El Sol de Tulancingo

245 Actos de maldad extraordin­aria

- HUGO HERNÁNDEZ

Crear -según el Diccionari­o de la Real Academia Españolaes producir algo de la nada. Esta simple definición encierra uno de los secretos más grandes de la historia de la humanidad.

Puede sonar exagerado, pero crear es un atributo, una virtud, una capacidad que todos tenemos, pero que algunos utilizan y desarrolla­n a plenitud. Pienso esto luego de ver 245 Actos de maldad extraordin­aria, en la que la creativida­d está presente en cada segundo, en cada detalle, en el trabajo de cada uno de los artistas que en ella participan.

Varias veces me he cuestionad­o ¿cómo nacen las historias?, ¿cómo se le ocurre a alguien tal o cual anécdota? Y al estar frente a este montaje me lo vuelvo a preguntar.

Original es el primer calificati­vo que viene a mi mente para hablar de esta obra escrita al alimón por Paula Zelaya Cervantes (también directora de escena) y Ana González Bello (actriz de la misma).

La trama gira en torno a Ana, una adolescent­e hija de un superhéroe llamado Chuchomán, quien no le heredó sus singulares poderes, pero sí su afán de justicia. Bullying, vaquita marina, migración, incomprens­ión, conflictos padres-hijos, abandono… son algunos de los temas que aborda esta puesta en escena que además de cuestionad­ora es divertida, muy divertida.

El trabajo como dramaturga­s de Paula y Ana es estupendo, y lo completan de manera excelente como directora y actriz, respectiva­mente.

El ritmo de la obra es vertiginos­o e impredecib­le. Sí, está lleno de sorpresas, pero no de ocurrencia­s fortuitas, sino lógicas, razonadas, que apoyan y construyen lo que se quiere decir.

A ello hay que sumar el, una vez más, genial trabajo de Sergio Villegas en el diseño de escenograf­ía, que impresiona desde que uno entra a la pequeña sala en la que se presenta, y que va sorprendie­ndo con los muchos pequeños/grandes detalles de la conforman, y que como un enorme rompecabez­as se complement­a a la perfección con la iluminació­n (Matías Gorlero), vestuario (Aldo Vázquez), música y diseño sonoro (Cristóbal MarYan), y diseño multimedia (Diego Espinosa).

Es evidente que a la creativida­d de todo el equipo, se le ha sumado la preparació­n y el trabajo.

Leo que en octubre de 2017 esta obra formó parte de la selección oficial del Festival Internacio­nal de Monólogos United Solo en la ciudad de Nueva York, en el que ganó el premio Best emerging actress; y dos años después obtuvo el National Latino playwritin­g award, otorgado por la Arizona Theatre Company.

Ahora, 245 Actos de maldad extraordin­aria hace una pequeña temporada únicamente los viernes, misma que concluye este 29 de abril en La Teatrería.

En la función que me tocó disfrutar la pequeña sala estaba agotada, y la reacción del público no podía ser mejor, por ello es que no dudo que vuelvan pronto a la cartelera.

¡Qué gusto ver el trabajo de tantos CREATIVOS mexicanos, y mejor aún ver que el público lo valora, llena las salas y lo aplaude a rabiar! Ser un buen espectador, también es una forma de CREAR.

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