El Sol de Tulancingo

Los reos controlan las cárceles: Inegi

Un tercio de los reclusos que fueron encuestado­s por el instituto afirmó presenciar prácticas de autogobier­no al interior de los penales

- ALFREDO MAZA

CDMX. Las prisiones en México están controlada­s por reclusos, quienes han tomado las riendas de la seguridad y funcionami­ento de penales, reveló el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi).

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) 2021, hay internos encargados del manejo de las llaves de celdas, existen riñas entre grupos de reos por el control de los centros penitencia­rios y los reclusos asignan celdas a sus compañeros. También hay quienes vigilan celdas y cobran por bienes y servicios.

Asimismo, dentro de las prácticas de “autogobier­no o cogobierno” identifica­das por el Inegi, se encuentran actos de violencia contra autoridade­s, imposición de sanciones, protección a otros internos y negar o permitir a reos participar en talleres o realizar llamadas telefónica­s, entre otras actividade­s. “A nivel nacional, 36.7 por ciento de la población privada de la libertad señaló que, en los últimos 12 meses, es decir, entre julio de 2020 y julio de 2021, ha visto a internos que realizan actividade­s de seguridad o funcionami­ento del centro penitencia­rio de manera parcial o total”, señaló Oscar Jaimes, director general de Estadístic­as de Gobierno, Seguridad Pública y Justicia del Inegi.

Para el levantamie­nto de la ENPOL 2021, el instituto autónomo visitó 203 centros penitencia­rios de los ámbitos federal y estatal, distribuid­os en las 32 entidades federativa­s, que concentrab­an 95.5 por ciento de la población encarcelad­a entre junio y julio de 2021. Consideró una muestra de 67 mil 584 personas, entre hombres y mujeres privados de la libertad, siendo la gran mayoría personas jóvenes de entre 18 y 39 años.

Por estado, la encuesta reveló que el porcentaje de la población carcelaria que ha presenciad­o actividade­s de autogobier­no o cogobierno por parte de reos es mayor en penales del Estado de México, Ciudad de México y Querétaro, con 61, 60.2 y 52.3 por ciento respectiva­mente.

Por arriba del promedio nacional, están cárceles de Sonora, Puebla y Morelos,

CENTROS PENITENCIA­RIOS PERSONAS

con 48.7, 47.2 y 37.5 de presos que aseguran que el control lo tienen los reos.

Jaimes añadió que hasta el momento no tienen una identifica­ción de grupos criminales o de bandas al interior de los penales, “lo que tenemos es observació­n de ciertas actividade­s por parte de la población que se encuentra al interior de los centros penitencia­rios”.

SOBORNOS Y AGRESIONES

Otro aspecto detectado por el Inegi tiene que ver con actos de corrupción de los que son víctimas los internos a lo largo de todo su proceso penal, desde su detención hasta su juicio y vida intracarce­laria. Julio Santaella, presidente del Instituto, destacó que si bien este fenómeno disminuyó 3.1 por ciento con respecto a 2016 (cuando se realizó la primera ENPOL), en términos generales, 36.2 por ciento de encuestado­s refirieron ser víctimas de actos de corrupción en alguna etapa del proceso penal.

La caída más importante de actos de corrupción, explicó Santaella, fue en la etapa de la detención, donde los reclusos víctimas pasaron de 27.2 por ciento a 16.4.

Por el contrario, al interior de los centros penitencia­rios las personas víctimas de corrupción pasaron de 10.8 a 17.2 por ciento. Un 14.1 por ciento dijo haber experiment­ado actos de corrupción al ser presentado­s ante el Ministerio Público y 6.2 por ciento durante el proceso judicial.

Por entidad federativa, los presos de la Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Guerrero y Sonora fueron los que se enfrentaro­n más a casos de corrupción, con 59.3, 57.9, 43.5, 39.8 y 36.6 respondien­do afirmativa­mente. De los reclusos entrevista­dos, 48.6 por ciento aseguró haber recibido agresiones físicas después de su detención y antes de ser puestos a disposició­n del Ministerio Público. Y de este grupo, 38.4 por ciento señaló haber recibido patadas o puñetazos por parte de la policía o autoridad que los detuvo, mientras que 23 por ciento mencionó haber sido asfixiados o ahorcados. Entre las personas que hicieron su declaració­n ante el Ministerio Público, 45.6 por ciento señaló que lo hizo porque reconoció los hechos de manera autónoma. En contraste, 18.2 por ciento rindió o firmó su declaració­n bajo amenazas.

De este último grupo, 38.1 por ciento declaró haber recibido alguna clase de presión por los policías o autoridade­s para dar otra versión de los hechos.

203 del ámbito federal y estatal fueron visitados para la encuesta

privadas de la libertad formaron parte de la muestra, entre hombres y mujeres

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