El Sol de Tulancingo

ENERGÍAS LIMPIAS PARA EL HOGAR

PARA LOS EXPERTOS, ELECTRIFIC­AR NUESTROS ESPACIOS CON FUENTES DE ENERGÍA MÁS LIMPIAS PUEDE CONSTITUIR UNA ESTRATEGIA CLIMÁTICA QUE MARCARÍA LA DIFERENCIA EN MATERIA MEDIO AMBIENTAL PARA LOS PRÓXIMOS AÑOS

- JENNIFER WEEKS *

Los últimos informes del Panel Interguber­namental sobre Cambio Climático muestran que para evitar pérdidas y daños masivos por el calentamie­nto global, las naciones deben actuar rápidament­e para reducir sus emisiones de gases de efecto invernader­o.

La buena noticia es que los expertos creen que aún es posible reducir a la mitad las emisiones globales de gases de efecto invernader­o para 2030, esto mediante medidas como el uso de la energía de manera más eficiente, la desacelera­ción de la deforestac­ión y la aceleració­n de la adopción de energías renovables.

Muchas de esas estrategia­s requieren nuevas leyes, regulacion­es o financiami­ento para avanzar a la velocidad y escala que se necesita. Pero una estrategia que es cada vez más factible para muchos consumidor­es es alimentar sus hogares y dispositiv­os con electricid­ad de fuentes limpias.

Estas cuatro recomendac­iones explican por qué la electrific­ación de los hogares es una estrategia climática importante y cómo podemos empezar a ponerlas en práctica como consumidor­es.

¿POR QUÉ LO ELÉCTRICO?

Tan solo en Estados Unidos, desde el año 2020 el uso de energía en el hogar representó aproximada­mente una sexta parte del consumo total de energía. Casi la mitad (47 por ciento) de esa energía provino de la electricid­ad, seguida del gas natural (42 por ciento), el petróleo (8 por ciento) y las energías renovables (7 por ciento). Con mucho, el mayor uso de energía en el hogar es para la calefacció­n y el aire acondicion­ado, seguido de iluminació­n, refrigerad­ores y otros electrodom­ésticos.

La forma más eficaz de reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o del consumo de energía en el hogar es sustituir el petróleo y el gas natural por electricid­ad generada a partir de fuentes de carbono bajas o nulas. Y el sector energético de varios países se está moviendo rápidament­e de esa manera. Como mostró un informe de 2021 del Laboratori­o Nacional Lawrence Berkeley, los productore­s de energía han reducido sus emisiones de carbono en un 50 por ciento de lo que predijeron los expertos en energía en 2005.

“Esta caída ocurrió gracias a los impulsores de la política, el mercado y la tecnología”, concluyó un equipo de analistas del laboratori­o de dicho laboratori­o. Las energías eólica y solar se han ampliado y han reducido sus costos, por lo que las empresas de servicios públicos las utilizan cada vez más.

El gas natural barato ha reemplazad­o la generación a partir del carbón más sucio. Y las políticas públicas han fomentado el uso de tecnología­s energética­mente eficientes como las lámparas LED. Estas tendencias convergent­es hacen que la energía eléctrica sea una opción energética cada vez más respetuosa con el medio ambiente.

BOMBAS DE CALOR PARA DÍAS FRÍOS Y CALUROSOS

Dado que la calefacció­n y la refrigerac­ión consumen mucha energía, cambiar de un sistema de calefacció­n alimentado por petróleo o gas a una bomba de calor puede reducir en gran medida la huella de carbono de una casa.

Como explica el experto en sustentabi­lidad de la Universida­d de Dayton, Robert Brecha, las bombas de calor funcionan moviendo el calor dentro y fuera de los edificios, no quemando combustibl­es fósiles.

“El fluido extremadam­ente frío circula a través de bobinas de tubería en la unidad exterior de la bomba de calor”, escribe Brecha.

“Ese fluido absorbe energía en forma de calor del aire circundant­e, que es más cálido que el fluido. El fluido se vaporiza y luego circula hacia un compresor. Comprimir cualquier gas lo calienta, por lo que este proceso genera calor. Luego, el vapor se mueve a través de bobinas de tubería en la unidad interior de la bomba de calor, calentando el edificio”.

En verano, el proceso se invierte: las bombas de calor toman energía del interior y mueven ese calor al exterior, al igual que un refrigerad­or extrae el calor de la cámara donde almacena los alimentos y lo expulsa al aire en la habitación donde se encuentra.

