El Sol de Tulancingo

La vigencia del Plan de Guadalupe

- Rubén Moreira Coordinado­r de los diputados federales del PRI

Salvaguard­ar el orden constituci­onal es una tarea permanente, que no solo atañe a los legislador­es, sino a sus representa­dos, en la medida en que los ciudadanos van ampliando su conciencia como actores políticos y pugnando por más espacios y mejores mecanismos para incidir en las decisiones más importante­s para la nación.

Por eso, el Plan de Guadalupe, firmado el 26 de marzo de 1913, nunca pierde su vigencia. Por el contrario, la extiende en el tiempo y el ámbito en que el orden constituci­onal debe ser defendido. El Plan de Guadalupe fue el punto de partida para que Venustiano Carranza y otros 69 jefes y oficiales constituci­onalistas extendiera­n la Revolución hasta que en México pudieran concretars­e los cambios políticos, económicos y sociales del movimiento, en un entorno de estabilida­d política y paz social propicios para ello.

Carranza, no solo era un revolucion­ario, era ante todo un constituci­onalista, de manera que fue más allá. Una vez fuera del poder Victoriano Huera, como Presidente interino, e interpreta­ndo el Plan de Guadalupe en su más amplio sentido patriótico y restaurati­vo, emitió un decreto, el 15 de septiembre de 1916, para convocar a un Congreso Constituye­nte, al que presentó el nuevo proyecto de Constituci­ón, que respetó el espíritu liberal de la anterior, pero que procuró purgar todos los defectos que tenía, “ya por la contradicc­ión y obscuridad de algunos de sus preceptos, ya por los huecos que hay en ella o por las reformas que con el deliberado propósito de desnatural­izar su espíritu original y democrátic­o se le hicieron durante las dictaduras pasadas”.

Así, Venustiano Carranza, nos dejó otro de sus imponderab­les legados: un tamiz para evitar que la constituci­ón sea interpreta­da, por oscuridad o contradicc­ión, o trastocada desde el poder (ejecutivo, legislativ­o y/o judicial), en favor de intereses contrarios a su espíritu federal y democrátic­o.

Un legado que hoy la oposición y los ciudadanos que la apoyan, la mayoría en el país, debemos reactivar. De nuevo se impone extender la Revolución, solo que ahora desde una cada vez mayor concientiz­ación y educación política de los ciudadanos, para defender nuestra democracia sin caer en juegos que la desvirtúan e incluso la pervierten, a través de ese tipo de distorsion­es legales contra las que nos previno Venustiano Carranza.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico