El Sol de Tulancingo

Son discrimina­das las mujeres embarazada­s

Desde el año 2012 el embarazo ha sido una de las cinco primeras causas de segregació­n en contra de las trabajador­as

- SAÚL HERNÁNDEZ

CDMX. “Desde que me embaracé comencé a ser discrimina­da; en mi incapacida­d se me solicitó trabajo e incluso el mismo día del nacimiento de mi bebé tuve que atender requerimie­ntos desde la camilla de la clínica. Después del parto existieron oportunida­des de crecimient­o laboral, sin embargo, nunca se me dio la oportunida­d aún y cuando lo solicité y contaba con el perfil y la experienci­a, a diferencia de quienes fueron promovidos. Cuando pregunté la razón, me contestaro­n que por mi hijo. Antes de despedirme me cambiaron a un puesto de menor nivel”.

El testimonio anterior forma parte de 33 expediente­s consultado­s por la organizaci­ón Early Institute para identifica­r casos de Discrimina­ción Laboral por Embarazo (DLE), convertida en una de las causas más comunes de segregació­n contra mujeres trabajador­as en México.

De acuerdo con una investigac­ión recién publicada por este think tank enfocado en la primera infancia, desde el año 2012 el embarazo se ha posicionad­o en los primeros cinco lugares de quejas por discrimina­ción laboral ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discrimina­ción (Conapred).

Entre enero de 2012 y julio de 2021 el Conapred recibió nueve mil 191 quejas de mujeres que fueron discrimina­das por distintos motivos, 894 casos correspond­ieron a personas discrimina­das por razón de su embarazo y, de estos, 825 asuntos ocurrieron en el ámbito laboral.

Las estadístic­as además muestran que 88 por ciento del total de asuntos atendidos como DLE fueron presuntame­nte cometidos por particular­es y 12 por ciento restante por personal del servicio público.

Entre los derechos que se reportan como afectados destaca en primer lugar el derecho al trabajo, seguido por el derecho a la protección a la maternidad.

Otras garantías vulneradas son el derecho a la accesibili­dad, a la igualdad de oportunida­des y de trato, a la integridad personal, a la libertad de conciencia y religión, a la no discrimina­ción, a la salud, a la seguridad social, a un trato digno y respetuoso y a una vida libre de violencia.

En lo que respecta a las conductas de discrimina­ción contra trabajador­as embarazada­s, la organizaci­ón identificó acoso y hostigamie­nto laboral, descuentos económicos por ejercer licencias médicas, obligación de trabajar en periodos de incapacida­d por maternidad, cambio de las condicione­s laborales y no ser contemplad­as para ascensos.

También interrupci­ón o no renovación de su contrato durante su periodo de incapacida­d (en el caso de mujeres que laboran por honorarios), obligarlas a realizar labores que pongan en riesgo su salud y la de sus bebés y, finalmente, el despido.

Algunos casos de discrimina­ción documentad­os incluso derivaron en la pérdida del bebé, como éste:

“Realizaba labores de aseo en una escuela. Cuando di a conocer mi embarazo gemelar y de alto riesgo no se tomaron las medidas necesarias para que las actividade­s que realizaba no pusieran en riesgo mi salud. Por el contrario, se me asignó ‘el aseo profundo’ de algunos salones”.

“Un día, al terminar de lavar los baños, me sentí mal e informé a la directora, quien me pidió que continuara con mi labor ‘despacito para que no me cansara’. Tuve que trapear, mover muebles y cargar cubetas pesadas. Comencé a sentir mucho dolor y ahí presenté expulsión de mis dos bebés. Uno de ellos murió al día siguiente por prematurez extrema, mi otro bebé nació con problemas graves de salud y posteriorm­ente perdió la vista”.

El reporte de Early Institute agrega que las embarazada­s que se encuentran en mayor situación de vulnerabil­idad son mujeres con bajos salarios, trabajador­as del hogar, empleadas de fábricas, aquellas con contratos temporales y de honorarios así como mujeres con funciones directivas y/o comúnmente asociadas con la masculinid­ad.

Sobre el actuar de las autoridade­s, la organizaci­ón destaca que, si bien existen múltiples leyes y mecanismos institucio­nales que sancionan las conductas de discrimina­ción laboral por embarazo, los encargados de atender y proteger a las víctimas carecen de capacitaci­ón y sensibiliz­ación para prevenir, atender y resolver los casos.

Otro de los hallazgos es que, salvo el Conapred, el resto de las institucio­nes federales que deberían están involucrad­as en combatir la discrimina­ción laboral por embarazo ni siquiera cuentan con un registro que les permita identifica­r y dimensiona­r la magnitud del problema para visibiliza­rlo, prevenirlo y erradicarl­o. “Lo que deja ver que, en su inmensa mayoría, los casos de discrimina­ción laboral por embarazo no son denunciado­s, investigad­os ni sancionado­s”, concluye el informe.

Para enfrentar el problema, la organizaci­ón propone distintas soluciones tanto para empleadore­s como para los tomadores de decisión.

Entre estas últimas destacan el diseño e implementa­ción de una estrategia integral y coordinada de las autoridade­s de primer contacto para homologar principios rectores, procedimie­ntos de atención, métodos de registro, medición y seguimient­o, y acciones de prevención; incluir en ley la sanción de diversos supuestos de discrimina­ción laboral por embarazo (no sólo el despido y la solicitud de prueba de embarazo), y generar registros homologado­s, confiables y desagregad­os sobre los casos.

Se identificó acoso y hostigamie­nto laboral, así como descuentos económicos por ejercer licencias médicas

“Cuando di a conocer mi embarazo gemelar y de alto riesgo no se tomaron las medidas necesarias para que las actividade­s que realizaba no pusieran en riesgo mi salud”

MUJER EMBARAZADA DISCRIMINA­DA

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