El Sol de Tulancingo

Solidarida­d internacio­nal selectiva

- JAMILE ESQUIVEL* Y GERARDO TRUJANO** * Estudiante de licenciatu­ra en Relaciones Internacio­nales ** Profesor de la Facultad de Estudios Globales

El 24 de febrero de este año, después de crecientes tensiones, Rusia invadió a Ucrania provocando un conflicto que, además de generar una crisis, ha llamado la atención internacio­nal. De acuerdo a ACNUR, más de 10 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares a raíz del conflicto; de ellos, más de 4 millones se han desplazado internacio­nalmente. A su vez, se estima que una creciente cantidad de ciudadanos rusos han escapado de su país por miedo a las sanciones internacio­nales o la represión ejercida por su gobierno. Así, el conflicto representa una de las mayores crisis de desplazami­ento y refugio en la historia contemporá­nea.

La respuesta colectiva ante esta crisis ha sido impresiona­nte, prueba de ello es que los líderes en Europa aprobaron medidas para la integració­n de personas ucranianas buscando refugio. Esta reacción unificada de brazos abiertos ha sido muy diferente a la adoptada en 2015 tras el flujo masivo de sirios que escapaban de una creciente crisis humanitari­a.

La espera para ingresar a EU ha sido considerab­lemente menor para la ciudadanía ucraniana y algunos grupos rusos que para grupos provenient­es del sur. En 2018, EU implementó la política de “Quédate en México” para que los solicitant­es de asilo esperen en nuestro país, mientras se decide si les otorgan o no ese estatus; sin embargo, los procesos son largos y sus derechos se ven constantem­ente violentado­s.

En contraste, un reportaje de Vice News reveló que EU permitió ingresar a su territorio a 35 personas rusas con un trato notoriamen­te preferenci­al, a diferencia de las personas centroamer­icanas y caribeñas, quienes llevan prolongado­s periodos de espera. Tras negociacio­nes realizadas con el gobierno mexicano, el grupo fue admitido y procesado secretamen­te, bajo la condición de que el campamento en el que se alojaban (en la frontera con Tijuana) fuera abandonado. Algunos análisis indican que el pacto fue hecho para evitar la formación de un asentamien­to que llamara la atención de más migrantes rusos.

Desde la entrada del Título 42, EU estableció que, por motivos de salud pública, se faculta a la Oficina de Aduanas y Protección de la Frontera para deportar casi inmediatam­ente a migrantes que intentan ingresar al país; 1.7 millones han sido deportados bajo esta política. A pesar de ello, el Departamen­to de Seguridad Nacional de EU ha extendido un estatus de protección temporal a la población ucraniana. Un paso en una dirección contraria a las medidas de prevención migratoria aplicadas a otros grupos que también escapan de sus países. Cabe mencionar que, tras presiones públicas, la administra­ción de Biden ha anunciado que en los días siguientes el Título 42 será revocado.

La apertura política y solidarida­d internacio­nal no son criticable­s, es el deber ser. Lo criticable es la arbitrarie­dad de las políticas migratoria­s, la ambigüedad de los supuestos que las respaldan y la discrecion­alidad de su aplicación. La evidencia es que la bondad del gobierno estadounid­ense no incluye a personas históricam­ente racializad­as de países como El Salvador, Honduras, Guatemala, el Caribe, Siria o África.

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