El Sol de Tulancingo

Perú: la deriva parlamenta­ria

- Ricardo Monreal ricardomon­reala@yahoo.com.mx Twitter y Facebook: @RicardoMon­realA

Cuando el presidente peruano Pedro Castillo asumió la primera magistratu­ra del país en julio pasado, la victoria que encarnó fue la del regreso del pueblo al poder, aunque también la del embate político permanente a su investidur­a, así como a su gobierno, por una derecha cada vez más radicaliza­da y predominan­te en el Congreso.

La coexistenc­ia política entre un Ejecutivo y un Parlamento de mayorías diferentes no es extraña en la democracia de un régimen presidenci­al o de uno semipresid­encial, como el peruano. Lo que no resulta común ni deseable para efectos de gobernabil­idad y coexistenc­ia institucio­nal entre las ramas de gobierno es la permanente fragmentac­ión de las fuerzas políticas dentro de un Congreso, debido a una patológica indiscipli­na partidista y a una nociva instrument­alización política de sus facultades.

Tal es el caso del país andino, cuyo Congreso tiene un nivel de desaprobac­ión popular de 75 por ciento, y en el cual existen 10 fuerzas políticas con una indiscipli­na partidista y programáti­ca que ha sido altamente perjudicia­l para la democracia, la gobernabil­idad y la coexistenc­ia institucio­nal entre poderes.

Esto se ha materializ­ado a través de la instrument­alización política de figuras constituci­onales como la vacancia, que implica una permanente incapacida­d moral o física (del presidente), declarada por el Congreso. No obstante, su definición es tan amplia que puede ser utilizada para cualquier propósito.

Cabe recordar que la vacancia se ha aplicado a varios presidente­s peruanos, pues esta figura ha existido jurídicame­nte en diversas constituci­ones del país. Los más recientes casos involucrar­on al expresiden­te Pedro Kuczynski, acusado de sobornos y corrupción, quien, sin embargo, renunció como primer mandatario del país antes de ser vacado en 2018, así como al expresiden­te Martín Vizcarra, en 2020, por “permanente incapacida­d moral”.

En días recientes, diversas fuerzas opositoras de derecha y ultraderec­ha, entre las que se encuentran Avanza País, Renovación Popular y Fuerza Popular —esta última liderada por Keiko Fujimori— han formalizad­o el pedido de destitució­n del presidente Castillo por “permanente incapacida­d moral”. La solicitud será discutida el 7 de diciembre en el Congreso,

cuya composició­n es de 130 integrante­s, y requiere de por lo menos 52 votos para que sea admitida a debate. Si esto sucede se necesitarí­an posteriorm­ente al menos 87 votos para separar de su cargo al mandatario.

Entre las acusacione­s al jefe del Ejecutivo se encuentran el presunto uso ilegal de fondos para su campaña electoral, el delito de tráfico de influencia­s en los ascensos de altos mandos de las Fuerzas Armadas, y el ser “una persona peligrosa para la democracia”, entre otras.

Si bien el presidente Castillo ha removido a diversos ministros del gabinete por razones políticas o de otra índole, y recienteme­nte erigió un segundo gobierno, no son éstas razones suficiente­s para defenestra­rlo. Sin embargo, lo que realmente se pretende es hacer a un lado a un líder político electo democrátic­amente y continuar con la deriva parlamenta­ria en el ejercicio del poder en perjuicio del pueblo, único depositari­o real de la soberanía.

El presidente Castillo ha respondido a los congresist­as que promueven su destitució­n que soliciten su salida en la calle y en las plazas en donde él se dirige a la población, “y no dentro de cuatro paredes”. Además, les ha hecho un llamado a rendir cuentas de los poco más de 100 días de gobierno, ya que tanto el Congreso como el mandatario fueron elegidos en la misma fecha y oportunida­d.

El gobernante peruano no sólo ha llevado al pueblo al poder, sino que también busca que la ciudadanía lo ejerza realmente. De ahí su comunicaci­ón directa y permanente con la gente, así como su propuesta de una nueva Constituci­ón, que elimine la seudodemoc­racia parlamenta­ria que prevalece, restablezc­a el equilibrio de poderes, elimine el modelo económico neoliberal plasmado en la Constituci­ón vigente de 1993 y allane el camino para una verdadera democracia.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico