Triste realidad
El sueño de los Rayados de Monterrey terminó sin siquiera haber comenzado. Su quinta participación en el Mundial de Clubes de la FIFA pasará a la historia, pero no como lo hubieran deseado, sino como una de las peores representaciones que ha tenido el futbol mexicano, tras ser eliminado en el primer partido; y que dejó en evidencia que la distancia que existe entre la Concacaf y las principales potencias ya son tan largas como el viaje desde México hasta los Emiratos Árabes Unidos.
Poco o nada duro la ilusión con la que el Monterrey viajó hasta el lejano Medio Oriente para disputar el Mundial de Clubes, que cada año enfrenta a los campeones de cada una de las confederaciones que integran la FIFA, y que en esta ocasión tuvo que aplazarse hasta febrero debido a que aún estamos sometidos ante la propagación de la pandemia del Covid-19.
Los dirigidos por Javier Aguirre, al ser los representantes de la Concacaf, partían con cierto favoritismo en el partido contra el Al Ahly de Egipto, que, además, presentó importantes bajas debido a que muchos de sus jugadores disputaban la Copa África con su selección nacional. Sin embargo, quedó de manifiesto que en el futbol como en la vida, el peor enemigo puede llegar a ser la ignorancia.
El equipo con una de las plantillas más cara del futbol mexicano y del continente, con cerca de 100 millones de dólares, no fue de paseo a Emiratos Árabes Unidos porque ni de eso tuvo tiempo.
Es evidente que falló la preparación de cara al Mundial de Clubes, que debió ser de poco más de tres meses, prácticamente desde logró el éxito de vencer al América en la final de la Liga de Campeones de la Concacaf, en octubre de 2021.
Tras el fracaso, porque evidentemente lo es, lo más fácil es señalar responsables, y en ese sentido el primero es Javier Aguirre como técnico.
Sin embargo, los jugadores también deben aceptar su responsabilidad, al igual que la directiva y hasta la propia Concacaf, que se aferra a impedir que los equipos del futbol mexicano regresen a la Copa Libertadores y a la Copa Sudamericana, como lo hacían hace años, para tener el roce con equipos de la Conmebol.
Está claro que disputar partidos sólo dentro del área de la Concacaf ha estancado el crecimiento del futbol mexicano, como advertí en infinidad de ocasiones.
Antes se perdía contra los equipos de Europa y Sudamérica, después frente a los de Asia y ahora ante los de África.
Tras el fracaso, lo más fácil es señalar responsables, y en ese sentido el primero es Javier Aguirre como técnico. Sin embargo, los jugadores también deben aceptar su responsabilidad, al igual que la directiva y hasta la propia Concacaf, que se aferra a impedir que los equipos del futbol mexicano regresen a la Copa Libertadores y a la Copa Sudamericana, como solían hacerlo hace años”
¿Debemos esperar a que los de Oceanía también nos rebasen?
La respuesta sólo la tiene Concacaf, mucho más preocupada en crecer en lo económico que en lo deportivo.
Entiendo la necesidad de llevar
Está claro que disputar partidos sólo dentro del área de la Concacaf ha estancado el crecimiento del futbol mexicano, como advertí en infinidad de ocasiones. Antes se perdía contra los equipos de Europa y Sudamérica, después frente a los de Asia y ahora ante los de África. ¿Debemos esperar a que los de Oceanía también nos rebasen?”
dinero a sus arcas para impulsar el futbol en la zona del Caribe, con programas que ayudan a los más marginados, pero por qué impedir que el futbol mexicano también tenga participación en competiciones de Conmebol.
El tiempo no se detiene ni espera a nadie, y la Concacaf debe entenderlo así, porque está dejando ir los pesos por cuidar los centavos. Si realmente quiere ser potencia, debe comenzar a recuperar el terreno perdido.
Es imposible que equipos de renombre como Monterrey estén debajo de equipos de Asia y África, que hasta hace unos años no eran ni conocidos.
En estos momentos, ayuda más un amistoso frente a un rival asiático o africano, que un partido oficial dentro de la Concacaf; aunque claro, lo ideal siempre será buscar la forma de enfrentarse a equipos de Europa y Sudamérica.
Lo peor de todo es que lo anterior no sólo se refleja a nivel de clubes, también entre selecciones nacionales, con México muy por detrás de lo que solía ser, hasta ahora en la tercera posición de la clasificación en las eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022, superado por Canadá y Estados Unidos.
Como he repetido últimamente, el cambio en el futbol mexicano debe comenzar desde los directivos hacia abajo, no como antiguamente lo veíamos. Ahora se debe hacer una reestructuración total, para que nuestro país sea una fábrica de jugadores, como, por ejemplo, lo ha sido siempre Brasil, Argentina y Uruguay.
El dinero no lo es todo, va y viene; y aunque puede comprar a los mejores jugadores, tampoco garantiza los títulos. Sólo la planeación de proyectos a corto, mediano y largo plazo darán los resultados que se esperan, tanto en lo deportivo, como en lo económico.
En cifras, de los 3 millones de dólares que Monterrey pudo haber obtenido en caso de llegar a las semifinales del Mundial de Clubes, como se esperaba que lo hiciera, ahora deberá conformarse con un millón de dólares tras disputar, mañana, el partido por el quinto y sexto lugar, que está muy lejos de lo deseado.
Dicho así para que saquen cuentas y vean lo importante que es darle su debida importancia al prestigio deportivo.