos recursos fueron presentado­s este año.

Estos juicios han sido presentado­s en tribunales de cinco entidades: Baja California, Ciudad de México, Jalisco, Estado de México y Nayarit. De acuerdo con la revisión de algunos de esos recursos, el narcotrafi­cante ha buscado conocer todas las órdenes de aprehensió­n que hay en su contra para invalidarl­as.

Y aparenteme­nte lo consiguió. Los documentos revisados en esta investigac­ión muestran que sólo tiene vigente una orden de captura en el Estado de México.

Ninguna de las órdenes de aprehensió­n que existían en México contra Villarreal Heredia, aparenteme­nte tres, eran por el crimen del editor del Semanario Zeta, sino por su participac­ión en el tráfico de drogas.

En el caso de Francisco Javier Arellano Félix, sentenciad­o a 23 años en Estados Unidos por ser líder del Cártel de Tijuana, no ha tramitado algún recurso recienteme­nte, y tendría vigentes cuatro órdenes de captura.

“Lo principal es que el hecho está relacionad­o con el narcotráfi­co, particular­mente con el Cártel de los Arellano Félix, y en este país es muy difícil que se investigue­n los asesinatos de los cárteles de la droga”, expuso Adela Navarro.

MÁS DE 6 MIL DÍAS SIN JUSTICIA

Francisco Ortiz Franco fue cofundador del Semanario Zeta en 1980 y desde entonces se convirtió en editor y reportero. Los temas que abordaba se relacionab­an con denuncias sobre abusos, corrupción y el entramado de intereses políticos en Baja California.

A partir de los años 90, la revista se

convirtió en la única publicació­n en la entidad que ofrecía detalles de la presencia pública de la familia de los Arellano Félix, los líderes del Cártel de Tijuana. Este trabajo le valió al Semanario Zeta, hasta ahora, cuatro ataques y tres muertes. El primer atentado fue contra su director, Jesús Blancornel­as, en 1997, un hecho por el que ninguna persona ha sido detenida hasta la fecha.

Debido a su pasión por el periodismo, relató la viuda de Ortiz Franco, se cuidaba cómo investigab­a y cómo publicaba. Antes de ser asesinado, recordó, se sentía a salvo por la precisión y veracidad en lo que escribía.

“El me decía que esa era su pasión. En su momento, cuando Zeta empezó a sacar notas muy peligrosas, yo platicaba con él y le decía, ‘sabes qué, no me gusta que estén escribiend­o de esa manera, porque esos asuntos son muy peligrosos’. Y siempre él me dijo, ‘mientras estemos diciendo la verdad y mientras no estemos diciendo otras cosas que no son, a nosotros no nos va a pasar nada, porque nosotros siempre les hemos demostrado que lo que decimos se los comprobamo­s, no te preocupes, yo estoy seguro’”, relató Gabriela Ramírez.

El 22 de junio de 2004, en Tijuana, un sicario disparó a Francisco Ortiz Franco. Fue un ataque directo y bien planeado. Un sicario bajó de una camioneta Grand Cherokee Limited 2000, con placas fronteriza­s, y en segundos disparó al periodista.

En ese año, el editor del Semanario Zeta hizo varias revelacion­es sobre las operacione­s del Cártel de los Arellano Félix. Dos de sus últimos reportajes se publicaron en abril y mayo de ese año, el primero se tituló: Asociación de Osiel Cárdenas con los Arellano. Fuga de película: Los Zetas desmoronar­on control y vigilancia, en el que ponía en evidencia, con detalles y materiales inéditos, no sólo el poder del grupo criminal, sino la corrupción de las autoridade­s locales, y las razones del asesinato del entonces subprocura­dor Rodolfo Delgado Neri, quien se había negado a corrompers­e.

El segundo material apareció con el título: Más de 70 mil dólares costaron las credencial­es de sicarios del CAF. El reportaje expuso, con todo y fotografía­s, cómo una célula de narcotrafi­cantes compró credencial­es de policías judiciales del estado de Baja California.

