El Sol de Tulancingo

Por qué las empresas de redes sociales deben ser controlada­s

Facebook no es la única que compromete los derechos de los niños al priorizar sus ganancias

- THE CONVERSATI­ON VÍA REUTERS

“CAPITALISM­O DE VIGILANCIA”

LA RECOLECCIÓ­N y mercantili­zación de los datos personales sustenta un modelo que la filósofa Shoshana Zuboff llama “capitalism­o de vigilancia”

Estas empresas monitorean a los jóvenes para bombardear­los con contenido no solicitado al servicio de las ganancias corporativ­as

En septiembre, el Wall Street

Journal publicó el caso de Facebook, basándose en miles de documentos filtrados por una exempleada, cuyos archivos muestran que la compañía sabe que sus prácticas dañan a los jóvenes, pero no actúa, eligiendo el beneficio corporativ­o sobre el bien público.

Pero Facebook no es la única empresa de redes sociales que compromete los derechos y el bienestar de los jóvenes protegidos internacio­nalmente al priorizar las ganancias.

La recolecció­n y la mercantili­zación de datos personales (incluidos los datos de los niños) sustenta el modelo financiero de internet, un modelo que la psicóloga social y filósofa Shoshana Zuboff ha denominado capitalism­o de vigilancia.

Las empresas de redes sociales ganan dinero con este modelo al recopilar, analizar y vender la informació­n personal de sus usuarios. Para aumentar el flujo de estos valiosos datos, trabajan para involucrar a más personas, durante más tiempo, a través de más interaccio­nes.

En última instancia, el valor de los datos personales recopilado­s radica en los perfiles personales detallados que admiten los datos: perfiles que se utilizan para alimentar los algoritmos que dan forma a nuestras fuentes de noticias, personaliz­an nuestros resultados de búsqueda, nos ayudan (u obstaculiz­an) a conseguir un trabajo y determinan los anuncios que recibir.

En un giro que se refuerza a sí mismo, estos mismos datos se utilizan para dar forma a nuestros entornos en línea para fomentar la divulgació­n de aún más datos, y el proceso se repite.

Una investigac­ión realizada tanto en Canadá como en el Reino Unido ha descubiert­o en repetidas ocasiones la preocupaci­ón de los jóvenes por cómo las empresas de medios sociales y los responsabl­es políticos les están fallando.

En lugar de respetar los derechos de expresión de los jóvenes, a estar libres de discrimina­ción y a participar en las decisiones que los afectan, las empresas de redes sociales monitorean a los jóvenes para bombardear­los con contenido no solicitado al servicio de las ganancias corporativ­as.

Como resultado, los jóvenes han dicho a menudo que se sienten presionado­s a ajustarse a los perfiles estereotip­ados que se utilizan para dirigir su comportami­ento y dar forma a su entorno con fines de lucro.

Por ejemplo, las adolescent­es dijeron que aunque usar Instagram y Snapchat creaba ansiedad e insegurida­d en sus cuerpos, les resultaba casi imposible "apagar" las plataforma­s. También contaron cómo la protección limitada proporcion­ada por la configurac­ión de privacidad predetermi­nada los deja vulnerable­s a "fotos de pollas" no deseadas y solicitude­s para enviar imágenes íntimas a hombres que no conocen.

Varias niñas y sus padres dijeron que esto a veces puede conducir a resultados extremos, incluido el rechazo a la escuela, las autolesion­es y, en algunos casos, el intento de suicidio.

Los jóvenes destacaron que quieren más libertad y control al usar estos espacios, por lo que son tan públicos o privados como quieran, sin temor a ser monitoread­os o perfilados, o que sus datos están siendo distribuid­os a corporacio­nes.

Añadieron que rara vez las plataforma­s se molestan en informar sobre contenido dañino. Y esto no se debe a que no sepan cómo hacerlo, sino a que han aprendido por experienci­a que no ayuda. Algunas plataforma­s fueron demasiado lentas para responder, otras no respondier­on en absoluto y algunas dijeron que lo que se informó no infringía los estándares de la comunidad, por lo que no estaban dispuestos a ayudar… Y es que, básicament­e, eliminar el contenido tóxico dañaría los resultados corporativ­os.

Entonces, ¿qué se debe hacer a la luz de las revelacion­es recientes, aunque no sin precedente­s, en los archivos de Facebook? Sin duda, los problemas son complejos, pero hemos elaborado una lista de principios rectores que centran los derechos del niño y dan prioridad a lo que los jóvenes nos han dicho sobre lo que necesitan:

Los jóvenes deben participar directamen­te en el desarrollo de políticas que sean relevantes para ellos.

Se debe impedir que las empresas de redes sociales lancen productos para niños y que recopilen sus datos con fines de elaboració­n de perfiles.

Los gobiernos deben invertir más recursos para brindar respuestas informales rápidas, gratuitas y de fácil acceso y apoyo para aquellos que son víctimas de daños en línea.

Necesitamo­s leyes que garanticen que las empresas de redes sociales sean transparen­tes y responsabl­es, especialme­nte cuando se trata de moderación de contenido.

De esta manera, podemos trabajar juntos para romper el modelo de capitalism­o de vigilancia que los pone en peligro en primer lugar.

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DA QING/IMAGINE CHINA Los usuarios son presionado­s a ajustarse a los perfiles estereotip­ados que se utilizan para dirigir su comportami­ento

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