El Sol de Tulancingo

El futbol, un deporte noble

- David Cárdenas Rosas

Es un deporte noble. Enseña a jugar y competir en equipo. Es generoso, los participan­tes, regalan jugadas que retan a toda acción lógica, para dar paso a la acción mágica.

Nos enseña cómo una persona que camina como si nada por la calle, dentro del campo; se convierte, por vocación por el futbol, en un artista de la gambeta.

Los jugadores, atletas, se preparan para brindar a la afición pases magistrale­s, de lado a lado, o el pase “cortito y al pie” para lograr la triangulac­ión en una geométrica perfecta para habilitar y continuar avanzando.

El balompié, cuentan, se pudo haber iniciado en China, en Inglaterra, lo realmente importante es que el futbol no encontró a los seres humanos, los seres humanos encontraro­n al futbol.

Muchos a las puertas de su casa, en los patios de la escuela, en el barrio.

Vieron la pelota y se hicieron amigos de ella jugando la clásica “cascarita”, Semillero de grandes virtuosos del fut. Es un deporte económico.

El objeto sustantivo del juego es ¡la pelota! , dos botes vacíos y ya está la portería.

Luego se arma el equipo, después al llano, y posteriorm­ente a la liga local.

Se concilia el nombre del equipo, el uniforme, ¡todo con gran emoción! Y ahí va la oncena a alcanzar la gloria deportiva.

Todo por el placer de hacerlo, y hacerlo bien. Hay quién llega a convertirs­e en un jugador profesiona­l, y hemos visto porteros con la agilidad de un contorsion­ista, “volando de poste a poste”, a defensas centrales veloces y difíciles de rebasar, laterales que marcan y se dan tiempo par convertirs­e en extremos.

Mediocampi­stas con una mirada de gran angular para determinar jugadas y que le dan trato fino al balón para contener y enviar pases a delanteros que en su mente tienen dibujada la portería y anotan goles que cimbran de emoción…

El futbol es sencillo. Es, dicen los enterados; pasar el balón, la pelota a tu compañero, mejor que como la recibiste. Eso es todo… ¡pero es lo máximo!

Lo que vimos el sábado en el estadio de La Corregidor­a, no pasó en el campo del futbol.

Fue la acción de vándalos que simularon ser aficionado­s, para agredir a sus “adversario­s”.

El futbol y la afición son otra cosa…

Quizá sea mucho pedir pero el lenguaje debería tener variantes, el futbol no es una guerra.

Los delanteros no son “artilleros”

El balón no es un “proyectil”.

Los equipos no son “escuadras”

Si alguien falla, no tenía; “la pólvora mojada”

No se anota un gol “a sangre y fuego”.

Se le pega al balón con reciedumbr­e, no un “trallazo”. No se “fusila al portero”, se anota un gol.

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