La masacre de cada semana
Estados Unidos tiene una dilatada, violenta y dolorosa historia en lo que se refiere a ese tipo de delitos. De acuerdo con los estudios especializados, la mayor parte de ellos, están relacionados con motivaciones de carácter racial, en sentido estricto, su base es el racismo.
Esto se observa claramente en las masacres de Buffalo y Uvalde. El perpetrador incluso, puede ser parte de la misma comunidad afectada, como en el caso de Dallas, en donde el perpetrador era también de ascendiente mexicano, identidad que compartía la enorme mayoría de las víctimas. Otro aspecto siniestro que comparten los asesinos, es la forma en que de una forma u otra, en las distintas redes digitales de comunicación, dan a entender o de plano anuncian la acometida que preparan para realizar la masacre. Allí está la que ha sido la más sangrienta en Las Vegas, que se saldó con poco más de 75 muertos y 875 heridos en un concierto musical en octubre de 2017. El denominador común es la adquisición reciente de las armas para con todo detalle, programar la forma de actuar.
De allí que aparezcan fotografías o videos, en donde los perpetradores van dando pistas para la comisión de sus terroríficos actos.
La utilización de fusiles de asalto y de repetición, es otra variable compartida para realizar los asesinatos colectivos. También la armas cortas aparecen en los lugares de los crímenes, pero predominan las de alto poder. La facilidad para adquirirlas, ha sido desde 2004, uno de los principales problemas que las autoridades federales de los Estados Unidos han enfrentado desde entonces. En efecto, debido sobre todo, a la reacción social ante los atentados de septiembre de
2001, el entonces presidente Georges
Bush hijo, no ratifico la ley que prohibía la venta de fusiles al ciudadano común. No lo hizo Barack Obama, desde luego, tampoco Donald Trump y veremos si con los recientes y dramáticos acontecimientos, hay una posibilidad de que se vuelva aplicar.
Para México es un asunto en verdad prioritario, es decir, retomar la prohibición de la venta de fusiles. Los estudios demuestran con toda claridad, como a partir de 2004, la presencia de esas armas en las manos de la delincuencia organizada de nuestro país, ha ido de forma paralela creciendo en las tasas y estadísticas de violencia. Y es allí en donde de forma inexplicable, en los argumentos de la demanda judicial del gobierno mexicano para el control en la venta de armas en los Estados Unidos, no se haya argumentado hasta el momento, que la misma sociedad de ese país, se vería beneficiada al aplicarse ciertos controles para evitar masacres y sus muy lastimosos efectos.
Se abre un nuevo debate en torno las características psicológicas y de la procedencia social de los asesinos: ambiente familiar, relaciones en la escuela, en el trabajo así como sus relaciones con amigos, vecinos y otros círculos sociales. Predomina la desadaptación.