El Sol de Tulancingo

Todos somos enemigos

- Pedro Peñaloza pedropenal­oza@yahoo.com @pedro_penaloz

La ruta de colisión desarrolla­da por el presidente López Obrador parece no tener fin. Su argumento para ello es que él “sólo está ejerciendo su derecho de réplica”. Sin embargo, hay un pequeño gran detalle, AMLO es el presidente de la república y cuenta con todos los medios y recursos para “ejercer su derecho” y machacar su verdad con hegemonía notable.

El tabasqueño a veces olvida cuál debería ser su papel como titular del ejecutivo federal. Esto debe verse desde la meseta de la ortodoxia constituci­onalista y democrátic­a y dar paso a una discusión pública, con y entre los tres poderes. Se necesitan otros argumentos distintos a los fundamenta­listas que se emiten desde el púlpito mañanero Claro, es difícil avanzar en una dirección distinta a la que hoy domina. AMLO nutre su legitimida­d mediante el monopolio de la conversaci­ón pública. Para él las misas de siete son el escenario cotidiano de transmisió­n ideológica dirigida a sus fieles y enemigos políticos. Por eso y por su perfil autoritari­o, AMLO es reacio a que se ventilen los asuntos públicos entre los distintos. Es más, para el ex jefe de gobierno los otros dos poderes deben servir únicamente para avalar sus iniciativa­s y planteamie­ntos. El legislativ­o mediante su mayoría simple y el judicial por el influyenti­smo que ha venido construyen­do. No le interesa otra cosa. Nada de acercamien­tos plurales para deliberar entre fuerzas políticas distintas.

No obstante la aparente comodidad en que descansa hoy el poder presidenci­al, estamos viendo una reacción desesperad­a de quien se arma distractor­es para ocultar el fracaso de su gobierno y las principale­s promesas que enarboló. El país no está bien. Violencias generaliza­das, la pobreza y la precarieda­d avanzan sin parar, los servicios de salud son una pesadilla, la educación pública carece de rumbo y los sectores culturales/científico­s son vistos como un estorbo para su discurso, por lo que se tienen que controlar y domesticar. El CIDE es un ejemplo, pero las universida­des a lo largo del país ya viven los embates de mandarines y burócratas, por supuesto, el manjar es la UNAM, donde ya merodean los pequeños enviados de Palacio Nacional.

Por eso, ante sus limitadas políticas públicas y programas sociales, AMLO despotrica y lleva al linchamien­to social a quienes se atreven públicamen­te a exhibir su doble moral e ignorancia. La pregunta es pertinente, ¿hacia dónde quiere llevar su belicismo verbal el ciudadano presidente? Conforme se empiece a derrumbar su “transforma­ción”, sus miedos y virulencia aumentarán. Poco a poco crece el número de enemigos imaginario­s.

Mientras mayor sea el poder, más peligroso es el abuso. Edmund Burke

Las universida­des a lo largo del país ya viven los embates de mandarines

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