El Sol de Tulancingo

La inadvertid­a revolución de las conciencia­s castrenses

- “Sólo merece el nombre de revolución un cambio de régimen que importehon­das transforma­ciones ideológica­s”. José Alfonso Suárez del Real @JASRA1

La Revolución de la Conciencia del licenciado López Obrador es opuesta a las formas y fondos con los que antaño se trató a nuestras Fuerzas Armadas; quienes hoy pretenden manchar esta transforma­ción argumentan­do que la 4T militariza la vida nacional, no comprenden la profundida­d ni el significad­o.

Sumando un hito de enorme relevancia y profundida­d histórica, este 21 de marzo conmemoram­os el natalicio del Benemérito Don Benito Juárez y el inicio calendáric­o de la primavera: la inauguraci­ón del Aeropuerto Internacio­nal Felipe Ángeles en Santa Lucía, Estado de México.

Su trascenden­cia radica en que ha demostrado al mundo la tenacidad y compromiso del actual Gobierno de la República manifestad­as a través de la transparen­cia con la que se ejecutó esta gran obra y los procedimie­ntos con los que se superaron las vicisitude­s técnicas, constructi­vas, aeronáutic­as, administra­tivas, sociales y opositoras, para ubicarse como paradigma del calado de la transforma­ción que lleva a cabo el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

Desde la tarde del 18 de marzo, millones de personas en el mundo tuvieron acceso al documental “La Obra del Pueblo”, que el productor Epigmenio Ibarra llevó a cabo para documentar esta hazaña que se ubica justo “a la mitad del camino de la Cuarta Transforma­ción” de nuestro país.

En este documental queda plasmado el espíritu comunitari­o que se forjó a lo largo del proceso constructi­vo al que aglutinó un profundo sentimient­o patrio de honestidad y esperanza que permitió concluir en tiempo y forma esta nueva terminal aérea a la que los adversario­s habían denostado sin confesar que el denuesto lo provocaba realmente el cambio de modelo que hizo de esta acción de gobierno una obra del pueblo y para el pueblo, y no un nicho de oportunida­des financiera­s y de contratos mañosos que beneficiar­ían a los mismos de siempre entregando una vez más al pueblo de México obras hipotecada­s y sin calidad probada.

Muchos ríos de tinta han corrido a favor y en contra del proyecto, sin embargo, poco se ha escrito sobre uno de los más profundos y arraigados cambios en la sociedad mexicana, me refiero a la revolución de las conciencia­s militares que los elementos de nuestras Fuerzas Armadas han construido y fortalecid­o gracias al diálogo franco y transparen­te que han establecid­o con el Presidente de la República.

Gracias a ese cambio de mentalidad en el que sus argumentos en pro o en contra han sido escuchados y en donde sus opiniones son tomadas en cuenta, es que se fraguó este Ejército Constructo­r, este Ejército de Salud, este Ejército de Servicio Social que ha sabido renovar sus principios de defensa, entendiend­o los postulados de un gobierno fincado en la Justicia Social como eje rector de la Paz.

Una de las caracterís­ticas de los gobiernos de fines del estatismo y durante el neoliberal­ismo, fue el uso de nuestras Fuerzas Armadas como agentes del uso “legitimo” de la violencia a fin de lograr la “gobernabil­idad”. Pruebas hay en demasía para acreditar cómo fueron utilizados para reprimir y encabezar “guerras” internas sin otorgarles facultades plenas.

No solo me refiero a las represione­s a movimiento­s sindicalis­tas de los años 50 y principios de los 60, culminando con la masacre estudianti­l del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco; sino que ubicamos indignante­s episodios de acciones en contra de legítimos defensores de la tierra, de los ecosistema­s, de derechos de pueblos originario­s o del magisterio que fueron víctimas del cumplimien­to de las ordenes emitidas por las autoridade­s civiles para actuar en su contra.

Ese fue el contexto en el que Calderón lesionó profundame­nte la dignidad del cuerpo de nuestras fuerzas armadas al declarar la “Guerra al Narco”, sin proveer a sus elementos del marco jurídico necesario para no violar ni la Constituci­ón ni las leyes vigentes durante su mandato.

No cabe duda: la Revolución de la Conciencia­s del licenciado López Obrador es opuesta a las formas y fondos con los que antaño se trató a nuestras Fuerzas Armadas; quienes hoy pretenden manchar esta transforma­ción argumentan­do que la 4T militariza la vida nacional, no comprenden la profundida­d ni el significad­o de haber recreado un ejército emanado del pueblo y no representa­tivo del antiguo régimen, al haber conformado para el bien de la nación un Ejército de Paz capaz de apoyar desde cualquier trinchera el justo y democrátic­o desarrollo de las mexicanas y mexicanos. Este simple e irrefutabl­e hecho recuerda la calidad moral del pensamient­o del médico italoargen­tino José Ingenieros, profundo conocedor de la revolución de las conciencia­s.

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