No deja espacio a la autocensura en su obra
Sergio Ramírez participó en una mesa organizada por la International Publishers Association
GUADALAJARA. Sergio Ramírez (Nicaragua, 1942) alimenta su narrativa de las injusticias, las violaciones a los derechos humanos, la corrupción y los totalitarismos de América Latina y, en particular, de su país. Mismos que le obligaron hace un par de meses a vivir en el exilio en Costa Rica, tras una amenaza de arresto por su novela Tongolele no sabe bailar. Pero asume los efectos de su escritura siempre crítica al poder.
“Me gustaría decir que soy sueco, irlandés, o danés, porque no tendría que preocuparme de los problemas públicos y podría encerrarme a escribir, pero me pregunto de qué escribiría, porque lo que me disgusta como ciudadano es lo que me hace escritor,”, reflexionó el novelista en su participación en la mesa Los diferentes matices de la censura. Desde la presión del gobierno hasta las amenazas de difamación y autocensura, organizada por la International Publishers Association.
El autor, Premio Cervantes 2017 refirió que la situación anómala en la que vivimos en América Latina es la que alimenta la escritura de quienes podrían llamarse autores con causa, y en ellos no cabe la censura o la autocensura, y mucho menos el arrepentimiento.
“Uno de los grandes problemas es que las tiranías no tienen sentido del humor y por lo tanto tienden a ver todo como ofensa en contra de su inviolable autoridad, esto ha sido una lucha histórica en América Latina que ha costado no sólo cárcel y exilio sino ira”, añadió quien estuvo acompañado por Jerónimo Pimentel, director de Penguin Random House Perú; Raúl Figueroa Sarti, de F&G Editores de Guatemala; Rasha Al Ameer, editora de Líubano, y Gvantsa Jobava, integrante del comité de Libertad de Publicación.
Ramírez lanzó dos caminos para los escritores latinoamericanos: escribir y callar, o escribir y hablar. Él tomó el segundo. “La escritura es un instrumento de la libertad y siempre tiene enemigos, y uno tiene que escoger entre la opresión y la libertad, no podemos salirnos de ese marco por mucho que queramos”, refirió.
El arrepentimiento tampoco tiene cabida en su concepto como novelista, aseguró, pues un escritor no puede trabajar desde el temor a equivocarse. En su reciente novela, el también periodista y abogado sintetiza los totalitarismos del actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y sin mencionarlo de manera directa, se refiere al gobierno “unipersonal”.
La novela sigue los pasos del detective Dolores Morales quien debe enfrentarse, bajo el apodo Tongolele, al responsable de su exilio en Honduras. La aventura toma como escenario la política actual de Nicaragua y el autor aprovecha para hacer una crítica al gobierno de Ortega, alejado de la revolución de hace más de tres décadas.
“Creo que la gran lucha en América Latina siempre se ha librado entre democracia y autoritarismo y el autoritarismo por su naturaleza tiende a ser inconsecuente con las palabras y por lo tanto intolerante con la libertad de expresión, de la libertad de informar a los ciudadanos sobre hechos, tarea que toca el periodismo, y la libertad de creación literaria que llega a ofender el poder público”, acotó.
“Lo que me disgusta como ciudadano es lo que me hace escritor”
SERGIO RAMÍREZ ESCRITOR