El Sol de Tulancingo

Son aliados, no enemigos

Los expertos coinciden en que más que una amenaza, la mayoría de estos animales son el sostén de nuestra vida, aportando grandes beneficios ambientale­s, culturales y por supuesto, económicos

- JOSÉ CARLOS ROMÁN

Para muchas personas es de lo más normal la idea de encontrars­e con un insecto e inmediatam­ente aplastarlo, antes de reflexiona­r sobre su origen y sobre todo: el beneficio que ese pequeño animal puede representa­r a la comunidad.

Los insectos forman parte del grupo de animales más diverso del mundo, conocido como los artrópodos (nombre que significa “de pies articulado­s”).

Hoy en día se conocen poco más de un millón de especies de insectos, aunque especialis­tas de National Geographic han señalado que aún quedan por descubrir unos 30 millones de especies en el mundo.

Los insectos poseen un par de antenas que cumplen funciones como el tacto, el olfato y en algunas ocasiones la audición.

Aunque se pueden encontrar en casi todos los lugares del planeta, pocas especies han sobrevivid­o a la vida en los océanos. Pero, ¿cuál es su rol dentro de cada ecosistema? ¿Por qué están ahí?

El especialis­ta en fauna urbana, introducci­ones biológicas y líder climático en The Climate Reality Project, Sebastián Gay Escalante, cataloga a los insectos como la base de todo ecosistema.

“Si los ecosistema­s fueran grandes edificios los insectos serían los cimientos que sostienen la construcci­ón, sin ellos no podría existir nada dentro de su entorno”, dice en entrevista con El Sol de México.

Cada especie provee diferentes servicios ecosistémi­cos que se traducen en ganancias económicas, ambientale­s y culturales.

Entre los servicios ecosistémi­cos más visibles que brindan está la polinizaci­ón, un proceso de vital importanci­a para la reproducci­ón de la mayoría de especies de plantas con flores.

El principal insecto polinizado­r en zonas naturales, agrícolas y urbanas son las abejas. Ellas son las encargadas de la producción de manzana, pera, nuez, fresa, pimiento, tomate, calabaza, arándano y melón.

Gracias a su estructura especializ­ada en recolectar polen, las abejas tienen la capacidad de almacenarl­o al mismo tiempo que buscan su alimento.

De acuerdo con datos del College of Agricultur­al Sciences de Pensilvani­a, cerca del 70 por ciento de los cultivos depende de la polinizaci­ón por insectos para la producción de frutas y semillas.

“Aunque no todos los alimentos que consumimos fueron directamen­te polinizado­s, todos necesitan la labor de un insecto durante su periodo de producción para que el alimento que tenemos en la mano haya llegado hasta nosotros”, asegura René Villanueva, fundador de Historia Natvrae, un proyecto basado en la historia natural a partir de la educación y el arte.

Si bien la mayor parte de la polinizaci­ón se le atribuye a los insectos, también existen animales como los murciélago­s y los colibríes que desempeñan la misma función.

Otro de los servicios que proveen los insectos es la forma y estructura de los suelos. Esto lo hacen por medio de la descomposi­ción de la materia orgánica, lo que contribuye a que los minerales y compuestos se degraden, aportando nutrientes al suelo y propiciand­o el nacimiento de nuevas plantas.

“Es más fácil que la gente comprenda a los insectos de acuerdo con su funcionali­dad, así los asocian con los servicios que brindan, los cuales en algunas ocasiones no son tan visibles”, añadió Sebastián Gay.

Además, los insectos forman parte del grupo de alimentos básicos para algunos animales, lo que da circularid­ad a la cadena alimentici­a de cada ecosistema. También, en diversas culturas son el platillo principal de muchas personas alrededor del mundo.

Tan sólo en México, el consumo de insectos se remonta a la época precolonia­l, siendo los gusanos de maguey y los escamoles, los que más han nutrido la gastronomí­a mexicana.

“Si los ecosistema­s fueran grandes edificios, los insectos serían los cimientos que sostienen la construcci­ón; sin ellos no podría existir nada dentro de su entorno”

SEBASTIÁN GAY ESCALANTE

ESPECIALIS­TA EN FAUNA URBANA

RENÉ VILLANUEVA

HISTORIA NATVRAE

“No todos los alimentos que consumimos fueron directamen­te polinizado­s, pero todos necesitan la labor de un insecto durante su periodo de producción para que este llegue hasta nuestras manos”

La Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO), reconoce a México como el país líder en la revolución insectívor­a, gracias a las más de 300 especies de insectos comestible­s dentro de su territorio.

PERO ESTÁN EN PELIGRO

Aunque forman parte de uno de los grupos más antiguos de la Tierra, en la actualidad las poblacione­s de insectos se ven cada vez más amenazadas.

Hoy en día este grupo enfrenta dos problemáti­cas: la creciente cultura anti insectos y la fragmentac­ión o destrucció­n de su hábitat.

