DESAPARECIDOS ENTRE ESCOMBROS DE KIEV
BORODIANKA. Con los ojos enrojecidos por el cansancio y las lágrimas, Antonina mira fijamente la excavadora que hurga en los escombros de un edificio de Borodianka, una ciudad cercana a Kiev transformada en un campo de ruinas por los bombardeos rusos.
Su hijo vivía ahí, en el tercer piso, y está desaparecido. Ella vive en otro edificio que se libró de las bombas. Para esta madre de 65 años, la espera es insoportable.
El 1 de marzo, la aviación rusa lanzó una bomba sobre este edificio de cinco pisos que tiene tres entradas. En cuestión de segundos, 10 apartamentos se convirtieron en un montón de cemento y hierros retorcidos. La parte central del edificio dejó prácticamente de existir. En su lugar hay un inmenso agujero.
"Había gente en esos apartamentos, era de noche", recuerda Antonina, sentada, sola, en una silla, en un rincón de lo que fue hace poco un pequeño jardín en la parte trasera del edificio, en una especie de comunión con su hijo desaparecido.
Con la barbilla entre las manos, que sujetan a su vez un bastón y con gesto pensativo y triste, mira a las máquinas levantar enormes pedazos de pared para dejar paso a los socorristas, que buscan entre las piedras.
"Las personas que estaban en los dos bloques de casas de los extremos resultaron heridas pero están vivas. Esas casas no tuvieron la estructura dañada, pero los que estaban en la parte central están todos muertos", dice la mujer.
Desde el 1 de marzo no tiene noticias de su hijo Yuri, de 43 años. "Tal vez logró salir, tal vez está herido, pero tal vez está ahí. No lo sé", solloza la mujer señalando al edificio en ruinas.
La zona está sembrada de restos de vidas sesgadas: zapatos, un libro, una pistola de agua, cojines, ropa y tres peluches alineados: un oso, una jirafa y un hipopótamo. Un colchón cuelga en un árbol.
En la planta baja, en uno de los dos bloques de este edificio que aún se mantienen en pie, Liubov Iaremenko acaba de colocar en lo que fue su terraza, un gran sofá marrón, que recubre con un plástico para protegerlo de la lluvia. Es prácticamente el único mueble que ha logrado recuperar de su casa de cuatro habitaciones.
"Nos quedamos mucho tiempo en los sótanos. Durante un mes y medio aquí, después corrimos a otro subsuelo al otro lado de la calle, bajo las bombas (...) Me caí, me hice mucho daño en las costillas", cuenta esta mujer de unos 70 años, cansada y aún conmocionada.
"Parece que había una familia con niños aquí en un sótano, pero los rescatistas aún no han podido llegar a él", explica.
Recorrer los dos kilómetros de la calle principal de Borodianka es caminar entre ruinas y desolación.
Según el presidente Volodimir Zelenski, la situación en esta localidad es "más horrible" y en ella hay "más víctimas" que en Bucha, ciudad a las afueras de Kiev, en la que decenas de civiles murieron.
En Borodianka, han sido recuperados hasta ahora 26 cadáveres en los escombros de dos edificios de apartamentos, dijo la fiscal general Iryna Venediktova.