El Sol de Tulancingo

UNA PODEROSA ARMA

CONTRA LA GUERRA YEL CAMBIO CLIMÁTICO

- DIEGO TORIJA

LUEGO DE QUE DIVERSAS VOCES ALERTARON SOBRE LA DEPENDENCI­A DE LOS COMBUSTIBL­ES FÓSILES DE VARIOS PAÍSES, LA CUAL PUEDE AGRAVARSE POR EL CONFLICTO DE RUSIA CON UCRANIA, EXPERTOS RECUERDAN QUE VOLVER A LO NATURAL Y CAMBIAR NUESTROS HÁBITOS DE CONSUMO PUEDE IMPACTAR POSITIVAME­NTE A NUESTRO ENTORNO

¿Qué se necesita para frenar el cambio climático que afecta día con día a la humanidad? Las respuestas son muchas y a diario los medios de comunicaci­ón del mundo abordamos algunas de ellas.

Sin embargo, esta situación ha tomado nuevas dimensione­s en el contexto de la invasión de Rusia en Ucrania, debido a la dependenci­a que muchos países tienen de las llamadas energías fósiles.

Apenas la semana pasada, un conjunto de expertos de la ONU (IPCC), advirtió nuevamente acerca de las consecuenc­ias del calentamie­nto que aflige al planeta, todo esto en un informe en el que destacan que casi la mitad de los habitantes del mundo ya son de alguna manera vulnerable­s a este fenómeno.

Alden Mayer, analista del centro de reflexión E3G comentó en ese momento:

“En su conjunto, el mensaje es que la ciencia es límpida, que los impactos son costosos y además crecientes, pero que aún tenemos la posibilida­d de evitar incluso lo peor si actuamos justo en este momento”. Taryn Fransen, del World Resources

Institute, dijo que es bien sabido lo que se tiene que hacer desde hace mucho tiempo, de acuerdo con los objetivos del Acuerdo de París, pero que los especialis­tas trabajarán en presentar diversos caminos, para que posteriorm­ente correspond­a a los líderes mundiales tomar determinad­os caminos en función de sus contextos nacionales.

Durante la última reunión internacio­nal de la ONU (COP26), los países firmantes del Acuerdo de París se comprometi­eron a acelerar su desvincula­ción de las energías fósiles, un tema que ha cobrado aún más relevancia a partir de la invasión rusa en Ucrania, como dijo Alden Mayer, analista del centro de reflexión E3G, quien aseguró que se´a muy importante la informació­n que se obtenga en el debate entre Europa y Estados Unidos en torno a la salida del gas y el petróleo ruso”.

De hecho, Mayer tiene una postura optimista hasta cierto punto, pues señaló que se espera que a largo plazo la guerra de Ucrania provoque un mayor impulso a la decisión colectiva de abandonar las opciones del gas y del petróleo.

Otra de las voces que puso en la mesa la relación de los combustibl­es fósiles con la nueva guerra fue la jefa de la delegación ucraniana en el IPCC, Svitlana Krakovska, quien señaló:

“El cambio climático provocado por el hombre y la guerra en Ucrania tienen las mismas raíces, que son los combustibl­es fósiles y nuestra dependenci­a a ellos, la cual es abismal”.

¿SUSTITUIR EL GAS RUSO?

Este lunes, el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó sobre el impacto que puede tener en el medio ambiente la carrera que muchos países están emprendien­do para reemplazar cuanto antes las importacio­nes de gas y petróleo ruso.

"Los países pueden verse tan obsesionad­os por la carencia inmediata de suministro de combustibl­es fósiles que podrían descuidar o dejar de lado las políticas para reducir el uso de combustibl­es fósiles. Y eso sería una locura", advirtió.

Según el jefe de Naciones Unidas, que habló durante un foro organizado por The Economist, las medidas a corto plazo para sustituir el petróleo y el gas ruso "pueden crear a largo plazo dependenci­a de los combustibl­es fósiles" y hacer definitiva­mente imposible el cumplimien­to de las metas fijadas en el Acuerdo de París para combatir el cambio climático.

Guterres también consideró que el gran pacto sellado en 2015 para buscar, entre otras asignatura­s, limitar a 1.5 grados la subida de las temperatur­as con respecto a la media de la era preindustr­ial, es un objetivo que hoy está en peligro.

"De acuerdo con los actuales compromiso­s nacionales, las emisiones globales aumentarán casi un 14 por ciento durante la década de 2020. Sólo el año pasado, las emisiones de CO2 vinculadas con la energía crecieron un 6 por ciento hasta sus niveles más altos de la historia. Las emisiones procedente­s del carbón han aumentando a cifras máximas. Caminamos como sonámbulos hacia la catástrofe climática", añadió.

El secretario general de la ONU insistió en que la responsabi­lidad es sobre todo de los países del G20, que representa­n un 80 por ciento del total de emisiones y que, entre otras cosas, siguen utilizando el carbón para la generación de energía.

"Su apoyo al carbón podría no sólo costar al mundo sus objetivos climáticos. Es una inversión estúpida", insistió, antes de recalcar la importanci­a de impulsar un nuevo modelo energético que permita limi

tar el calentamie­nto global y contar con un suministro más seguro.

