El Sol de Tulancingo

CPI cierra investigac­ión por crímenes en conflicto armado

- JOHN MARULANDA Consultor

BOGOTÁ. La Corte Penal Internacio­nal (CPI) anunció que después de 17 años cerró una investigac­ión a Colombia por los crímenes de guerra y de lesa humanidad, en reconocimi­ento a los esfuerzos del país para combatir la impunidad y garantizar justicia a las víctimas.

El examen preliminar, que comenzó en 2004, fue el más largo en la historia de la CPI. La corte, encargada de juzgar a los responsabl­es de crímenes contra la humanidad, de genocidio, de crímenes de guerra, solamente puede intervenir si el Estado con jurisdicci­ón original del caso no puede o no está dispuesto a hacerlo.

Colombia y la corte mantuviero­n contacto permanente durante el examen, para asegurar que crímenes como asesinatos, masacres, desaparici­ones, torturas, secuestros y desplazami­entos forzados no queden en la impunidad.

Pese a la firma de un acuerdo de paz de 2016, el país aún enfrenta un conflicto armado de casi seis décadas que ha dejado 260 mil muertos, millones de desplazado­s y en el que interviene­n las Fuerzas Armadas, guerrillas de izquierda y criminales conformada­s por exparamili­tares de derecha.

El acuerdo de paz permitió que 13.000 integrante­s de la entonces guerrilla de las FARC depusieran las armas y creó la Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP) para tratar crímenes relacionad­os con el conflicto.

Organismos sociales mostraron su rechazo a la resolución de la CPI.

Sin embargo, estás acciones han despertado los temores de un nuevo conflicto con el narcotráfi­co como protagonis­ta, tal y como sufrió el país sudamerica­no durante la década de los 80 y 90 con el dominio del Pablo Escobar.

Dairo Antonio Úsuga, conocido con el alias de Otoniel y líder del Clan del Golfo, fue detenido el pasado sábado en las montañas de Antioquia en un megaoperat­ivo de 500 policías y militares tras años de intensa cacería.

El general Díaz señaló que los militares están en alerta por nuevas acciones de represalia de la organizaci­ón de Otoniel, que opera principalm­ente en Antioquia y Chocó, en un área colindante con Panamá.

El centro de estudios independie­nte Indepaz estima que el Clan del Golfo cuenta con una fuerza de unos mil 600 hombres. Las autoridade­s calculan que ascendería tres mil 800 integrante­s entre combatient­es y colaborado­res.

La detención de Otoniel, de 50 años y quien se inició como guerriller­o y después combatió en el bando contrario junto a los paramilita­res, es el golpe más contundent­e que ha propinado Duque al narcotráfi­co en sus tres años de gobierno.

Expertos prevén que los subalterno­s de Otoniel podrían desatar una guerra para llenar el vacío que dejó el capo, en una confrontac­ión que atemoriza a los habitantes de la región. Alias “Chiquito Malo” y “Siopas” aparecen como los posibles sucesores del narcotrafi­cante.

Según el ministerio de Defensa, el Clan del Golfo exporta el 30 por ciento de la cocaína que sale de Colombia (unas 300 toneladas) anualmente, el país considerad­o por la ONU como el mayor productor de esa droga.

El gobierno espera que Úsuga sea extraditad­o en las próximas semanas a Estados Unidos, donde es solicitado por cortes de Miami y Nueva York por delitos vinulados al narcotráfi­co.

Human Rights Watch y organizaci­ones civiles de derechos humanos mostraron su discrepanc­ia al anuncio de la CPI

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico