Fantasmas y otras apariciones
en la edad adulta. Son alucinaciones visuales, auditivas, táctiles, olfativas o gustativas. Se calcula que el 50% de la población las ha experimentado.
Las alucinaciones hípnicas se dividen en hipnagógicas e hipnopómpicas. Las primeras suceden al pasar de la vigila al sueño, cuando nos vamos a dormir, mientras que las otras, cuando estamos despertando.
Las alucinaciones hípnicas son alimentadas por nosotros mismos, por vivencias del día o fuertes creencias. De ahí que las personas muy religiosas, si experimentan alucinaciones, verían divinidades. Quienes crean en fantasmas, hadas, duendes y demonios, es más probable que los vean, o quienes crean que los extraterrestres entran en su habitación a secuestrarlo, los verían.
Las alucinaciones hipnopómpicas explican las apariciones que algunos ven al despertarse a mitad de la noche e ir al baño.
Un caso relacionado con las alucinaciones hípnicas es la parálisis del sueño.
En algún momento de la noche, al estar durmiendo, algunas personas abren los ojos, están conscientes pero imposibilitadas para moverse, sienten un pavor enorme y pueden tener alucinaciones.
Al dormir, en el estado de movimiento ocular rápido MOR (REM en inglés), la mente y el cuerpo están desconectados. Si la persona despierta en ese momento no tendrá capacidad de moverse, por mucho que lo desee. Lo que se interpreta como un ser del más allá posado sobre uno, le llaman “se subió el muerto”.
CANSANCIO, SUGESTIÓN Y ENVENENAMIENTO
La mente es maravillosa, busca explicaciones por increíbles que sean y rellena los huecos para mantener la historia coherente.
Es normal en personas sanas, con cansancio y en actividades monótonas, como limpiando, acomodando cosas o conduciendo, ver una sombra en el rabillo del ojo y al voltearse, el cerebro le dará explicación, imaginando a una dama de blanco flotar, un soldado de una guerra histórica o una presencia demoniaca, que pronto desaparecen.
Además, la sugestión juega un papel importante en las apariciones. Es más probable ver o escuchar algo de ultratumba en una casa que dicen está encantada, que en una conferencia empresarial. Nadie entra espantado a la conferencia, pero sí a la casa embrujada. Cualquier chirrido será interpretado como una presencia del más allá.
También, tenemos la capacidad de ver rostros y figuras humanas en las sombras y cosas, la pareidolia es normal y la experimentamos todos. Es el origen de los bosques encantados, de las figuras en las nubes, de los fantasmas en fotografías antiguas, de las divinidades en manchas de aceite o las formas en las nebulosas.
Se ha documentado que malas conexiones de gas, crean casas encantadas, intoxica a los residentes, quienes ven o escuchan cosas, sufren mareos y dolor de cabeza. Las casas y edificios abandonados al permanecer cerrados tienen el aire enrarecido, con poco oxígeno. Incluso sonidos inaudibles, que nuestro ojo y oídos sienten, como de ventiladores, explican muchas apariciones fugaces.
Los seres humanos tenemos dificultad en entender la finitud de la vida. Separamos el cuerpo de algo, que llamamos alma, espíritu o ánima y consideramos su existencia independiente del cuerpo. Al mismo tiempo, nuestro pensamiento prelógico y primitivo es incapaz de distinguir entre lo real y lo imaginario. Esto favorece la interpretación de las alucinaciones.
¿Cuantas historias de fantasmas y espíritus que se han contado, tienen una explicación lógica y racional? Para la ciencia, todas.
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