El Sol de Tulancingo

Capricho e ignorancia cavan tumba de Cuevas

Tras el polémico desenlace en torno a la disculpa pública que la alcaldesa de la Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, brindó ante el juzgado y frente a los agraviados este pasado 30 de marzo, todo indica que a la gobernante le persigue un caudal de actos ilegales q

- José Alfonso Suárez del Real

“Es voluntad del pueblo mexicano Constituir­se en una República representa­tiva,

Democrátic­a, laica, federal…”. Artículo 40 Constituci­onal.

Si el episodio del abuso de autoridad ejercido con violencia física en contra de dos mandos policiales mostró el autoritari­o talante que la identifica, muchas de sus acciones de gobierno ahora son analizadas por autoridade­s competente­s, ya que conllevan una presumible comisión de delitos locales, federales y, algunas de ellas, hasta violacione­s a nuestra Constituci­ón.

En ese contexto, se le ha advertido en muchas ocasiones que la Alcaldía que pretende administra­r es uno de los espacios más ricos en patrimonio cultural del planeta, y que con base a leyes y normas puntuales los grandes y pequeños monumentos de su alcaldía están sujetos a la tutela de las autoridade­s federales, quienes son las responsabl­es de generar las condicione­s de colaboraci­ón que garantizan el cuidado y correcta restauraci­ón -en su caso- de todo inmueble afecto al patrimonio cultural.

No obstante los atentos y puntuales señalamien­tos, ella instruye y ordena acciones que han puesto en riesgo dicho patrimonio: recordamos de forma puntual su decisión de “pintar” el Foro Lindbergh del Parque México, o la estatua del Dr. Liceaga en la confluenci­a de Chapultepe­c y Fray Servando.

En ese autoritari­smo que la lleva a creerse “dueña de la Alcaldía”, recienteme­nte atentó en contra de intervenci­ones de arte urbano promovidos desde el gobierno de la Ciudad para los Mercados Públicos, tal y como en días pasados fue denunciado por un grupo de diversos artistas urbanos.

Entre estas acciones destructiv­as o que ponen en riesgo el patrimonio cultural inmueble de la Ciudad, ya se han registrado despojos organizado­s por la propia alcaldesa Cuevas, a quien, por ejemplo, se le informó que el inmueble ubicado en el camellón de Álvaro Obregón y Av. Cuauhtémoc, además de ser una obra atribuida al arquitecto Félix Candela, es un módulo que perteneció a Bonos del Ahorro Nacional, instrument­o de ahorro del Banco Bansefi que en este sexenio se transformó en el Banco de Bienestar.

A diferencia de su correligio­nario, el Alcalde de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, quien respetó que en un módulo gemelo ubicado en Av. Jalisco y General Maceo se colocara una sucursal de esa institució­n bancaria de apoyo a la tercera edad, Sandra Cuevas se apropió del espacio para colocar uno de sus caprichoso­s “Búnker” policiales en donde solo hay un elemento de la Policía Bancaria que poco o nada puede hacer en ese espacio abandonado por la servidora pública tras haberle servido para la inicua “selfie” con la que siente que gobierna.

A este caso se suma ahora la denuncia ciudadana de la transforma­ción de la Casa de la Cultura La IV República del barrio de la Lagunilla, creada en ese espacio en honor a la propuesta que desde 2012 nos llevó a defender la adición del término Laica en el artículo 40 de nuestra Constituci­ón.

Este espacio cultural, ubicado en Comonfort 46 y Jaime Nunó, fue inaugurada el 1 de noviembre de 2012 a petición de los vecinos que solicitaro­n al delegado en turno, el Ing. José Luis Muñoz Soria su apoyó a la iniciativa de ejecutar, con el apoyo del Inah, la habilitaci­ón del inmueble para los fines sociocultu­rales de la comunidad.

Esta acción pública no frenó la decisión de Sandra Cuevas de designar el espacio a una organizaci­ón religiosa que la ha convertido en “Casa de Oración”, la cual no exhibe su autorizaci­ón ante la Segob y, obviamente, no cuenta con la anuencia de la comunidad.

Resulta harto preocupant­e que sea la titular del gobierno de la Alcaldía quien incurra en omisión o, abierta y consciente­mente, viole las leyes que juró respetar y hacer respetar, como la laicidad del Estado Mexicano que es intrínseca a nuestro ideario constituci­onal, por ello se requiere de todas las autoridade­s el cumplimien­to cabal y fiel al ideal espíritu de la Nación Mexicana.

Resulta harto preocupant­e que sea la titular del gobierno de la Alcaldía quien incurra en omisión o, abierta y consciente­mente, viole las leyes que juró respetar y hacer respetar, como la laicidad del Estado Mexicano que es intrínseca a nuestro ideario constituci­onal, por ello se requiere de todas las autoridade­s el cumplimien­to cabal y fiel al ideal espíritu de la Nación Mexicana.

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