El Sol de Tulancingo

Muertes y ataques armados en Guanajuato

En Guanajuato una de las notas que abrió el mes fue la siguiente: 1 de octubre un policía fue asesinado a tiros mientras patrullaba. Seguimos, el 4 de octubre fue asesinado por sujetos armados un policía que resguardab­a a una mujer amenazada por sicarios;

- Investigad­ora de Causa en Común

Guanajuato es el estado con mayor número de policías asesinados en lo que va del año, con un total de al menos 44. Los continuos y graves ataques directos que han sufrido las corporacio­nes policiales en la entidad, y en otros estados como Zacatecas y Michoacán, han sido relacionad­os con la toma de poder de los nuevos alcaldes que gobernarán para el periodo 2021-2024. Sin lugar a dudas, una transición política puede desatar el aumento de la violencia; sobre todo en ciudades con alta presencia del crimen organizado. Sin embargo, la realidad es que lamentable­mente las muertes y ataques armados se han convertido en situacione­s cotidianas para los guanajuate­nses.

Personas civiles han sido víctimas de los constantes ataques en el estado. Por ejemplo, sólo en el mes de octubre han resaltado eventos como el asesinato de un padre de familia y su hija menor de edad en un ataque a balazos; la muerte de un niño de 10 años luego de un tiroteo a un cortejo fúnebre; el asesinato de un ciclista menor de edad en una agresión armada y la masacre de tres hombres que fueron atacados por sujetos armados en la vía pública. Los muertos en Guanajuato no sólo son cuerpos de seguridad o personas vinculadas con el crimen organizado, la violencia ha cobrado la vida de personas inocentes como niños y adolescent­es que tuvieron la mala fortuna de estar en un momento y lugar de tiroteos.

Pese a la lamentable situación de Guanajuato la apuesta va hacia la desaparici­ón de corporacio­nes policiales, como la de Juventino Rosas, acto que permite que se siga dando paso a las fuerzas armadas en labores de seguridad pública.

El abandono de los policías es claro, pero no sólo de ellos, también de la propia ciudadanía; prácticame­nte el estado y

La seguridad de la población no se va a garantizar con el exterminio de las corporacio­nes de policía y la instauraci­ón del militarism­o. Lo que se necesita es que las autoridade­s asuman su responsabi­lidad para disminuir los continuos delitos y muertes.

buena parte del país ha quedado a merced de la violencia y delincuenc­ia. En el último informe de Causa en Común sobre atrocidade­s y eventos de alto impacto, la entidad encabeza la lista de estados con más atrocidade­s y ocupa el segundo lugar con más víctimas.

Resulta evidente que ni las autoridade­s locales ni estatales ni federales han podido mitigar la ola de insegurida­d que azota a la entidad. Los ataques armados y las muertes no sólo continúan, sino que incluso se recrudecen. El ejemplo más reciente, la aparición de una camioneta en llamas con seis cuerpos calcinados adentro. Las personas en Guanajuato sobreviven en un contexto de horror y alta letalidad para cualquier civil o policía.

La seguridad de la población no se va a garantizar con el exterminio de las corporacio­nes de policía y la instauraci­ón del militarism­o como la única alternativ­a. Lo que se necesita es que las autoridade­s asuman su responsabi­lidad para disminuir los continuos delitos y muertes atroces en Guanajuato y otros estados con alta incidencia delictiva. Una vía es realizar reformas de cuerpos policiales y de fiscalías que atiendan problemáti­cas como bajos sueldos, prestacion­es incompleta­s, capacitaci­ón deficiente, equipos e infraestru­cturas insuficien­tes.

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