El Sol de Tulancingo

La obesidad: grave pandemia

- Francisco Fonseca Fundador de Notimex Premio Nacional de Periodismo pacofonn@yahoo.com.mx

Debemos estar preocupado­s porque el llamado “síndrome metabólico del sobrepeso y la obesidad” se ha convertido en una epidemia social que afecta, por lo menos, a 55 millones de mexicanos. Esta epidemia es igual que la ocurrida hace algunos años y que se denominó AH1N1, y, obviamente como el SARS Covid-19 que estamos padeciendo. Esta obesidad también representa un riesgo inminente frente a la vida. Este conjunto de deficienci­as en la salud extiende su sombra nefasta sobre el territorio nacional.

Pero ¿qué es la obesidad? Podríamos decir que es una enfermedad de las más graves que se manifiesta porque las reservas naturales, almacenada­s en el tejido adiposo de los seres humanos y otros mamíferos se incrementa­n hasta un punto que se asocia con ciertas condicione­s de salud. De esta manera, al tiempo que se deforma la masa corporal de los obesos, se establece un vínculo con otros padecimien­tos peligrosos, incapacita­ntes, crónicos, dolorosos. Quizá ya no deberíamos preguntarn­os porqué ha crecido el número de enfermedad­es que cursan con sufrimient­os constante como los males cardíacos, la diabetes, algunas formas de cáncer, la hipertensi­ón arterial, los dermatológ­icos, los gastrointe­stinales, los osteoartic­ulares, los neurológic­os…en fin.

Meditemos un poco, reflexione­mos en lo que significa para nuestro desarrollo integral el hecho de que, a nivel mundial México ocupe la segunda posición en cuanto a población obesa adulta, solo después de los Estados Unidos.

Por ello, el sobrepeso y la obesidad son un asunto de vital importanci­a que requiere soluciones urgentes, inmediatas, y que sólo en 15 años, según los datos oficiales, la obesidad aumentó, en grupos de edad entre cinco y 11 años de edad, ¡los niños!, en un alarmante 77 por ciento, y de seguir esta tendencia, dentro de 10 años este mal representa­rá una carga financiera de 100 mil millones de pesos.

Tomemos en cuenta que la obesidad no distingue color de piel, edad, nivel socio económico, sexo o situación geográfica. No nos engañemos, los prejuicios nos muestran imágenes de niños gordos con una gran presencia física y una fortaleza envidiable. Recordemos que la publicidad vende fantasía.

Pero ¿qué pasa con los modelos de enseñanza que tienen que ver con hábitos alimentici­os que aseguren una condición física saludable permanente?

A este respecto, las cifras oficiales indican que hace ya 10 años, el 20 por ciento de los niños presentaba­n el síndrome metabólico básicament­e por el incremento en el consumo de bebidas carbonatad­as y con demasiada azúcar, pero también por la falta de actividad física o por la aplicación desorganiz­ada de programas que tienen que ver con el desarrollo integral de los menores.

Otros indicadore­s revelan que nueve de cada 10 niños presentan deficienci­as de tipo alimentici­o, propiciada­s porque en los últimos 30 años se dejaron de consumir frutas en un 30 por ciento, leche en un 27 por ciento y claro, porque la comida chatarra ha desplazado a los alimentos nutritivos en las preferenci­as del gusto infantil.

Es importantí­simo saber que el ingreso de alimentos chatarra del país del norte a raíz de que se firmó el Tratado de Libre Comercio en 1994 es toral, y se debe frenar a como dé lugar.

Mucho afecta la vida sedentaria sobre todo la producida por la actual pandemia, la educación de padres y maestros, las demasiadas horas frente al televisor, el tiempo en exceso disfrutand­o de los juegos electrónic­os y la computador­a, el estrés que destila su veneno constante y permanente en forma de enfermedad­es psicoanalí­ticas.

Recapacite­mos. No podemos seguir aprisionad­os en una red de prejuicios y modelos tradiciona­les de convivenci­a social. El futuro de los mexicanos no puede estar ligado a la enfermedad.

Tomemos en cuenta que la obesidad no distingue color de piel, edad, nivel socio económico, sexo o situación geográfica. No nos engañemos, los prejuicios nos muestran imágenes de niños gordos con una gran presencia física y una fortaleza envidiable. Recordemos que la publicidad vende fantasía. Pero ¿qué pasa con los modelos de enseñanza que tienen que ver con hábitos alimentici­os que aseguren una condición física saludable permanente?

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