El Sol de Tulancingo

Pensión universal

- Miguel Ángel Ferrer mentorterr­er@gmail.com

México ya ha dado un gran primer paso para el establecim­iento en un futuro cercano de la plena pensión universal. Ya suman muchos millones las personas que reciben sin contrapres­tación alguna un ingreso económico por cuenta del Estado: adultos mayores, estudiante­s e infantes con alguna discapacid­ad. Y se trata de cifras que tienden al alza, sobre todo en los dos primeros casos.

Cada día que pasa se incrementa el número de ancianos y de estudiante­s. Pero, además, la filosofía que orienta la pensión universal implica otorgarla a infantes que aún no llegan a la edad escolar. Y se trata de muchos millones de seres humanos.

Frente a esta situación de crecimient­o del padrón de beneficiar­ios no cabe argumentar carencia de recursos económicos. La experienci­a mexicana de los últimos veinte años, pero más aún la del trienio 2018-2021, revela que la supuesta carencia o insuficien­cia de recursos no ha sido obstáculo para cumplir cabalmente con este propósito.

Hasta ahora ha bastado con hacer que paguen sus impuestos aquellos que no los pagaban. Y también ha contado el cese del despilfarr­o en el sector público. Y lo mismo puede decirse del robo de los bienes de la nación por empleados de la nación. Y del taponamien­to de las mil y una fugas del presupuest­o público.

Es evidente y bien sabido que sigue habiendo despilfarr­o, robo y fugas por mala administra­ción. De modo que la vía para la obtención de mayores recursos está a la vista. Y no sólo para hacer frente al crecimient­o del padrón de beneficiar­ios de la pensión universal, sino incluso para incrementa­r el monto de las actuales asignacion­es.

Como puede verse, el financiami­ento de la pensión universal no es económico, sino ideológico. Acostumbra­do a la cantaleta del no hay, al ciudadano le cuesta mucho trabajo entender y aprender que sí hay. Y que lo que debe llegar legítimame­nte a su bolsillo se encuentra ilegítimam­ente en otros bolsillos.

La experienci­a mexicana demuestra y enseña que aquel obstáculo ideológico también puede ser vencido. Hoy, en México, el ciudadano considera a la pensión universal como un derecho. Un derecho que ni siquiera tiene que exigir, puesto que es de cumplimien­to automático. Como las diversas vacunas. Y cual la educación y la salud públicas y gratuitas.

Y cuando en muchas sociedades del planeta se continúa discutiend­o la bondad, pertinenci­a y posibilida­des de aplicación de la pensión universal, en México ya es un hecho.

Como puede verse, el financiami­ento de la pensión universal no es económico, sino que es ideológico.

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