AISLAN A RUSIA DEL COMERCIO INTERNACIONAL
Rusia y Ucrania comparten la cuenca del mar Negro, una de las principales zonas de producción agrícola de Europa, y hasta el estallido del conflicto sumaban un 30 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo, un 20 por ciento de las de maíz y un 76 por ciento de las de derivados del girasol.
El PMA de la ONU concentra actualmente sus envíos de ayuda alimentaria en Yemen, Siria, Etiopía, Afganistán, Sudán del Sur, Burkina Faso, Líbano, Malaui, Mozambique y Somalia.
Mientras que la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que la escalada del conflicto anticipa repercusiones "significativas" en la seguridad alimentaria global, en la medida en que la región es un exportador clave de materias primas como el trigo.
Rusia es el mayor exportador de trigo y Ucrania el quinto y juntos representan el 14 por ciento del mercado global de este cereal. En el caso de la cebada, suman el 19 por ciento, mientras que en el del maíz ronda el 4 por ciento, según la FAO, que estima que los dos países acumulan también el 52 por ciento de las ventas de aceite de girasol.
Unos 50 países reciben al menos una tercera parte de su suministro de trigo desde Rusia o Ucrania, en su gran mayoría países de menores ingresos, por lo que el cierre de suministros puede añadir más tensión a un mercado de precios que ya viene encadenando subidas en alimentos básicos desde la segunda mitad de 2020.
Rusia continuó con el avance de tropas en el este y el centro de Ucrania y el estrechamiento del cerco sobre Kiev, la capital, a pesar del anuncio de Estados Unidos de aumentar las sanciones contra Moscú.
Centenares de miles de civiles se hallan atrapados bajo los bombardeos, dos semanas después del inicio de la invasión, el 24 de febrero. Según la ONU, 2.5 millones de ucranianos ya huyeron del país.
El ejército ucraniano declaró que las tropas rusas están concentrando sus esfuerzos en la capital, el puerto de Mariúpol, en el sureste del país, y varias localidades del centro, como Krivói Rog, Kremenchuk, Nikopol o Zaporiyia.
Las circunstancias son particularmente atroces en Mariúpol, en el mar de Azov, donde Médicos Sin Fronteras alertó de una situación "casi desesperada" con "cientos de miles de personas" sin agua ni calefacción tras doce días de asedio.
Las autoridades locales hablan de mil 500 civiles muertos y el Comité Internacional de la Cruz Roja alertó de que algunos residentes "han empezado a pelearse por la comida".
Tres misiles impactaron por la mañana de ayer en edificios civiles en la ciudad de Dnipro, destrozando una fábrica de zapatos y matando a un guardia de seguridad. Hasta ahora, esa ciudad industrial de un millón de habitantes era considerada relativamente segura, lo cual llevó a instalar un centro de coordinación de ayuda humanitaria y de recepción de desplazados.
"Hoy se suponía que debíamos acoger a gente que necesita mucho apoyo (...) Ahora no podemos ayudar a nadie", dijo Svetlana Kalenecheko, que vive y trabaja en una clínica dañada por el ataque.
Otras ciudades como Chérnígov (norte), Sumy (noreste) y Járkov (este sufrieron nuevos bombardeos que dañaron edificios de viviendas e infraestructuras de suministro de agua y electricidad.
Cerca de Oskil, en la región de Járkov, un establecimiento para personas con discapacidad fue blanco de los bombardeos, sin que se reportaran víctimas mortales.
En el sur, en la ocupada ciudad de Melitópol, su alcalde fue secuestrado por tropas rusas, según denunciaron el Parlamento de Ucrania y su presidente Volodimir Zelenski.
CRÍMENES DE GUERRA
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos alertó a Moscú que atacar zonas con civiles "puede constituir crímenes de guerra" y denunció el uso de bombas de racimo.
"Hay civiles muriendo y siendo mutilados en lo que parecen ser ataques indiscriminados", dijo su portavoz Elizabeth Throssell. Hasta el momento, este organismo ha registrado 564 civiles muertos y 982 heridos, aunque admite que el balance real es "considerablemente más alto".
Por su parte, Rusia anunció que los aeropuertos militares de Lutsk y IvanoFrankivsk, cerca de la frontera con Polonia, quedaron "fuera de acción".
El gobierno ruso prometió la apertura diaria de corredores humanitarios para que los ucranianos huyan de los combates y puedan llegar a Rusia, pero Ucrania se niega a evacuar a sus ciudadanos a Rusia y reclama corredores en sus fronteras.
El Kremlin apuntó que ciudadanos de Siria y de otros puntos de Oriente Medio podrían ser autorizados a combatir junto a las fuerzas rusas en Ucrania.
LA OFENSIVA NO DESCANSA