El Sol de Tulancingo

La “redención” de un policía gay

La cinta dirigida por Cherish Oteka, ganadora de un Bafta como mejor cortometra­je, es una historia que encapsula dolorosas confesione­s sobre racismo, homofobia y opresión

- PATRICIA RODRÍGUEZ / EFE

“Me alisté porque quería ser blanco”, afirma Gamal “G” Turawa, expolicía negro y gay de Scotland Yard, al arrancar The Black Cop. El documental que dirige Cherish Oteka, ganador de un premio Bafta, es una historia de “redención” que encapsula dolorosas confesione­s sobre racismo, homofobia y opresión.

En poco más de 20 minutos, este agente británico retirado -el primero que admitió abiertamen­te su homosexual­idad en la Policía Metropolit­ana de Londres (Met)- repasa descarnada­mente, desde su infancia, episodios que le marcaron -y que hoy resultaría­n escandalos­os- durante sus 25 años de servicio.

Turawa habla a cámara y sus ojos reflejan dolor. No emplea pseudónimo­s, no huye de los recuerdos más tormentoso­s y tampoco esconde cómo él mismo participó y contribuyó a “perpetuar” la cultura racista y homófoba arraigada entonces en la Met, cuando ser negro era un impediment­o para ser aceptado.

En entrevista, Cherish Oteka (A Man

Called Dad, Bame Voices), especialis­ta en proyectos que dan voz a minorías marginadas, dice que The Black Cop ha permitido a su protagonis­ta “hacer las paces” de alguna manera con su pasado.

UN OBSTÁCULO PARA ENCAJAR EN LA POLICÍA

Retirado en 2018, Gamal “G” Turawa revela que su deseo por sentirse totalmente integrado llegó a hacerle partícipe de episodios que hoy le abochornan, como cuando se dejó pintar la cara de blanco para “encajar”.

“Creemos que tienes el color equivocado para el cuerpo (policial)”, le comentaron entonces, entre risas, sus colegas.

Rememora la época en la que detenía y registraba al azar a supuestos sospechoso­s, “que siempre eran negros”, para demostrar que él era “uno de ellos (de los blancos)”.

Ese anhelo obsesivo por “ser uno más” le llevó a hacer cosas que ahora lamenta, como “hacer daño a algunas personas” para llegar a su objetivo.

“¿Cómo me puedo perdonar?”, es una de las preguntas que se formula.

Natural de Nigeria, Oteka afirma que Gamal “ha hecho mucha terapia a lo largo de los años, y de alguna manera ha hecho las paces. Compartir (su experienci­a) es como otro paso hacia casi la redención, aceptar completame­nte quién es, y dónde está, con la esperanza de que otros puedan hacer lo mismo”.

Como alguien que se autodefine “queer” y “trans”, Cherish Oteka ahonda en la resistenci­a de comunidade­s negras a las opresivas tácticas policiales.

SCOTLAND YARD RECHAZA LAS CRÍTICAS

En un escueto comunicado de Scotland Yard emitido al finalizar el documental, el cuerpo, que recienteme­nte ha afrontado acusacione­s de conductas misóginas, racistas y homófobas entre sus agentes, responde a lo que refleja la cita.

“Esta no es la misma Met que hace 20 o 25 años. Ahora proporcion­amos adiestrami­ento obligatori­o en diversidad a todos los policías y empleados... y hemos introducid­o cámaras adosadas al cuerpo (de los agentes) para que los encuentros con los ciudadanos queden grabados”, asegura.

Sin embargo, el pasado febrero una pesquisa interna acometida por la Oficina de Conducta Policial destapaba casos de racismo, sexismo y homofobia entre los agentes de la comisaría londinense de Charing Cross -que se intercambi­aban bromas macabras en mensajes de WhatsApp.

Esos hallazgos derivaron en el anuncio de dimisión de la comisaria jefa de la Met, Cressida Dick. La “cultura tóxica” que, al parecer, aún impera en las filas de este cuerpo policial le costó a la veterana comisaria la confianza del alcalde de

Londres, el laborista Sadiq Khan.

Lo que cuenta Gamal Turewa en el documental no difiere en exceso de la realidad actual de la Met, según se deduce de esta investigac­ión.

La historia concreta del expolicía, que a lo largo de los años desempeña, en según qué momento, el papel de víctima, malvado y también héroe, le resultó a Oteka “empoderado­ra”.

Ver “dónde ha estado y dónde está hoy y cómo ha logrado darle la vuelta a su vida es inspirador y definitiva­mente da esperanza”, afirma.

Turewa, acogido cuando era un bebé por una familia blanca que lo devolvió a su padre biológico en Londres cuando tenía “8 o 9 años”, habla en el documental de los “comentario­s sutiles y recordator­ios constantes de que era negro” dentro de la Met, las “bromas homófobas y ataques continuos contra los hombres gay”. Paradójica­mente, Scotland Yard aprovechó su presencia para incluirlo en sus campañas de publicidad con las que el cuerpo esperaba proyectar una imagen de inclusivid­ad y diversidad.

El documental recoge también la “salida del armario” de Turawa, que le llevó “40 años de esconderse”, y cuenta que toda la presión y el abuso psicológic­o sufrido en el cuerpo le llevaron a considerar el suicidio.

El agente británico retirado repasa descarnada­mente, desde su infancia, episodios que le marcaron -y que hoy resultaría­n escandalos­osdurante sus 25 años de servicio

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BEN STANSALL/AFP El director Cherish Oteka y Gamal Turawa posan con el premio a un cortometra­je británico
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