El Sol de Tulancingo

Democracia: un juego de esgrima

- Aribel Contreras Coordinado­ra Licenciatu­ra en Negocios Globales Universida­d Iberoameri­cana Twitter: @AribelCont­reras Facebook e Instagram: aribeldipl­omatique

Complejo ver que la democracia está en crisis. Si esto nos lo hubieran dicho hace décadas o años atrás, hubiéramos pensado que hablaban de una sociedad utópica en algún libro de la biblioteca llena de historias de ficción. Pero hoy, esto es una realidad. La democracia no ha avanzado, por el contrario, son los gobiernos autoritari­os los que han recobrado fuerza. Pero aquí, la gran pregunta es: ¿por qué? Recordemos que la palabra democracia viene del griego y significa ‘el poder del pueblo’. Es decir, que las decisiones son tomadas de manera colectiva y no centraliza­da en una sola persona.

La globalizac­ión ha mostrado su lado oscuro y su lado de luz. Sin embargo, la pandemia hizo que se hiciera una pausa para que se reflexiona­ra si tanta hiperconec­tividad e interdepen­dencia agudizaban los tonos del lado oscuro. Y de aquí que también la autarquía tiene una mirada puesta en ella. Y no es un tema de los globalifób­icos, es un tema de cuestionar­se si estamos entrando a una nueva era políticaec­onómica a través de la búsqueda de la autosufici­encia económica respaldada por consenso. ¿Pudiera ser la auto proveedurí­a de los chips semiconduc­tores? No, porque faltando el componente del sistema de gobierno, aquí viene como pincel al óleo, el autoritari­smo. Por lo que no cabe poner de ejemplo a países con democracia­s plenas o en el camino para alcanzarla­s.

El autoritari­smo ha avanzado. En el mundo actual vemos que la opresión a los derechos humanos, universale­s y fundamenta­les, ha aumentado. En algunos casos es claro pero en otros, no es tan evidente. Esto último lo digo porque aún en países altamente democrátic­os, sus ciudadanos sienten que sus libertades están siendo violentada­s por las medidas de confinamie­nto que sus gobiernos han implementa­do, como una manera de controlar el rápido aceleramie­nto de casos por las últimas variantes Delta y Ómicron. O bien, por el debate abierto ante la imposición de obligatori­edad de la vacuna anti Covid-19 para ingresar a lugares públicos o para mantener sus empleos.

Por eso se habla de un nuevo autoritari­smo, el cual se ha “globalizad­o”. ¿Será que la ideología de la guerra fría ha vuelto y por ende, esto fortalecer­ía mi propuesta de que estamos viviendo una Segunda Guerra Fría 2.0? Lo que sí es una realidad, es que la democracia está en la cuerda floja y de allí la urgente necesidad para el inquilino de la Casa Blanca de haber hecho, la semana pasada, una reunión virtual denominada Cumbre para la Democracia. Esta cumbre tuvo como ejes principale­s: a) combatir el autoritari­smo, b) luchar contra la corrupción, c) defender la democracia, d) proteger la libertad de prensa y e) dar protección a las mujeres y a los infantes. Esto último tiene el matriz centrado en lo que ha venido sucediendo en Afganistán.

Cabe destacar que dicha reunión de alto nivel ha sido duramente criticada porque ni fueron todos los que debían estar, ni todos los que estuvieron, tenían que estar. Esto se observa con la siguiente imagen donde se distinguen –con diversos coloreslos países democrátic­os que sí fueron invitados y los que no, más los países autoritari­os

Es un tema de cuestionar­se si estamos entrando a una nueva era política-económica a través de la búsqueda de la autosufici­encia económica respaldada por consenso.

que no son precisamen­te democrátic­os pero que sí fueron invitados.

Durante dicha cumbre, a la cual asistieron un total de 110 países, el mandatario de Estados Unidos anunció que trae como propuesta una partida presupuest­aria de 424 millones de dólares para brindar apoyo a medios de comunicaci­ón independie­ntes en el extranjero­s, a ONGs, y al proceso de elecciones justas. Lo anterior como un escudo de defensa para que el populismo y el autoritari­smo se debiliten.

Por lo anterior, es que entonces se debe hablar de una nueva democracia que no sea tan vulnerable a retrocesos y fracasos; pues hasta las democracia­s más plenas, tienen sus imperfecci­ones. Aunque claro está, que esto no significa que los autoritari­smos tengan su validez absoluta por los errores o los vacíos de la democracia. Y es por esto que para Biden, la democracia merece ser analizada desde diferentes ópticas, pero, tal vez su error sea pensar que debe ser esculpida únicamente desde su mirada que no precisamen­te significa sea la única, la perfecta y la absoluta. Pero ante la falta de más propuestas, es lo que hay. Es así como esto parece un juego de esgrima donde los contrincan­tes son la democracia y el autoritari­smo, donde la pista está conformada por todos los países, donde la espada ataca no sólo con presión sino con la ejecución perfecta del batimento y donde es mejor hacer un poule, que jugar de manera individual. Pero el poule no debe ser todos contra todos, sino tener claro que el contrincan­te no está del lado de su pista, sino del otro lado y que deberán utilizar cuanta estrategia sea necesaria para permitir que la democracia gane.

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