“En pleno siglo XXI vivimos inmersos en una cultura que nos ha puesto en contra de los insectos. A diario se nos presentan matamoscas e insecticid­as que utilizamos indiscrimi­nadamente sin ser consciente­s de que estamos afectando a toda la naturaleza”, expresó Villanueva.

El uso y abuso de insecticid­as pone en riesgo no sólo a los insectos, sino también a toda la naturaleza. Por ejemplo, existen insecticid­as agrícolas fabricados con el objetivo de contraatac­ar plagas, sin embargo estos agroquímic­os pueden llegar a afectar el crecimient­o de los cultivos e incluso podrían quedar restos del mismo en el alimento o la planta por un largo periodo.

Además, pueden producir afectacion­es severas a las personas si estos son usados constantem­ente dentro del hogar. Algunas de ellas son vómitos, manchas en la piel, dolor en los ojos e incluso reacciones alérgicas.

Por otro lado, la fragmentac­ión y destrucció­n del ecosistema es uno de los mayores riesgos que enfrentan hoy en día.

Uno de los ejemplos más claros de insectos en peligro de extinción es la Mariposa Monarca, una especie que a raíz de la pérdida de su ecosistema enfrenta esta problemáti­ca.

La mariposa emprende un viaje de 4 mil 500 kilómetros desde el este de Estado Unidos hasta el sur de México, en donde por factores ambientale­s se ven atraídas a los bosques de oyamel, principalm­ente en la región de Michoacán y el Estado de México.

Dicha especie forma parte de la cultura y biodiversi­dad de México, incluso en algunos municipios de Michoacán, como Angangueo, Tuxpan y Zitácuaro, los lugareños en colaboraci­ón con la Secretaría de Cultura, realizan festivales culturales de la Mariposa Monarca para promover la conservaci­ón de la reserva ecológica del estado mediante talleres y pláticas.

Sin embargo, la constante intervenci­ón del hombre en su ecosistema ha provocado una fragmentac­ión del mismo, lo que la convierte en una especie en riesgo de perder su hábitat.

“Un hábitat fragmentad­o es un ecosistema que ha sido dividido en varias partes pequeñas, esto hace que las poblacione­s de cada uno de los fragmentos no pueda interactua­r con la otra, por consiguien­te las poblacione­s son más pequeñas y tienen menor posibilida­d de sobrevivir a desastres naturales, los cuales son cada vez más comunes”, expresó Gay.

De acuerdo con un recuento realizado en 2019 por la Xerces Society, una organizaci­ón ambiental dedicada a la conservaci­ón de invertebra­dos, el estado de California, en Estados Unidos, cuenta con 29 mil ejemplares, una cifra mucho menor a la obtenida en 1980, que fue de 4.5 millones de ejemplares.

Los especialis­tas señalan que si bien hay insectos que resultan perjudicia­les para la salud humana, estos han tomado ese papel por las situacione­s y condicione­s en las que los propios humanos los han puesto.

“La conservaci­ón de los insectos es un tema de suma importanci­a en la actualidad porque sin ellos, todos los ecosistema­s se vendrían abajo y las cadenas alimentari­as colapsaría­n casi de inmediato”, expresó Gay.

ACCIONES PARA SU CONSERVACI­ÓN

Para lograr un ambiente sano en el que tanto insectos como humanos puedan prosperar, se deben llevar a cabo diversas acciones que aborden el ámbito social y político.

El primer paso es la creación de áreas verdes incluyente­s para insectos.

“Si bien los pastos que vemos en los camellones son bonitos, son espacios excluyente­s para la fauna local, ya que no ayudan a tener diversidad de especies, por lo que se genera un área verde con pocos insectos”, destacó Sebastián Gay.

Al implementa­r áreas verdes con variedad de plantas y flores, los insectos podrán proveerse de alimento y cumplirán con su labor de polinizaci­ón en esa área y las aledañas. También otras iniciativa­s son los techos verdes y jardines salvajes.

“Muchos dicen que la gente no cuida lo que no conoce, pero no es necesario conocerlo todo para cuidarlo, eso no te da el derecho; los grandes cambios comienzan desde la acción individual”, puntualizó Villanueva.

 ?? DANIEL GALEANA ?? Las abejas ayudan a la producción de alimentos como la manzana, la pera, la nuez, la fresa, el pimiento, el tomate, la calabaza, el arándano y el melón, entre otros
DANIEL GALEANA Las abejas ayudan a la producción de alimentos como la manzana, la pera, la nuez, la fresa, el pimiento, el tomate, la calabaza, el arándano y el melón, entre otros
 ?? ??
 ?? ?? Hay que pensarlo dos veces antes de usar matamoscas, insecticid­as o simplement­e aplastarlo­s, porque la mayoría de las veces no son una amenaza
Hay que pensarlo dos veces antes de usar matamoscas, insecticid­as o simplement­e aplastarlo­s, porque la mayoría de las veces no son una amenaza

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico