Vienen nuevos ajustes geopolíticos
El proceso para el ingreso formal de Finlandia y Suecia a la Organización del Tratado Atlántico Norte, como consecuencia directa de la invasión de Rusia a Ucrania, ha generado la reacción inmediata del gobierno de Vladimir Putin, al expresar que dicha pos
Como sucede con las potencias geopolíticas y militares, estas tienen en sus orígenes, propensiones expansionistas, que de manera cíclica se presentan. Tales son los caso de China, India, Estados Unidos y por supuesto Rusia; el caso que nos ocupa y que atiende a reclamos históricos de control territorial y marítimo, aludiendo a lejas épocas, sirven de base para reclamar identidades culturales y más peligroso aún, étnicas. Así, la posibilidad de la incorporación de Finlandia y Suecia a la Alianza Atlántica, es vista y con razón, como una amenaza directa a los intereses nacionales de Rusia y en consecuencia, prepara una respuesta para que, conforme a su órbita vital geográfica, ese paso, no se concrete.
En medio de esa muy peligrosa y creciente polarización, nuestro país, de forma lógica, aumenta proyección al mismo tiempo, que sus compromisos con la construcción de la paz. En efecto, en medio de la polémica generada por la postura del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para que no haya un solo país excluido de la invitación a la reunión de Las Américas a mediados del mes que entra, debe considerarse desde nuestro país, que esa postura afectará en la dinámica político electoral, al Presidente Joseph Biden. Como sabemos los comicios de medio término, son el 8 de noviembre y están en juego las mayorías en el Congreso y por lo tanto al continuidad o no de la preeminencia del Partido Demócrata.
La visión de los reacomodos en la geopolítica, de ninguna forma pueden quedar anclados a la inmediatez o a los intereses de corto plazo, pues persistir en esa ruta, limita las capacidades de negociación, cuando están en juego, sin exagerar, la viabilidad física de varios países, tal y como lo estamos observando. Al menos hay una buena noticia: en Jefe del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, el General Lloyd Austin y el Ministro de Defensa de Rusia, Sergey Shoygu, ya establecieron comunicación.
En el pulso que hay entre la Casa Blanca y el Kremlin, cualquier afectación interna a las capacidades políticas de los líderes, puede o repercute en proyección internacional.