De perseguidores a perseguidos en la política
Estimado lector, hacía mucho tiempo que yo no veía tantos ataques y descalificaciones, como en estos tiempos, en la vida político-social mexicana, lo que me trae a la mente algunos casos, en los que a lo largo de la historia, se pasó de héroe a villano o
Uno de esos casos es, sin duda, Agustín de Iturbide. La historia documenta, que en un principio, de hecho, durante un largo período, Iturbide fue miembro del ejército realista, dedicándose a perseguir a los insurgentes; incluso, es nombrado comandante para perseguir y combatir a Vicente Guerrero, quien era el líder de los insurgentes rebeldes en el sureste del país. Sin embargo, en febrero de 1821 se unió al bando insurgente; la historia habla del Abrazo de Acatempan entre ambos próceres, proclamándose el Plan de Iguala y formando el Ejército Trigarante, del cual, curiosamente, pasa a ser Iturbide el líder. En agosto de ese año se firmaron los Tratados de Córdoba entre Iturbide y Juan O'Donojú y tras la entrada victoriosa del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, se consumó la Independencia.
Por otra parte, por las turbulencias políticas de la época, con la presión, sobre todo de los republicanos, quienes unieron sus fuerzas para apoyar el derrocamiento de Iturbide, entre los que destacan el propio Vicente Guerrero, Nicolas Bravo, Antonio López de Santa Ana, entre muchos otros, el emperador decidió abdicar en marzo de 1823 y se exilió en Europa. Para entonces, el Congreso Mexicano declaró a Agustín de Iturbide «traidor y fuera de la ley en caso de que se presente en el territorio mexicano, declarándolo como enemigo público del Estado, y a todo aquel que le ayude a su regreso». Iturbide regresó a México en julio de 1824, pero al desembarcar en Tamaulipas fue arrestado y fusilado.
Así, de perseguidor de los insurgentes y posterior héroe de la Independencia de México, Agustín de Iturbide pasó a ser perseguido y ejecutado.
Otro caso, sin duda es el de Maximiliano Robespierre, abogado y acérrimo opositor de la pena de muerte. Su prestigio como jurista lo llevó a la política y fue diputado en 1789, llegando a ser presidente de la Convención Nacional y fue en uno de los más poderosos líderes de la Revolución.