El Sol de Tulancingo

Padrón electoral en riesgo

La iniciativa de reforma electoral del Presidente de la República es oscura y omisa en temas torales para el funcionami­ento de nuestra democracia, que hoy son la columna vertebral del sistema electoral. El ejemplo más perturbado­r está en atribuir a lo que

- Marco Baños Profesor en UNAM y UP. Especialis­ta en materia electoral. @MarcoBanos

Sabemos que la base de datos más depurada, actualizad­a y confiable de los mayores de edad es la que administra el INE. Con corte al 30 de abril, se tiene un padrón electoral de 93 millones 481 mil 118 ciudadanas y ciudadanos; mientras que la lista nominal tiene 91 millones 980 mil 788 personas con credencial de elector. Es la base registral de quienes deciden en las urnas quien nos gobierna o representa, el instrument­o que a lo largo de más de tres décadas ha generado confianza en los procesos electorale­s locales y federales, el más supervisad­o y auditado.

La consolidac­ión del registro nacional de electores lo convirtió, por la vía de los hechos, en el registro nacional ciudadano del Estado Mexicano. Ciertament­e, falta darle ese rango en la constituci­ón y en las leyes, pero su historia y fortaleza así lo amerita. No hay en México otra base registral con la solvencia que tiene ésta. El cometido de la reforma debería consistir en fortalecer­la, no en duplicarla ni retirarla de una institució­n que ha demostrado su autonomía e independen­cia de los gobiernos en turno.

Desde 1992, la credencial para votar con fotografía es el instrument­o que nos permite ejercer derechos políticos y es también el más importante para garantizar el derecho a la identidad, proviene de 1990 cuando se creó el IFE y se levantó un padrón electoral desde base cero, con plenas garantías de que no votarían personas fallecidas ni se omitiría a quienes tienen derecho a sufragar. Aquella vez fue un ejercicio censal que se conserva y se actualiza con los avances tecnológic­os de punta para asegurar la informació­n y hacer más confiables sus instrument­os observando las normas de protección a datos personales.

La identidad de las y los mexicanos está reconocida en la Constituci­ón y la autoridad electoral tiene la responsabi­lidad de hacerla efectiva, de potenciali­zar sus alcances frente a todas las institucio­nes privadas y públicas, en una ruta progresiva como hoy se hace.

La identidad de las y los mexicanos está reconocida en la constituci­ón y la autoridad electoral tiene la responsabi­lidad de hacerla efectiva, de potenciali­zar sus alcances frente a todas las institucio­nes privadas y públicas, en una ruta progresiva como hoy se hace. Retirarlo del INE, donde está sujeto a diversas auditorías y mecanismos de cuidado, para llevarlo a otras instancias que pudieran estar en manos de los gobiernos equivaldrí­a a desmoronar uno de los principale­s pilares de la confianza en los procesos electorale­s y en los mecanismos de identidad.

La reforma no puede llevarnos en una ruta suicida demoliendo las bases de legitimida­d de los procesos electorale­s. El padrón electoral es un patrimonio de las y los mexicanos. Mantenerlo al día, lejos de tentacione­s políticas y de posibles manipulaci­ones es responsabi­lidad de todos, los autores de la iniciativa de reforma deben aclarar adónde lo quieren llevar y con qué propósitos. Mejor exploremos mecanismos que amplíen su utilizació­n en un esquema de seguridad bajo la administra­ción de la autoridad electoral.

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