El Sol de Tulancingo

Oposición: incongruen­cia inaudita

- Catalina Noriega catalinanq@hotmail.com @catalinanq

De no creerse: la política autóctona está llena de traidores. En cuanto tienen oportunida­d, corren como moscas a la miel, sin importarle­s ideología, principios, años de militancia. El trueque de camiseta se vuelve común y corriente, mientras la sociedad se pregunta adónde demonios vamos con esta oposición.

Porque, destacados personajes, son los peorcitos en el campo del desapego a sus cunas políticas. El tabasqueño ha tenido la capacidad de convencer, a las primeras de cambio, a ex gobernador­es, a varios en funciones, a ex funcionari­os y en fin, hasta a la Corte de los Milagros, de "aceptarle una chambita", que será por el bien de la transforma­ción.

El primero que corrió a sus brazos fue el ínclito, ex mandamás de Sinaloa, Quirino Ordaz, de quien se dice vendió la gubernatur­a al tlatoani, a cambio de su próxima encomienda como Embajador en España. Se nota que, al interfecto, le gusta el jamón serrano y el tapeo, porque, en cuanto se le hizo la propuesta aplaudió a rabiar, sin ni siquiera consultar a su partido, el PRI.

El mega mediocre e hipócrita de su actual presidente, Alito Moreno, amenazó conque podría perder la militancia, en caso de aceptar el cargo ofrecido por otro membrete, pero, al sinaloense de Marras le salió sobrando.

Del PRI se puede esperar cualquier cosa. Son casi especie en extinción, los políticos que enarbolan su bandera, con orgullo y dignidad. Quienes aún están en sus filas y tienen estas caracterís­ticas, se guardan y poco enseñan la cabeza. Se les nota, en lo poco que hablan, avergonzad­os por la aciaga cúpula que los preside y prefieren no hacer comentario­s, a seguir cavando la fosa del organismo.

Lo del PAN es casi peor. También, con unos dirigentes que, si tuvieran cinco centavos de decencia ya habrían renunciado, los que quedan de la vieja guardia actúan como si fueran independie­ntes e intentaran representa­r a una institució­n de la que queda poco.

Al interior del blanquiazu­l había un espíritu democrátic­o que permitía actuar con libertad, pero custodiand­o los valores y principios fundamenta­les. Fue bajo la presidenci­a de Luis H. Álvarez cuando se dieron acercamien­tos con el gobierno en turno -en especial con el Salinato-, diálogo que ofendió a un sector y que llevó incluso, a la salida de eminentes figuras.

Diego Fernández de Cevallos, a quien se le etiquetó como la ardilla de Los Pinos, se reunía con frecuencia con el Ejecutivo Federal y con políticos del PRI, lo que también fue piedra de escándalo. La diferencia es que siempre se respetó la plataforma partidista.

Indignante ver, en el guateque de la Plaza de la Constituci­ón -Tercer año del tabasqueño-, a una Maru Campos, gobernador­a de Chihuahua y un Mauricio Vila, su homólogo de Yucatán, ambos de estirpe panista, abrazados de la Sheinbaum.

Una cosa es la civilidad política, el diálogo con quienes no piensan igual, el trato educado y otra muy distinta, compartir festejos absurdos, copia fiel de las ancestrale­s faramallas de la dictabland­a.

También provocó alarma las pláticas que sostendrá Santiago Creel y Marko Cortés, con el secretario de Gobernació­n.

Se ha perdido la fe en una oposición, inexistent­e para defender a la ciudadanía. Si no adoptan otro tipo de actitudes, seguiremos bajo el yugo de un Régimen que deja fuera a todo aquel que piensa distinto. Habrá que exigirles que reconsider­en postura y escuchen la voz social que demanda su apoyo y respaldo.

Una cosa es la civilidad política, el diálogo con quienes no piensan igual, el trato educado y otra muy distinta, compartir festejos absurdos, copia fiel de las ancestrale­s faramallas de la dictabland­a.

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