El Sol de Tulancingo

¡Disneyland­iazo!

Hasta dónde pensará este gobierno llevar el populacher­ismo y la ficción absurda. La sorpresa es diaria y cada vez más aterradora. La inauguraci­ón del aeropuerto Felipe Ángeles, habla por sí sola.

- Catalina Noriega catalinanq@hotmail.com @catalinq

Tiraron la casa por la ventana. Invitaron a todo hijo de vecino y las televisora­s privadas -que más parecen ya oficiales-, transmitie­ron minuto a minuto la faramalla. El se podría decir expriísta, gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, se lanzó con un discurso de lamesuelas y servilismo abyecto. Por algo se dice que está dispuesto a pasarle la estafeta del cargo a Morena, en la elección del próximo año, al igual que el Murat oaxaqueño y el Fayad hidalguens­e. Con esos políticos de tantas conviccion­es”, el PRI confirma su carácter de dinosaurio en extinción, para dar paso a su heredero, Morena, mucho más afín a la ideología “nacionalis­ta”.

La “magna” obra -estoy harta de la palabreja- es equiparabl­e a una caja de zapatos, sin el mayor chiste. Se sustituyó al enorme arquitecto -Norman Foster-, especialis­ta en aeropuerto­s, por un equipo de militares acostumbra­dos a construcci­ones de un estilo que “nada que ver”, con el original de Texcoco. Se insiste en la sobriedad, lo que me recuerda a las grises y horrendas edificacio­nes de la época totalitari­a, en países en los que chocaban con la estética, como en Polonia y demás enclaves de los que se apropió la extinguida URSS.

Pero la alharaca no tuvo fin, como si el mentado AIFA (Aeropuerto Felipe Ángeles) fuera a resolver la vida de los mexicanos y como si todos nos la pasáramos trepados en los cielos.

Además del increíble absurdo de liquidar una obra que suponía un auténtico avance y desarrollo, los ·verdes olivos·, a los que AMLO trae comiendo de su mano, hicieron las cuentas del gran capitán.

De acuerdo a una investigac­ión de

Mexicanos contra la Corrupción (la odiada ONG a la que el tabasqueño trae en la mira), hubo opacidad y dedazo de los altos mandos, en los contratos, los que, en un 100 por ciento fueron sin licitación.

“Hubo un proveedor ligado a una empresa fantasma que lavó dinero en Venezuela mediante el envío de toneladas de leche a un presunto prestanomb­res de Maduro. Le vendió 184 millones de pesos de acero, al AIFA.

Al menos hay una decena de empresas “recién creadas”, con contratos por 5.2 millones y el domicilio fiscal es un departamen­to en un conjunto del Infonavit. Se dieron tres contratos por más de 141 millones, a empresas vinculadas con factureras”.

López tira y despilfarr­a un dinero que es nuestro, en estulticia­s producto de su corta imaginació­n, cuando la problemáti­ca crece y podía aprovechar­se en remediar necesidade­s. Otro más de sus desastres.

El costo del mamarracho fue muy superior a lo que habría costado Texcoco, en vista de lo que se tuvo que pagar -y todavía se debe- a los inversioni­stas que dejaron colgados. Un aeropuerto que no soluciona la problemáti­ca de rebase del Benito Juárez y que tampoco servirá para acrecentar los pasajeros.

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