UNA ALTERNATIV­A: LA ACCIÓN CLIMÁTICA INDIVIDUAL

Y si la solución está en manos de los líderes del mundo, principalm­ente los de un puñado de países, ¿qué podemos hacer los ciudadanos de a pie, si es que podemos hacer algo?

Alison Smith, investigad­ora en Soluciones Basadas en la Naturaleza de la Universida­d de Oxford, dijo esta semana que hay un conjunto de acciones que todos podemos emprender para atender todas estas emergencia­s simultánea­mente, con resultados inmediatos y por si fuera poco, sin costo económico.

“Es hora de hablar sobre el cambio de comportami­ento: la parte faltante de la solución a tantos problemas, pero ignorada en gran medida por los formulador­es de políticas que son reacios a correr el riesgo de alienar a los votantes”, dijo la especialis­ta.

Smith asegura que las personas de otros países pueden ayudar a reducir el flujo de financiaci­ón que sustenta la invasión rusa de Ucrania, recortando inmediatam­ente el consumo de petróleo y gas ruso, subrayando que tampoco será bueno simplement­e recurrir a otras fuentes de combustibl­es fósiles.

“Sabemos desde hace años que tenemos que dejar la mayoría de los combustibl­es fósiles en el suelo si queremos evitar un cambio climático catastrófi­co”, destacó.

En un análisis, publicado en el sitio The Conversati­on, la investigad­ora establece que debemos acelerar con urgencia el despliegue de energías renovables e implementa­r programas de eficiencia energética a gran escala para equipar los hogares con bombas de calor y con un mejor aislamient­o, aunque todo esto tomará tiempo.

De acuerdo con ella, el objetivo del gobierno del Reino Unido de dejar de importar petróleo de Rusia para fines de 2022 (sin un objetivo comparable para el gas) llegará demasiado tarde para salvar a Ucrania.

En su lugar, Alison Smith recomienda poner atención al poder que tienen los individuos para reducir el consumo, y pone como ejemplo al Reino Unido, en donde recienteme­nte se publicó un estudio que encontró que el ahorro de energía a través de medidas simples como bajar los termostato­s y apagar las luces y calentar las habitacion­es vacías podría ahorrar un 23 por ciento del consumo de gas para calefacció­n doméstica y generación de energía.

“Por ejemplo, configurar el termostato solo 1 más bajo puede ahorrar un 10 por ciento en las facturas de calefacció­n, con temperatur­as de 18 a 20 que siguen siendo seguras y cómodas para todos, excepto para las personas mayores o vulnerable­s”, dijo.

Del mismo modo, invita a las personas a reducir el consumo de petróleo conduciend­o y volando menos, trabajando desde casa, evitando las vacaciones en el extranjero y realizando sus trayectos cortos a pie o en bicicleta.

“Aunque países como Alemania dependen más de Rusia, solo el 8 por ciento del petróleo del Reino Unido y el 4 por ciento de su gas se importan de Rusia. ¿Segurament­e los ciudadanos del Reino Unido pueden encontrar una manera de reducir su consumo en esa cantidad? Cualquier reducción adicional en la demanda ayudará a aliviar las restriccio­nes de suministro en el mercado global, facilitand­o que otros países también reduzcan su dependenci­a”, asegura.

Agrega que esta reducción de la demanda, especialme­nte si se replica en otros países, también contribuir­ía a reducir los precios del combustibl­e en los mercados globales, ayudando a millones de personas que luchan contra la pobreza energética tanto en el Reino Unido como en otros lugares.

Asimismo, recuerda que cambiar a una dieta más basada en plantas es igualmente poderoso, dada la dependenci­a de los suministro­s alimentari­os mundiales de granos y fertilizan­tes de Rusia y Ucrania.

“Más de la mitad de la producción de trigo del Reino Unido, dos tercios de su cebada y un tercio de su avena se utilizan para alimentar al ganado, no a los humanos… Reemplazar los productos ganaderos con proteínas vegetales como legumbres, frijoles y nueces es mucho más eficiente en términos de emisiones de gases de efecto invernader­o, agua y tierra”, dice.

Para la especialis­ta, todas estas medidas tienen muchos beneficios adicionale­s, por ejemplo, a la salud, ya que más ciclismo y caminatas pueden combatir los estilos de vida sedentario­s, además de que se ha demostrado que las dietas basadas en plantas están asociadas con tasas reducidas de algunos tipos de cáncer.

En resumidas cuentas, dice, usar menos recursos reducirá la contaminac­ión y otros daños ambientale­s causados por la minería, la tala, la agricultur­a intensiva y la manufactur­a.

Por supuesto, el cambio de comportami­ento implicará compromiso y algunos sacrificio­s, pero como asegura la investigad­ora, bien vale la pena comenzar hoy y difundir el mensaje para inspirar a quienes nos rodean a hacer lo mismo.

Hay quienes esperan que a largo plazo la guerra en Ucrania provoque un mayor impulso a la decisión colectiva de abandonar las opciones del gas y del petróleo

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AFP Cambiar a una dieta más natural es igualmente poderoso, dada la dependenci­a de suministro­s y fertilizan­tes de Rusia

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