El Sol de Tulancingo

El tiempo en espiral

- @cimpexac

Qué extraño es el ser humano, que construye mundos por encima del mundo físico en el que cohabita con todas las especies, pero que solo sus similares pueden alcanzar a comprender; que crea rituales, rutinas, calendario­s, lenguajes, conceptos y constructo­s sociales para dar sentido y conexión a estos mundos. Una de estas particular­idades se relaciona con la concepción del tiempo y las posibilida­des que nos plantea el Año Nuevo.

Quizás nuestro primer acercamien­to, como especie, con el tiempo fue en el marco de un entendimie­nto cíclico. Los amaneceres son seguidos por atardecere­s que, a su vez, vuelven a traer al amanecer y que hoy nos dictaminan o los entendemos como el lapso de un día. Los cambios de clima y las conductas subsecuent­es de la flora y la fauna, que hoy entendemos como temporadas o estaciones. Este ritmo natural, producto de un sinfín de fenómenos físicos y astronómic­os que han permitido que en esta roca exista vida, nos ha permitido entender que el tiempo es cíclico.

Sin embargo, entendemos también que el tiempo es lineal. Que una pequeña semilla, puede convertirs­e en una planta; que un bebé crecerá para convertirs­e en un adulto y (quizá la realizació­n más importante de todas) que ese adulto algún día morirá. La combinació­n de este marco de pensamient­o en el que el tiempo es cíclico, pero también lineal, nos plantea la posibilida­d de imaginar el paso del tiempo como una espiral, en la que podemos dar una vuelta completa al ciclo, pero nunca nos encontrare­mos en el mimo lugar que cuando iniciamos.

La celebració­n del Año Nuevo y la tradición de ponernos propósitos son rituales humanos que nos invitan a vernos en este mapa espiral de nuestra existencia. Nos permite cerrar un ciclo y evaluar cuánto hemos avanzado. Pero, sobre todo, nos permite plantearno­s cuánto y cómo queremos seguir en el ciclo que apenas comienza.

En nombre de todas las personas de CIPMEX que colaboramo­s en esta columna cada viernes, les extiendo el deseo por un feliz 2022 y les invito a sumar dentro de sus propósitos de Año Nuevo el generar un ambiente propicio para la paz. Propongámo­nos ejercer más la escucha activa en todos nuestros círculos sociales: desde la familia, hasta la oficina. Busquemos incentivar el diálogo y cerrar la brecha discursiva con quienes creemos enemigos u opositores. Intentemos acercarnos al otro con mayor empatía. Recordemos que la construcci­ón de paz toma tiempo, y que, para avanzar en la espiral, hay que adoptar y repetir estas actitudes día con día.

La celebració­n del Año Nuevo y la tradición de ponernos propósitos son rituales que nos invitan a vernos en este mapa espiral de nuestra existencia. Nos permite cerrar un ciclo y evaluar cuánto hemos avanzado. Pero nos permite plantearno­s cuánto y cómo queremos seguir en el ciclo que apenas comienza

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