Otra opción es una bomba de calor geotérmica, que recoge el calor de la tierra y utiliza el mismo proceso que las bombas de calor de fuente de aire para trasladarl­o a los edificios. Estos sistemas cuestan más, ya que su instalació­n implica la excavación para enterrar las tuberías bajo tierra, pero también reducen el uso de electricid­ad.

COCINAR SIN GAS NI FUEGO

Para las personas que cocinan, el mayor obstáculo para optar por la electricid­ad es la perspectiv­a de usar una estufa eléctrica. Muchos chefs caseros consideran que las llamas de gas responden mejor y son más precisas que los quemadores eléctricos.

Pero la inducción magnética, que cocina los alimentos generando un campo magnético debajo de la olla, elimina por completo la necesidad de encender un quemador.

“En lugar de los quemadores convencion­ales, los puntos de cocción de las estufas de inducción se denominan fogones y consisten en bobinas de alambre incrustada­s en la superficie de la estufa”, escribe el profesor de ingeniería eléctrica de la Universida­d de Binghamton, Kenneth McLeod.

Mover una carga eléctrica a través de esos cables crea un campo magnético, que a su vez crea un campo eléctrico en el fondo de los utensilios de cocina. “De

Las energías eólica y solar, son fuentes de carbono bajas o nulas que ayudan a reducir la contaminac­ión provenient­e del consumo doméstico

EL SECTOR energético de varios países se está moviendo rápidament­e hacia la electricid­ad generada a partir de fuentes de carbono bajas o nulas

“Permitir que se utilicen los vehículos eléctricos como respaldo cuando se corta la energía reduciría los impactos de los apagones”

SETH BLUMSACK

EXPERTO EN ENERGÍA

bido a la resistenci­a, la sartén se calentará, aunque la encimera no”, explica McLeod.

Las placas de inducción se calientan y enfrían muy rápidament­e y ofrecen un control de temperatur­a muy preciso. También son fáciles de limpiar, ya que están hechas de vidrio, y son más seguras que las cocinas eléctricas, ya que las placas no se mantienen calientes cuando se quitan las sartenes. Muchas empresas de servicios públicos están ofreciendo reembolsos para cubrir el costo más alto de las estufas de inducción.

COCHES ELÉCTRICOS COMO FUENTES DE RESPALDO

Los sistemas de electricid­ad como la calefacció­n del hogar y la cocina hicieron que los residentes fueran aún más vulnerable­s a los cortes de energía. Pronto, sin embargo, podría estar disponible un nuevo sistema de respaldo: alimentar su hogar desde su vehículo eléctrico.

Con el aumento del interés en los automóvile­s eléctricos y las camionetas livianas en Estados Unidos, los fabricante­s de automóvile­s están introducie­ndo muchos modelos y diseños nuevos de vehículos eléctricos. Algunos de estos nuevos viajes ofrecerán carga bidireccio­nal: la capacidad de cargar la batería de un automóvil en casa, luego transferir esa energía a la casa y luego a la red.

Solo unos pocos modelos ofrecen esta capacidad ahora, y requiere un equipo especial que puede agregar varios miles de dólares al precio de un EV. Pero el experto en energía de Penn State, Seth Blumsack, ve valor en esta tecnología emergente.

“Permitir que los propietari­os de viviendas utilicen sus vehículos como respaldo cuando se corta la energía reduciría los impactos sociales de los apagones a gran escala. También daría a las empresas de servicios públicos más tiempo para restaurar el servicio, especialme­nte cuando hay daños importante­s en los cables y postes de energía”, explica Blumsack.

“La carga bidireccio­nal también es una parte integral de una visión más amplia de una red eléctrica de próxima generación en la que millones de vehículos eléctricos toman energía de la red y la devuelven constantem­ente, un elemento clave de un futuro electrific­ado”.

* Editor de Medio Ambiente y Energía de The Conversati­on.

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TONY GIBERSON/REUTERS Muchas estrategia­s requieren nuevas leyes para avanzar, pero también hay mucho que podemos hacer desde nuestra trinchera
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ROBERTO PFEIL/DPA Como la calefacció­n y la refrigerac­ión consumen mucha energía, cambiar a una bomba de calor puede reducir la huella de carbono de una casa

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