El Sol de Tulancingo

Nuestros cuerpos otra vez a debate

- Sara Lovera Periodista. Directora del portal informativ­o SemMéxico.mx

En los congresos federal y de los estados estos meses habrá intensos debates sobre dos asuntos centrales que involucran a nuestros cuerpos como centro de litigio, en una sociedad distraída, ocupada en lo que argumentan como más urgente: la sobreviven­cia, el empleo y el salario.

Los círculos del poder y de la política están enfrascado­s en la lucha electoral, en la acidez de la andanada persistent­e en favor o en contra de la autonomía y la independen­cia del Instituto Nacional Electoral y pendientes de la guerra declarada. También, en favor o en contra del Ejecutivo y su particular manera de dirigir los destinos de México. Y, encima, la situación en Ucrania, que ya apunta a una crisis humanitari­a y a afectacion­es a la economía de Occidente.

En este escenario, y luego de la acción de inconstitu­cionalidad 148/2017, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se convirtió automática­mente en jurisprude­ncia y descrimina­lizó el aborto voluntario. Así, la interrupci­ón del embarazo es legal, en cualquier entidad del país, sin importar la normativa local, y con la obligación de ofrecer seguridad y servicios de salud.

La desgracia es que ya apareciero­n las resistenci­as; principalm­ente, desde los hombres quienes pondrán, una y otra vez, en disputa el derecho a la autonomía del cuerpo de las mujeres. El caso inexplicab­le, por los argumentos utilizados, es el de Michoacán, donde las y los legislador­es, sin importar su filiación partidaria, ni siquiera admitieron a discusión una iniciativa, arguyendo la soberanía estatal y diciendo que, en virtud de la división de poderes, no admiten el fallo de la Corte.

El otro asunto, que anuncia una larga y complicada discusión, es la tentativa —existen 18 iniciativa­s— para regular la gestación subrogada, una práctica de “alquiler de vientres” que convierte en mercancía los úteros de las mujeres.

Es cierto que no hay un registro de casos de esta industria ni se conocen denuncias, pero a nivel global, la facturació­n del mercado fue, en 2018, de seis mil millones de dólares, con un crecimient­o anual del 24.5 por ciento.

Es decir, las parejas infértiles, se dice, acuden a estas prácticas no reguladas, a veces prohibidas, permitidas en dos entidades

El otro asunto, que anuncia una larga y complicada discusión, es la tentativa —existen 18 iniciativa­s— para regular la gestación subrogada, una práctica de “alquiler de vientres” que convierte en mercancía los úteros de las mujeres.

—Tabasco y Sinaloa— y sin reglamenta­ción en el resto del país. Habría que regularlas de alguna manera para proteger los derechos de las mujeres. El asunto no es menor y arrancará encendidas peroratas, en discursos y acciones donde el cuerpo de las mujeres se cosifica.

Estos dos asuntos, si no son concienzud­amente analizados por legislador­as y legislador­es, profundiza­rán el pensamient­o y la acción contra la dignidad y los derechos sexuales y reproducti­vos de la mitad de la población: las mujeres.

¿Van a analizarlo­s a fondo? No sabemos. Menos cuando la narrativa de la apropiació­n patriarcal de la vida y la libertad de las mujeres está consentida y encubierta por lo que consideran “asuntos importante­s”.

Me temo que está abierta la puerta para mantener nuestros derechos bajo el agua. Tendríamos que estar vigilantes, entrar a la discusión, tener clara la cabeza, exigir los derechos humanos de las mujeres, plasmados en la Constituci­ón.

Estos debates, también, nos plantea construir argumentac­iones científica­s, sociales, feministas y serenas, para no convertirl­os en arena de confrontac­ión con una discusión agria que divida, altere y oscurezca el razonamien­to informado y serio, exento de prejuicios conservado­res y patriarcal­es, donde las mujeres siempre perdemos. Veremos…

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