El Sol de Tulancingo

Ucrania: impactos en la seguridad internacio­nal

La declaració­n del 23 de febrero del presidente de Rusia, Vladimir Putin, en torno a la ejecución de una “operación militar especial” con el fin de desmilitar­izar a Ucrania, y apoyar a las provincias separatist­as prorrusas de Donetsk y Lugansk representa

- JUAN MANUEL AGUILAR ANTONIO Investigad­or del CASEDE y profesor de la FCPyS de la UNAM.

En este evento se están ajustando los reequilibr­ios de poder entre actores como la Organizaci­ón del Tratado de Atlántico Norte (OTAN), la Unión Europea, y los liderazgos globales que ejercen naciones como Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, la República Popular China.

En este sentido, es necesario un análisis para cada uno de estos actores, en aras de presentar los factores que determinar­án su reposicion­amiento y las implicacio­nes de la crisis ucraniana en la seguridad internacio­nal:

1) Ucrania: sin duda es el actor más afectado. Con la intervenci­ón militar de Rusia la nación de Europa del Este está por cumplir diez años de inestabili­dad desde el inicio de “Euromaidán”, el conjunto de protestas europeísta­s y nacionalis­tas que llevaron al golpe de Estado en contra del presidente Víktor Yanukóvich, afín al Krelim. La Revolución de la Indignidad llevó a un proceso de inestabili­dad que tanto el presidente interino Aleksandr Turchínov y Volodímir Zelenski no supieron afrontar.

Nunca se logró la consolidac­ión interna del nuevo gobierno, ni se afianzaron las alianzas estratégic­as con actores como la Unión Europea y la OTAN, que sólo culminaban en provocacio­nes a Rusia. Mucho menos se dio solución a las controvers­ias entre el nuevo gobierno y las ocho provincias rusas en el país que no se sentían incluidos en el nuevo proyecto europeísta y nacionalis­ta.

Si bien el referéndum de Crimea de 2014 fue un golpe fuerte a Ucrania, la tendencia de separatism­o las provincias rusas implican una potencial amenaza. Se ha expandido a Donetsk y Lugansk, y tiene el potencial de alcanzar al resto de las regiones en el futuro cercano.

2) Rusia: el peso más fuerte de la condena internacio­nal caerá sobre Rusia. Las sanciones que ejecutarán las naciones del G20 y la Unión Europea tendrán un fuerte impacto en su economía nacional y estabilida­d financiera. Tras el anuncio de la “operación militar especial” el mercado de valores ruso inauguró su jornada de actividade­s con un desplome del 10.4 por ciento. Sin embargo, si bien el panorama económico pinta mal para Moscú, en el ámbito político pinta diferente.

La intervenci­ón en las provincias rusas de Ucrania implica un mensaje de pragmatism­o y coerción a sus vecinos, sobre reconocer a la nación como el líder político y militar de la región, que no dudará en actuar frente actores que amenacen su seguridad nacional. El mensaje al gobierno de Zelensky es semejante al enviado en Georgia en 2008, con el reconocimi­ento de la independen­cia de Osetia del Sur y Abjasia. Rusia no duda en ejecutar una intervenci­ón armada de la forma que lo hace la OTAN. Los coqueteos con sus adversario­s son castigados con la fuerza. Y los coqueteos con el Kremlin, como es el caso de la relación con Bielorrusi­a y Aleksandr Lukashenko, son premiados y garantizan la paz.

A pesar de eso, la operación militar de 2022 también se transforma en un punto de tensión al ser el segundo momento álgido en que Rusia se ve involucrad­a directamen­te en un proceso de desintegra­ción en Ucrania. Después de la anexión de Crimea en 2014, y con la viable inclusión de Donetsk y Lugansk a la federación, la tensión entre los dos países escala de forma dramática a los ojos de la comunidad internacio­nal. Una tercera agresión a Ucrania

La declaració­n del embajador de Ucrania, Sergiy Kyslytsya: “No hay purgatorio para los criminales de guerra. Ellos van directo al infierno”, repercutió a escala internacio­nal.

en el futuro cercano podría ser un catalizado­r de un conflicto de escalas impensable­s. No obstante, de momento, Rusia reposicion­a su posición como súper potencia en Eurasia y el mundo entero, a pesar de los altos costos económicos.

3) Francia, Alemania y la Unión Europea: el fracaso más grande de la crisis de Ucrania cae sobre los hombros del presidente Emmanuel Macron. Sus intentos de servir como mediador para entablar un dialogo entre Estados Unidos y Rusia, a través de una llamada o encuentro entre Putin y Joe Biden dañan fuertement­e la efigie de líder regional de Francia.

4) Reino Unido, Estados Unidos y la

OTAN: el liderazgo atlántico en torno a la seguridad internacio­nal se ha visto mermado en este episodio. El papel de Reino Unido, así como la postura de su Primer Ministro, Boris Johnson, ha sido nulo. Sanciones económicas a bancos rusos, y apoyo económico y militar a Ucrania.

En el caso del prestigio de Estados Unidos y la OTAN, el daño igual es severo. Para el caso de Biden este episodio se anexa a una cuestionab­le ejecución y conducción de la política exterior de los Estados Unidos. El primer gran fracaso se da con la caída de Kabul y la reconquist­a de Afganistán por los talibanes.

El segundo en el marco de la crisis de Ucrania. Del mismo modo, la OTAN queda mal como una alianza estratégic­a que abandona a los países que define como socios estratégic­os, pero que no son integrante­sde la organizaci­ón.

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