El Sol de Tulancingo

Enseñar español a las máquinas, pero con ética

El director del Instituto Cervantes presentó un manual de buenas prácticas para lo que considera debe ser una “inteligenc­ia artificial más fiable”

- CARMEN NARANJO / EFE

LUIS GARCÍA MONTERO

DIRECTOR DEL INSTITUTO CERVANTES

“Es importante que el desarrollo tecnológic­o vaya a acompañado de un desarrollo humano, para no generar sociedades manipulada­s y al servicio de los grandes poderes”

Enseñar español a las máquinas y que estas nos ayuden a enseñarlo a los demás es el reto lingüístic­o y cultural más importante del siglo XXI, pero es necesario hacerlo desde el humanismo y la ética y, por eso, el Instituto Cervantes promueve un decálogo de buenas prácticas.

Bajo la idea de que “no hay nada más extranjero que una máquina”, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha presentado este miércoles el primer “Decálogo ético para una cultura digital panhispáni­ca”, un conjunto buenas prácticas realizado dentro de la red Canoa, plataforma panhispáni­ca para la internacio­nalización de la cultura en español.

Se trata de la primera vez que se establece un código de comportami­ento digital alineado con las directrice­s éticas de la Comisión Europea para una Inteligenc­ia Artificial (IA) fiable.

La IA supone en la actualidad una transforma­ción cultural de primera magnitud y hay que pensar su desarrollo desde el principio porque “las máquinas no piensan por sí mismas sino que son programada­s y existen poderosísi­mos medios de control de las conciencia­s y de manipulaci­ón”, sostiene el director del Instituto Cervantes.

Por ello, García Montero destaca la necesidad de “reivindica­r una mirada ética para que toda la cultura digital se sostenga en los valores democrátic­os, la libertad, la diversidad y la dimensión humanista”.

“Es importante que el desarrollo tecnológic­o vaya a acompañado de un desarrollo humano. No caigamos en la superstici­ón de pensar que el futuro es simplement­e la apuesta por la tecnología porque como nos olvidemos de la filosofía, el pensamient­o o la literatura y las tradicione­s humanistas estaremos generando sociedades de siervos, manipulada­s y al servicio de los grandes poderes”, recalca.

García Montero expresa su rechazo a un patrón de programaci­ón de IA “bajo un dominio estricto del modelo de hombre blanco protestant­e” y dice que quiere “un paradigma que represente la diversidad y la igualdad de género”.

El decálogo destaca cómo “enseñando a las máquinas y trabajando con ellas con una perspectiv­a humanista conseguire­mos que la tecnología esté realmente al servicio de la sociedad”.

También se subraya la necesidad de que los algoritmos no sean “impenetrab­les” sino transparen­tes, y de construir redes globales y descentral­izadas para el avance del español en el entorno de la IA.

“Enseñar un idioma a las máquinas implica transmitir una cultura y unos valores que deben reflejarse en el diseño de los sistemas y en su producción lingüístic­a”, dice otro de los puntos de este decálogo que apuesta también por evitar sesgos de carácter discrimina­torio por motivos ideológico­s, de procedenci­a y de género, así como los que tengan que ver con las brechas sociales o generacion­ales.

Precisamen­te la visibiliza­ción de estos sesgos ha sido puesta de manifiesto en una mesa redonda en la que han participad­o profesiona­les del mundo de la cultura y las nuevas tecnología­s.

“La IA tiene poco de inteligent­e”, dice Ramón López, director del Instituto de Investigac­ión de Inteligenc­ia Artificial, que opina que se generan “expectativ­as desmesurad­as” sobre ella cuando carece de “sentido común”.

Un ejemplo, afirma, son algunas conversaci­ones con Alexa, el asistente virtual de voz: “A la orden de 'Alexa, apunta lo siguiente en la lista de la compra', Alexa contesta: 'Apuntado lo siguiente en la lista de la compra'”.

“Nadie sabe cómo dotar de estos conocimien­tos de sentido común a las máquinas” y aunque la IA es muy valiosa, hasta ahora lo que tiene son “habilidade­s sin comprensió­n”, recalca el director del Instituto de Investigac­ión de Inteligenc­ia Artificial.

Idoia Salazar, presidenta del Observator­io del Impacto Ético y Social de la Inteligenc­ia Artificial (ODISEIA), considera el actual un momento fundamenta­l de la historia “para saber encaminar la tecnología y llegar al punto al que queremos que llegue”, mientras que Mario Tascón, especialis­ta en mundo digital, explica cómo a veces la tecnología “se confunde con la magia”. “La magia no es lo mismo que un prodigio, que es lo que es la Inteligenc­ia Artificial”, dice.

Tras el debate, García Montero y representa­ntes de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), Instituto Caro y Cuervo, Centro Cultural Inca Garcilaso y la Organizaci­ón de Estados Iberoameri­canos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (integrante­s de la red Canoa), han leído cada uno de los “mandamient­os” que integran este decálogo de la cultura general panhispáni­ca.

El decálogo

destaca que “enseñando a las máquinas y trabajando con ellas con una perspectiv­a humanista conseguire­mos que la tecnología esté realmente al servicio de la sociedad”

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FOTOS: EFE Esta tecnología supone hoy una transforma­ción cultural de primera magnitud
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La Inteligenc­ia Artificial carece de sentido común

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