AFP, Europa Press, EFE y Reuters
WASHINGTON. El presidente estadounidense Joe Biden, el G7 y la Unión Europea, decidieron excluir a Rusia del régimen recíproco normal que rige el comercio mundial, lo que abre el camino para la imposición de aranceles punitivos contra Moscú en respuesta a la invasión de Ucrania.
En una declaración emitida en Berlín, los líderes del G7 confirmaron que cada uno de ellos "se esforzará" para negar a Rusia el estatus de nación más favorecida.
"Estados Unidos, nuestros aliados y socios continúan trabajando juntos para aumentar la presión económica sobre (Vladimir) Putin y aislar aún más a Rusia en el escenario mundial", dijo Biden este viernes en un discurso en la Casa Blanca,
Agregó que se tomaron "medidas adicionales para prohibir (el comercio con) sectores centrales de la economía rusa, en particular productos del mar, vodka y diamantes", entre otros.
También se ha prohibido la importación de otros productos rusos esenciales, como los cereales.
Poco después, la secretaria de Comercio de estados Unidos, Gina Raimondo, anunció la prohibición de las exportaciones de artículos de lujo a Rusia y Bielorrusia para evitar que "Putin y sus amigos continúen viviendo en la opulencia mientras causan un enorme sufrimiento en toda Europa del Este".
Moscú se beneficiaba hasta ahora de un estatus comercial de "nación más favorecida", que le permite el libre intercambio de algunos bienes y servicios. También ya no podrá obtener financiación de instituciones financieras multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Rusia se sumaría de esa manera a Cuba y Corea del Norte, los únicos países excluidos por la primera potencia mundial del principio de reciprocidad, base de la mayoría de las relaciones comerciales internacionales.
La crisis en Ucrania y las sanciones a Rusia ya están creando consecuencias serias en el sector alimentario. Por un lado, el aumento del precio de los alimentos que ha producido la guerra entre Ucrania y Rusia, dos importantes exportadores globales en el sector, está afectando ya a la ayuda humanitaria global que facilita el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, que se ha encarecido en un 50 por ciento.
"Actualmente tenemos que pagar 71 millones de dólares más cada mes por nuestras operaciones", destacó el portavoz del PMA Tomson Phiri, quien subrayó que la subida de costes "reduce nuestra capacidad para ayudar a los más necesitados en un año en el que el mundo afronta un año de hambre sin precedentes".