Ya no puedo con la escuela
LAS NUEVAS GENERACIONES APRENDEN ENTRE TURBULENCIAS, YA QUE LO QUE MOSTRÓ LA PANDEMIA FUERON LOS VACÍOS QUE YA EXISTÍAN, SOBRE TODO LAS FALTAS ALREDEDOR DE LOS PROBLEMAS DE ACCESO TECNOLÓGICO EN LA POBLACIÓN MÁS POBRE Y VULNERABLE
Sin una mente en orden es un problema recibir conocimientos, menos cuando la pandemia llevó la escuela a los hogares, donde las emociones y necesidades económicas terminaron por desbordarse.
Así, las consecuencias de la pandemia de Covid-19 en el ámbito educativo van desde el rezago hasta el abandono escolar.
Esperanza, maestra de una primaria del municipio de Metepec, Estado de México, vivió el caso extremo. Una de sus estudiantes simplemente dejó de acudir a clases virtuales y desapareció de la pantalla.
“Ya no puedo con la escuela”, le comentó la madre de la alumna, quien un día dejó de ser un cuadro más en la pantalla del celular de Esperanza. Al iniciar la pandemia ella impartía clases en el tercer año de primaria.
“Tengo otras necesidades que atender”, fue el último mensaje que recibió la profesora. Después sólo silencio y mensajes que no fueron ni vistos.
La encuesta Encovid-19 Infancia, realizada por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide) de la Universidad Iberoamericana y Unicef México, señala que el 8% de los hogares con integrantes de 4 a 17 años reportaron que algún menor no se inscribió a la escuela durante el actual ciclo escolar, que inició el 30 agosto de 2021.
Catalina Gómez Olaya, jefa de Política Social del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en México, estima que ese 8% representa a 1.9 millones de menores en el país.
Del total que abandonaron sus estudios un 50% tienen entre 14 y 17 años, mientras el 53% son hombres.
Por nivel escolar, el 44% abandonaron en primaria, 19% de secundaria y 26% corresponden a la preparatoria.
Gómez Olaya indica que estas cifras profundizan la crisis de aprendizaje que había antes de la pandemia.
“Esta deserción sí está muy relacionada con la afectación al ingreso (económico)”, apunta.
La funcionaria de Unicef México aclara que al iniciar la pandemia, la respuesta gubernamental en materia educativa fue un esfuerzo masivo e importante, aunque hubo fallas por los atrasos que ya existían.
“Lo que mostró la pandemia fueron los vacíos que ya existían, sobre todo las faltas alrededor de los problemas de acceso (tecnológico) en la población más pobre y vulnerable, ahí hay un elemento para mejorar”, señala.
Con el regreso presencial, recomienda medir los niveles educativos de los menores de edad, pues no todos han aprendido de manera igual.
Gómez Olaya comenta que en la atención emocional a los menores de edad hay medidas que se deben adoptar desde las familias o escuelas.
En el entorno de la pandemia, apunta que existen programas gubernamentales de atención, pero deben permear más.
“Deberían permear más en la población, primero de que haya una conciencia sobre la importancia de estos temas”, indica. Además, normalizar y hablar de padecimientos como depresión y ansiedad en adultos y niños.
“Puede que sí haya programas y servicios, tanto a nivel federal como estatal, y a nivel más pequeño, sí hay iniciativas; pero les faltan escala y todavía mucho más énfasis para reconocer que son fenómenos más masivos y amplios”, apunta la funcionaria de Unicef México. “Les falta llegar a más gente y ser más oportunos”.
Adicionalmente, expresa, falta capacitar a los docentes para identificar casos donde los infantes y adolescentes presentan algún padecimiento emocional.
BRECHA EDUCATIVA
Aunque el regreso presencial a clases representa una alternativa para gradualmente recuperar el terreno perdido, maestros y maestras advierten la estela de rezago que dejó la modalidad digital.
“De 688 alumnos, 147 estuvieron en trabajos intermitentes y 55 alumnos que ni se conectaron, ni desarrollaron sus actividades”, indica Jazmín Flores Salgado, directora de una primaria federal de San Mateo Atenco en el Estado de México.
En su comunidad estudiantil, relata, la salud emocional fue impactada por complicaciones económicas, muerte de familiares y el abandono de padres hacia
Con el regreso presencial, recomienda medir los niveles educativos de los menores de edad, pues no todos han aprendido de manera igual.