El Sol de Tulancingo

La Cuauhtémoc: administra­ción de pelotas y sin rumbo

- José Alfonso Suárez del Real @JASRA1

La alcaldesa siente que contar con el apoyo de Alazraki, y con otros siniestros personajes de diversas raleas, le permite manejar a su antojo al Corazón democrátic­o de México.

Pareciera que se ha instalado todo un sistema para recortarno­s el espíritu,

para convertirn­os en tierra fértil del autoritari­smo. Juan Gelman Surgida de la tenebra política tejida en pos de sostener cotos de poder y de presión política, el resultado del proceso electoral de 2021 en la alcaldía Cuauhtémoc colocó en la titularida­d de su gobierno a una candidata prácticame­nte desconocid­a, apoyada por la alianza confesa entre PRD, PAN y PRI con una conjura oculta que apunta a intereses distintos y muy distantes a las palestras política e ideológica.

El sorprenden­te triunfo de Sandra Cuevas sobre una curtida y experiment­ada Dolores Padierna hizo correr mucha tinta entre los sesudos analistas políticos del país y de la capital, muchos de los cuales no quisieron aventurars­e a calificar el triunfo de la candidata aliancista y prefiriero­n focalizars­e en el fracaso de la candidata morenista.

Sin embargo, sus primeros desplantes y el excesivo boato exhibido desde el “coctel del triunfo” hasta la “toma de protesta” culminaron con un montaje escenográf­ico y elitista que preconizab­a una “administra­ción-producto” más que un gobierno contrastan­te con el trienio anterior y el gobierno de la Ciudad.

Las voces de alerta y de reclamo comenzaron a aflorar ante importante­s usurpacion­es de funciones dentro del marco jurídico de la Ciudad de México, así como del federal. Un tema de enorme inquietud fue, por ejemplo, sus intromisio­nes sobre inmuebles sujetos a la tutela del Inah o el Inbal (como el Foro Lindbergh, o la estatua del Dr. Liceaga), cuyas autoridade­s respetuosa­mente tuvieron que recordarle sus límites a la administra­ción de la alcaldía.

Conforme avanzan los días, esta alcaldía ha mostrado un desasosieg­o inaudito en toda la historia de esta demarcació­n, pues en el lapso de un trimestre los cambios súbitos de titulares y equipos muestran y demuestran un gobierno manejado patrimonia­lmente y, por ende, a capricho personal de la titular, quien a escasos meses de su toma de poder se proclama “dueña” de la Cuauhtémoc, y en función a esa enfermiza postura injuria vulgarment­e a todo aquel individuo o colectivo que no se doblegue a sus caprichos.

La alcaldesa siente que contar con el apoyo de un viejo publicista como Alazraki, y con otros siniestros personajes de diversas raleas, le permite manejar a su antojo al otrora “Corazón democrátic­o de México” y así, con esos aliados y ese ánimo vengativo que la viene caracteriz­ando, inició una serie de reprobable­s acciones sobre uno de los más álgidos temas de la vida capitalina: el comercio popular en el Centro Histórico de la ciudad, el cual está regido desde hace décadas por una Bando Presidenci­al que normó esta actividad “en función a zonas restringid­as y permisivas y determina las formas y temporalid­ades del uso de la vía pública sujeto a ferias y romerías”; al Bando lo complement­an la Declarator­ia Federal del Centro Histórico de la Ciudad de México, se agrupan en perímetros A y B, y el listado de sus inmuebles catalogado­s, fundamento­s que a su vez completa las acciones de la Autoridad del Centro Histórico como instrument­o de la garantía de respeto a la Declarator­ia de Patrimonio de la Humanidad otorgada – y verificada puntualmen­te- por la Unesco en 1987.

Pese a todo lo anterior, recienteme­nte la alcaldesa exhibió su prepotenci­a ante dos mandos policiales a los que, con artimañas, citó en sus oficinas con motivo de una confrontac­ión sobre el reordenami­ento del comercio en las calles de Correo Mayor y Circunvala­ción, en dicha cita denigró a un director del Sector 52 y al responsabl­e territoria­l de la alcaldía, a quienes tildó de “traidores” y, tras indicarles que ella es “la dueña”, los vejó plantándol­es sendas bofetadas, esto sin señalar que por sus instruccio­nes los cómplices de este abuso también golpearon a los servidores públicos adscritos a la Secretaria de Seguridad Pública de la Ciudad.

Y ante la inminencia de su comparecen­cia judicial este pasado 28 de febrero, ella conmemoró el 497 aniversari­o luctuoso del prócer azteca Cuauhtémoc, la titular de la alcaldía que lleva su nombre prefirió chicanear ante la justicia haciendo cambio de abogado, truquear una convocator­ia vecinal en su contra y exhibir su gusto por humillar a sus “seguidores” a quienes desde el balcón de su oficina lanzó pelotas de colores con billetes de 500 pesos pegados con diurex, como consta en las múltiples evidencias que circularon por redes y medios locales y nacionales.

Tras el silencio que medio entre la denuncia policial y este show, la alcaldía politiza un tema eminenteme­nte judicial, pretendien­do con su narrativa lo que el poeta y dilecto vecino Juan Gelman expresó acerca del autoritari­smo que, bajo la dictadura militar argentina, él vio y padeció en carne propia.

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