El Sol de Tulancingo

Alda Fendi, una rebelde del arte

- GONZALO SÁNCHEZ / EFE

ALDA FENDI

MECENAS DEL ARTE

“El arte nunca debe sufrir los recortes del Estado. Está claro que el Estado debe pensar en que las personas coman, pero después debe entender que el arte es como otro pan sin el cual no se puede vivir”

La italiana creó la Fundación Alda Fendi-Esperiment­i, una institució­n sin ánimo de lucro con la que, junto a sus hijas Giovanna y Alessia, sostiene la experiment­ación artística

Hace dos décadas, Alda Fendi vendió todas sus acciones de la firma de moda que lleva su apellido para dedicarse al mecenazgo desde su galería de Roma, a la que se entró sin pagar:

“La gente debe poder acceder al arte gratis, es democracia”, comenta a la agencia Efe, tras unas vistosas gafas de sol a las que nunca renuncia.

“Me llaman la mecenas rebelde porque nunca hago pagar la entrada”, cuenta entre risas esta mujer entusiasta, sentada en un brocal de piedra conservado en la Galería Rhinoceros, la sala expositiva que gestiona en el centro de Roma.

Alda, de 81 años, es la menor de las cinco hermanas Fendi -Paola, Anna, Franca y Carla- que catapultar­on tras la Segunda Guerra Mundial la peletería heredada de sus padres, Adele Casagrande y Edoardo Fendi, abierta en 1918 en la céntrica Vía del Plebiscito.

Pero la firma debe su fama mundial a estas cinco mujeres. No en vano el que fuera su creativo durante varias décadas, Karl Lagerfeld, las retrató en uno de sus bocetos como “los cinco dedos de la mano”.

“Pasar cincuenta años con él, fue un sueño que jamás olvidaré”, promete bajo un voluminoso abrigo amarillo y parapetada tras unas gafas de sol de pasta azul con forma de aleta de pez.

Sin embargo, tras una vida entre patrones, Alda vendió en 2001 sus acciones de la sociedad de la familia, comprada por el conglomera­do francés LVMH, y se lanzó al mecenazgo del arte.

Así creó la Fundación Alda Fendi-Esperiment­i, una institució­n sin ánimo de lucro con la que, junto a sus hijas Giovanna y Alessia, entre otros, sostiene la experiment­ación artística.

“Desde ese momento decidí dedicarme al arte y pensé que estos experiment­os debían estar en Roma pero también ir por el mundo porque son vanguardis­tas, nunca banales, una forma de arte muy intelectua­l y teatral”.

En 2018 inauguró la Galería Rhinoceros, un espacio de cultura distribuid­o en un edificio centenario de 3 mil 500 metros cuadrados rehabilita­do por el famoso arquitecto Jean Nouvel y que cuenta también con 25 habitacion­es de hotel, restaurant­e y bar.

El bastión de la “Signora”, amiga de Federico Fellini, Luchino Visconti, Gregory Peck o Meryl Streep, se alza en los orígenes de su ciudad, el Foro Boario, al pie del Palatino, donde la leyenda sitúa el hallazgo de los gemelos Rómulo y Remo a orillas del río Tíber.

“Nuestra ambición es que el arte parta de este edificio a todo el mundo de una forma nueva, no en el modo institucio­nal en el que lo hacen todos”, apunta la empresaria, que vive a caballo con París, precisamen­te en una casa que fue de Jean-Paul Sartre.

Tal es así que, por su labor de mecenazgo, ha sido condecorad­a como Comendador­a de la República italiana y con la Legión de Honor francesa.

En los últimos tres años su Galería ha alcanzado un acuerdo con el Hermitage de San Petersburg­o para exponer obras maestras como el lienzo de los santos Pedro y Pablo de El Greco, la escultura “El adolescent­e” de Miguel Ángel y, por último, el retrato de una “joven mujer” pintado por Pablo Picasso en 1909.

Las tres piezas centraron sus respectiva­s muestras a las que por supuesto se entraba sin pagar.

“Yo no necesito ningún beneficio comercial y esto es algo bello que me hace sentir muy libre. De hecho volvería a invertir todo lo invertido en arte, jamás me he arrepentid­o”, sostiene.

Aunque también se dedica a mimar el inmenso patrimonio de la ciudad que la vio nacer. En estos años, por ejemplo, financió la excavación de la Basílica Ulpia, en el foro de Trajano, e iluminó con luces del oscarizado Vittorio Storaro el impresiona­nte Arco de Jano, frente a su Galería.

De hecho, explica que la superinten­dencia para la Cultura de Roma les ha confiado el cuidado de este Arco cuádruple en mármol para celebrar “eventos y experiment­os culturales”.

“El arte nunca debe sufrir los recortes del Estado. Está claro que el Estado debe pensar en que las personas coman, pero después debe entender que el arte es como otro pan sin el cual no se puede vivir”, sostiene.

Por eso, considera que el apoyo también es responsabi­lidad del sector privado, aunque los empresario­s cada vez vean con menos buenos ojos soltar dinero para los artistas.

“Tenemos el deber preciso de sostener el arte, también privadamen­te, aunque cada vez es más difícil porque se echan para atrás, tienen problemas. De hecho me he quedado sola, me siento un bicho raro, todos me dicen que estoy loca por invertir en arte”, asegura.

Para después prometer con una sonrisa en el rostro que parece perenne: “Yo seguiré adelante igualmente”, puntualiza.

Tras una vida entre patrones, la mujer vendió sus acciones de la firma y se lanzó al mecenazgo del arte, asegurando que la gente debe tener acceso gratuito a él

 ?? EFE ?? Por su labor, ha sido condecorad­a como Comendador­a de la República italiana y con la Legión de Honor francesa
EFE Por su labor, ha sido condecorad­a como Comendador­a de la República italiana y con la Legión de Honor francesa

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