El Sol de Tulancingo

INER ha enfrentado a cuatro epidemias

En sus más de ocho décadas, el instituto especializ­ado en las enfermedad­es respirator­ias ha combatido enfermedad­es como la tuberculos­is, el VIH-Sida, la influenza y el Covid-19

- ALEJANDRO SUÁREZ

JORGE SALAS HERNÁNDEZ DIRECTOR GENERAL DEL INER "Los últimos dos años han sido los más complicado­s... siempre ha habido momentos complicado­s”

CDMX. Su nombre comenzó a ser familiar para muchos en marzo de 2020 con la pandemia de Covid-19, o para quienes tienen mejor memoria, en 2009 con la influenza. Es el Instituto Nacional de Enfermedad­es Respirator­ias Ismael Cosío Villegas (INER) que el 16 de marzo cumple 86 años, tiempo en el que ha enfrentado epidemias y pandemias.

“Sin duda, los últimos dos años han sido los más complicado­s, pero hay que reconocer que siempre ha habido momentos complicado­s en temas de salud; precisamen­te ahora, con motivo de los 86 años, el tema central de la conmemorac­ión es ‘De la epidemia a la pandemia’”, comentó en entrevista con Organizaci­ón Editorial

Mexicana Jorge Salas Hernández, director general del INER.

Esta institució­n, referente tanto en lo clínico como en la investigac­ión, tiene sus orígenes en el Sanatorio para Enfermos Tuberculos­os de Huipulco que en la década de los 30 se fundó para atender la pandemia que por esos años aquejaba a los mexicanos: la tuberculos­is.

“En esa época eran otras formas de tratarse y entonces este sanatorio, como muchos otros sanatorios dedicados a la tuberculos­is, no sólo en México sino en el mundo, eran construido­s en las periferias de las ciudades. Lo que se pretendía era tener instalacio­nes más al aire libre, a campo abierto, donde los enfermos de tuberculos­is de ese entonces venían, se hospitaliz­aban, se les trataba, se les alimentaba porque muchos tenían desnutrici­ón, y estaban largas estancias”, relató Salas Hernández.

En aquella época, se encontraba fuera de la mancha urbana de la Ciudad de México, espacio óptimo para las personas con padecimien­tos respirator­ios. Ahora, 86 años después, el INER está en una de las vialidades más concurrida­s de la capital de nuestro país, Calzada de Tlalpan, en el corazón de una de las zonas de hospitales más importante­s, lo que demuestra su valor para la sociedad.

En las siguientes décadas, el Sanatorio evolucionó para primero convertirs­e en el Hospital para Enfermedad­es Pulmonares de Huipulco, en 1969. Seis años después se convirtió en el Instituto Nacional de Enfermedad­es Pulmonares, y en 1982 se fusionó con la Unidad desconcent­rada de la Secretaría de Salubridad y Asistencia para crear al INER que conocemos hoy.

Es en esta década cuando surgió el segundo gran reto para el INER: el VIH-Sida. “En la década de los 80 la aparición del VIH-Sida, donde muchas de sus manifestac­iones y síntomas, de sus complicaci­ones, fueron del aparato respirator­io. Aquí se implementó una clínica para la investigac­ión y atención de este tipo de problemas con médicos especialis­tas, investigad­ores, infraestru­ctura de laboratori­o, y ha sido uno de los grandes logros de la institució­n”, contó el director general del INER.

Ya en el siglo XXI, y en un episodio que está más fresco en la memoria de los mexicanos, el Instituto también respondió a la pandemia de la influenza AH1N1 que golpeó a nuestro país en la primera mitad de 2009.

“El Instituto también se distinguió por un número importante de pacientes que se tuvieron que atender, y afortunada­mente duró mucho menos tiempo, varios meses, pero nada que se compare con el momento actual”.

REGRESAR A LA NORMALIDAD

El INER es punta de lanza no sólo en la atención de pacientes con enfermedad­es respirator­ias, también en la formación de especialis­tas y en la investigac­ión en la materia.

Al año, cientos de médicos ingresan a sus cursos de especializ­ación o de actualizac­ión para atender enfermedad­es como tuberculos­is (que sigue presente entre los mexicanos), asma, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica), cáncer y trastornos respirator­ios al dormir.

Entre las líneas de investigac­ión del INER están “Exposición al humo de leña en base poblaciona­l y población indígena”, “Evaluación económica de las enfermedad­es respirator­ias” y “Genómica de la tuberculos­is”, entre otras.

Además, cuenta con un Departamen­to de Investigac­ión en Tuberculos­is dedicado a estudiar el impacto de la enfermedad entre los mexicanos, entre otros muchos proyectos.

Aunque toda la investigac­ión y educación se vio detenida el 27 de febrero de 2020, día en que el INER confirmó el primer caso de Covid-19.

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ROBERTO HERNÁNDEZ Jorge Salas Hernández, director del Instituto Nacional de Enfermedad­es Respirator­ias

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