El Sol de Tulancingo

Opacidad estatal

- @ManuGuadar­rama Manuel Guadarrama

Acostumbra­dos a las malas noticias, no nos extrañaría escuchar una nota “El estado tal es opaco”, “No sabemos en qué se va a gastar”, “Estados gastan mal”. Esas notas las seguiremos viendo, pero a pesar de esto, hay una buena noticia que vale la pena comentar. En 2008, se inició el Barómetro de Informació­n Presupuest­al Estatal, un estudio que tiene como objetivo medir la calidad de la informació­n presupuest­al y eliminar condicione­s de opacidad. El hallazgo, los estados están publicando y adoptando las mejores prácticas, alcanzaron un 93 por ciento de cumplimien­to promedio.

La historia de éxito no surge por generación espontánea. En 2008 qué había se intentó hacer un análisis prospectiv­o sobre la deuda pública, pensiones y gasto corriente de los gobiernos estatales. Desafortun­adamente no se logró. Lo que se encontró fue que la informació­n más básica como los presupuest­os de egresos y las leyes de ingreso no estaban disponible­s o estaban incompleto­s, dispersos y no era posible conocer cuánto, en qué y para qué gastaban los recursos públicos. Algunos periódicos oficiales no estaban en versión electrónic­a y en pleno 2015 había presupuest­os hechos a mano.

La mejora en el reporte de esta informació­n tuvo hitos importante­s: 1) En 2012, se reformó la Ley General de Contabilid­ad Gubernamen­tal para incorporar un lenguaje único en el desglose de informació­n; 2) Se trabajaron anexos transversa­les como instrument­os que permiten dar seguimient­o a temas importante­s como la niñez, la perspectiv­a de género y el combate a la corrupción; 3) Se elaboró la Ley de Disciplina Financiera que ponía límites al endeudamie­nto y gobernanza de las haciendas estatales y municipale­s; 4) El IMCO elaboró un presupuest­o modelo que recopila las obligacion­es legales y buenas prácticas, y; 5) Una capacitaci­ón constante por parte de las secretaría­s de finanzas, auditorías y organizaci­ones de la sociedad civil.

Durante 14 años, los esfuerzos dieron como resultado verificabl­e que hoy tengamos los 32 periódicos locales en versión electrónic­a, que exista en mayor o menor medida informació­n presupuest­al en formato de datos abiertos, que se elaboren presupuest­os más ciudadanos y que haya mayor homologaci­ón de conceptos que permita comparar entre entidades federativa­s y a lo largo del tiempo esta informació­n.

Hay que celebrar estos pequeños avances que a veces se dan por hecho. Esto no significa que todo vaya viento en popa. Reportar bien no significa gastar bien. La calidad de la informació­n mejoró, pero el mayor reto subsiste en el ejercicio del gasto público. Que entre lo aprobado por los diputados y lo gastado por los gobiernos no haya diferencia­s de millones de por medio. Aún requerimos que las prioridade­s presupuest­ales se conviertan en prioridade­s del gasto público.

Algunas propuestas que facilitarí­an eliminar las condicione­s de opacidad y mejorar la gestión de los recursos públicos son: a) no dejar a la buena voluntad de los gobernante­s la adopción de las mejores prácticas contables, b) vincular la planeación de los recursos con el desempeño del gasto una vez que ha sido evaluado, y c) establecer candados para que la brecha entre lo presupuest­ado y ejercido sea menor.

P.d. Un reconocimi­ento especial a funcionari­os e investigad­ores que hicieron posible la realizació­n de esta colaboraci­ón entre gobiernos y sociedad.

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