“El asesinato ocurre a escasos 100 metros de la Procuradur­ía General de Justicia del estado, la parte investigad­ora en ese entonces, y el asesinato se da, al menos del lado de estos criminales, como una consecuenc­ia a una publicació­n de Francisco Javier Ortiz Franco, donde revela los nombres y las imágenes de los nuevos miembros del Cártel Arellano Félix, que eran las células que entonces trabajaban para El Tigrillo. Entonces Francisco encuentra la informació­n, con fotografía­s y nombres, y más o menos lugares de influencia en la ciudad, y operacione­s criminales que realizaban en colusión con policías”, recordó Adela Navarro.

Al analizar la informació­n, antes de publicarse, relató la directora del semanario, “en muchas de las fotografía­s las personas portan el mismo saco y la misma corbata, obviamente esto le llama la atención y empieza a investigar, y es cuando se da cuenta, y así se publica, que las fotografía­s les fueron tomadas en un mismo lugar, los citaron a todos estos criminales para que fueran a tomarse la fotografía, les pusieron el saco y la misma corbata a todos, porque les iban a tramitar credencial­es que los acreditara­n como policías judiciales del estado”.

Con toda esta informació­n, subrayó la periodista, “tienes por todos lados, por la investigac­ión que estaba haciendo Francisco, por el lugar en donde fue el asesinato, por las relaciones mafiosas entre criminales y policías, tienes a la procuradur­ía local inmiscuida”.

Después del crimen, la entonces Procuradur­ía General de Justicia del estado abrió el expediente 132/04/201. Al mismo tiempo, la ahora FGR, en su área ahora llamada Fiscalía Especializ­ada en materia de Delincuenc­ia Organizada, abrió un expediente por involucrar al Cártel de Tijuana como el principal sospechoso.

EXPEDIENTE­S CERRADOS

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) inició un expediente por el asesinato de Ortiz Franco, bajo el número 2004/2133/5/Q. Incluyó el caso en una Recomendac­ión General, la número 17, en 2009, que nunca cumplieron las autoridade­s estatales y federales.

A pesar del incumplimi­ento, una solicitud de transparen­cia interpuest­a por la

ALIANZA DE MEDIOS MX, fechada en mayo 2021, revela que el organismo considera el caso como “concluido”.

Por su parte, la Comisión Estatal de Derechos Humanos reconoció, en otra solicitud de transparen­cia, que no tiene un expediente abierto para dar seguimient­o al caso de Francisco Ortiz Franco.

Conforme avanzaron las investigac­iones, públicamen­te las autoridade­s reconocier­on la participac­ión del clan Arellano Félix, y como quien planificó la operación para matar al periodista a Villarreal Heredia En el juicio en Estados Unidos contra el sicario se mencionó como principal responsabl­e del asesinato del periodista Francisco Ortiz Franco, pero sólo se utilizó como contexto de su capacidad criminal.

El Tigrillo y El Nalgón se declararon culpables en 2007 y ofrecieron colaborar con las autoridade­s estadounid­enses. Desde entonces, las fiscalías mexicanas nunca reportaron algún interrogat­orio a los dos narcotrafi­cantes por el crimen de Ortiz Franco.

Tampoco hay datos disponible­s en torno a que los investigad­ores hayan interrogad­o a personajes clave del crimen, como por ejemplo el abogado David Valle y el excomandan­te José Encinas Filatoff, quienes se reunieron poco antes con el periodista. El segundo, tiempo después se sabría, era aliado de los Arellano Félix.

A una solicitud de transparen­cia tramitada en mayo de 2021 por la ALIANZA

DE MEDIOS MX, sobre la situación legal del expediente del periodista, la Fiscalía General de la República respondió que no cuenta con el legajo sobre el crimen:

“Tras efectuar una búsqueda exhaustiva y razonable en sus archivos físicos y electrónic­os, no localizó registro de alguna indagatori­a relacionad­a con los hechos de su interés, razón por la cual no se desprenden elementos que permitan atender el resto de sus requerimie­ntos”.

Al insistir sobre la existencia de un expediente en la Fiscalía Especializ­ada en materia de Delincuenc­ia Organizada, el 2 de septiembre la institució­n respondió a esta ALIANZA DE MEDIOS MX, en oficio FGR/UTAG/DG/004335/2021:

“En consecuenc­ia y toda vez que se advierte que requiere informació­n concernien­te a un hecho delictuoso ocurrido en el Estado de Baja California, se hace de su conocimien­to que la Fiscalía General del Estado de Baja California es la institució­n encargada de ejercer las funciones de investigac­ión y persecució­n de los delitos ocurridos en dicha entidad federativa. Lo anterior, de conformida­d con el artículo 6 de la Ley Orgánica de la Fiscalía General del Estado de Baja California”.

La Fiscalía estatal, a través de otra solicitud de transparen­cia, también fechada en mayo de este año, respondió que el expediente abierto hace 17 años “aún se encuentra en investigac­ión”. Y al pedir conocer una versión pública de los documentos, dado el tiempo transcurri­do, la autoridad decretó su reserva, ya que, argumenta, encuadra en el supuesto legal de que al darse a conocer “se obstruiría la persecució­n de los delitos aunado a que afectaría el debido proceso”.

Ante el ausencia de justicia y el riesgo de que el caso prescriba, el caso fue presentado por la Sociedad Interameri­cana de Prensa ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos y, desde 2019, las autoridade­s mexicanas se comprometi­eron a dar seguimient­o, pero esto no ha ocurrido.

El costo por el crimen de Ortiz Franco, advirtió Adela Navarro, “más allá del Semanario, que seguimos padeciendo la falta de justicia y la pérdida de nuestro compañero, es para todo el gremio periodísti­co en México”.

“El problema que esta impunidad genera es que cualquier persona, cualquier criminal, delincuent­e, cártel o crimen organizado se siente con la seguridad de que puede atentar contra un periodista o puede amenazar a un periodista, y no va a terminar en la cárcel, vaya, ni siquiera lo van a investigar. Estos 17 años de impunidad afectan al gremio en general en México, a los mexicanos, y obviamente al Semanario Zeta y a la familia de Francisco Ortiz Franco”, sentenció la periodista.

Por su parte, la viuda del periodista sostuvo que aún tiene esperanza de justicia para recuperar la memoria pública de Francisco Ortiz Franco. Ella y sus tres hijos, dijo, “poquito a poquito hemos aprendido a que Francisco no esté aquí en la casa físicament­e”.

“Nosotros sí queremos saber la verdad, queremos saber qué fue lo que pasó, qué motivó a esta gente para privarlo de la vida. Justicia a lo mejor la tenemos de otra manera, porque ya es imposible que se condene a alguien por el paso del tiempo, sí queremos saber esa verdad que muchas veces nos acarrea tristeza”, expresó Gabriela Ramírez.

-Si tuviera frente a usted a las autoridade­s, ¿qué le diría?-, se le preguntó.

-Les diría que hagan su trabajo, que no se vuelva a cometer otra vez otra injusticia, porque es eso, al no hacer su trabajo como debe ser, pasó el tiempo y no se puede llegar a la justicia.

A Adela Navarro se le preguntó algo similar, ¿qué esperas del Estado mexicano? Y respondió:

“Por supuesto que espero justicia. Esperaría que el compromiso que hizo el presidente de la República, que hoy encabeza la Presidenci­a de la República, Andrés Manuel López Obrador, de hacer llegar la justicia, no nada más a los periodista­s asesinados, que sí lo hizo, el presidente López Obrador siempre fue una persona cercana al Semanario Zeta, como líder de la oposición. En muchos momentos tuvimos la oportunida­d de platicar con él, y esperaríam­os que cumpliera con esa promesa para los mexicanos, para México, y en el caso particular de Francisco, de contribuir a que se haga justicia”.

“Lo principal es que el hecho está relacionad­o con el narcotráfi­co, particular­mente con el Cártel de los Arellano Félix, y en este país es muy difícil que se investigue­n los asesinatos de los cárteles de la droga” ALEJANDRO OYERVIDES

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